Diccionario de los simbolos del Tarot S - V
El símbolo es el intermediario entre una cosa conocida y otra desconocida. Por las imágenes y los símbolos el hombre toma conciencia de su ser en el mundo, es decir, que por ellos esa conciencia se conforma, y entonces se hace posible el Conocimiento. Los símbolos tradicionales de la Ciencia y el Arte Sagrados, han sido específicamente diseñados para promover la comprensión de otras realidades que esos mismos símbolos atestiguan y revelan. Y es por su intermedio que puede seguirse una vía ordenada y gradual en pos del Conocimiento. Este camino, cuajado de imágenes y experiencias, es llamado la Vía Simbólica.
Desde el comienzo debemos distinguir entre símbolo y alegoría. El símbolo representa una energía, una ideafuerza, que él plasma, formal o sustancialmente. La alegoría no se corresponde con esa energía. El símbolo se refiere siempre a sí mismo, a lo que él es por su propia naturaleza. La alegoría, soslayando el tema, y de continuo equívoca, a lo que las cosas pueden, o podrían ser, en un mundo de supuestos. Siempre a algo distinto de lo que en realidad es, cualquier cosa que esto fuere, o de cualquier manera que se manifestare.
S
Sacerdotisa. La diosa blanca, y la negra, representan dos aspectos polarizados de una misma entidad. Isis con velo o Isis develada son la misma sabia entidad sacerdotal que ampara a todas las mujeres y que ellas reproducen en sus hijos. La tierra oculta, es decir la diosa negra, o la de color blanco, manifestada, son aspectos de una sabiduría tradicional que toma a lo femenino como depositario del misterio, o de los secretos del arte generativo. La sacerdotisa esconde todas sus manifestaciones exteriores para de ese modo callar el secreto de la fecundación universal. El arcano número II es un agente secreto del Sí Mismo.
Sol. Astro rey, luminaria de la vida, que se produce mediante las dos energías que emana: luz y calor. Sin el sol, la vida orgánica no sería, y esto lo han sabido de manera unánime todos los pueblos que han sido y son en el mundo. Símbolo del poder y de la realeza, en alquimia se le asocia al Oro, en hermetismo al fuego, y en todos los casos a la fuente existencial. El Sol ha sido siempre una realidad evidente que jamás podrá perder actualidad pese a la estupidez de los contemporáneos. Si no existiera el sol, habría que inventarlo, lo cual sucede en muchos mitos tradicionales de distintos pueblos. Siendo la imagen visible de lo trascendente, la tradición hermética lo toma como centro de su cosmogonía, indicando una y otra vez la necesidad de trasponerlo.
Sombrero. Es signo de energías superiores, aquellas que se ubican simbólicamente sobre la cabeza, y en este sentido se relaciona con la corona y los cuernos (ver). Como sirve para resguardar del sol, el aire y el agua, es símbolo de protección. En las láminas I y XI, El Mago y La Fuerza, observamos un sombrero similar, con la forma de un 8 apaisado, símbolo del movimiento continuo. Este sombrero aparece también en varias figuras de la Corte.
T
Tiara. De manera análoga a la corona (ver), la tiara manifiesta poder, fuerza y autoridad. Existe sin embargo una diferencia: mientras la tiara es la expresión de la autoridad espiritual y energía mágica (en el caso de Merlín, por ejemplo) la corona expresa el poder temporal y las actitudes militares que se le corresponden. Las tiaras en el Tarot, que respectivamente se ven en las láminas II y V, están jerarquizadas en tres niveles, equivalentes a distintos planos de conocimiento en correlación estrecha con la estructura del Athanor (ver) alquímico, el diagrama del Arbol de la Vida y la distinción entre lo corpóreo, lo psíquico (inferior y superior) y lo espiritual.
Tonsura. Visible en los alumnos que reciben la enseñanza de El Papa (carta V) o hierofante, la tonsura es símbolo de las energías superiores que conectan al hombre, por la sumidad, con los mundos de arriba. Se relaciona con la "coronilla" o remolino del cabello y también, en el kundalinî yoga, con el chakra más alto, sahasrâra, que asimismo es llamado "coronario" (ver corona). Ese punto une al hombre con lo invisible y lo conecta con el cielo, o sea con otros estados del ser universal.
Toro. Aparece exclusivamente en la lámina XXI como la signatura zodiacal de Taurus, aunque el simbolismo de este animal se encuentra muy difundido también bajo la forma sagrada de vaca, buey o bisonte. Corresponde al elemento tierra.
Torre. Resulta paradójico que la figura asignada con el número XVI sea llamada en algunos Tarots La Casa de Dios, e igualmente La Torre de Destrucción. Sin duda, la torre es vertical y por lo tanto se la puede asociar junto con la pirámide, el zigurat, la escalera y el obelisco, con la verticalidad del eje del mundo. También la torre es símbolo de soberbia, tal cual se lo suele admitir en la figura bíblica de la Torre de Babel. Es, pues, un símbolo ambivalente de poderío constructivo y a la vez de vanidad humana. También en la lámina XVIII, La Luna, se ven unas torres o castillos en lontananza, tal vez como indicando los castillos o moradas interiores de los que nos habló Santa Teresa de Jesús.
Tragedia-comedia. Dos manifestaciones opuestas como la de la guerra y la de la paz de una misma energía que se representa en la caja teatral del mundo como dos contrarios que, en un punto común, se complementan; la risa y el llanto, el placer y el dolor, lo cual es perfectamente perceptible mediante manifestaciones, hechos y fenómenos en cualquier ser individual. Esta dualidad es visible en las charreteras del personaje de la lámina VII, y del Rey de Espadas. En el Caballero de Espadas es visible una sola charretera, en actitud neutra, como uniendo contrarios.
Trompeta. El aire propala los sonidos entendidos como mensajes y músicas celestes. De entre todos los instrumentos musicales, son los de viento los que más se asocian a llamados o anuncios, tal vez por estar más directamente emparentados con la voz humana. El ángel del juicio final (arcano XX) hace sonar su trompeta; mediante su vibración todo lo muerto renace, resucita. Esta carta también debe relacionarse con el libro de Juan, llamado de la Revelación.
Trono. El trono es un lugar especial, propio y significativo, en el espacio uniforme, más o menos caótico y generalizado. En algunas tradiciones como la hindú, la alfombra caracteriza este espacio. En la tradición maya este lugar especial era significado por la estera, en donde se sentaban jefes, caciques y chamanes. El trono es el lugar donde se asienta tanto el poder espiritual como el real. Difícil imaginar la importancia de un simple sillón, alfombra o estera, si no estuviesen sacralizados y tuviesen un significado cosmogónico y espiritual. En la abadía de Westminster, en Inglaterra, puede observarse el trono donde los reyes aún son coronados: se trata, aparentemente, de una simple piedra, pero de características mágico-teúrgicas, es decir, santificada y cargada de poder, a la que se le ha añadido encima una simple silla de madera.
Tumba. La tumba es el lugar de la quietud y del reposo de los desequilibrios psíquicos y físicos; es también un símbolo de resurrección donde dejado el equipo psicosomático el ser puede reintegrarse nuevamente a sus orígenes. En la muerte iniciática la tumba es a veces reemplazada por la caverna, el subterráneo, la cripta, o un lugar retirado en la floresta o la selva. Todo el mundo llega solitario a su tumba, tal cual ha venido a la existencia. Quienes creen en una resurrección definitiva, consideran que en el tiempo mítico del juicio final habrá seres que serán redimidos conjuntamente con la posibilidad de un nuevo mundo. La tumba nos lleva a la idea de fin de ciclo, presente también en las láminas XIII, XVI y XXI.
V
Varita. Esta versión civilizada del basto primitivo es un instrumento mágico por excelencia, y como él manifiesta al elemento radiante o fuego, también equiparado con la pasión o amor (recuérdese que Eros es ciego), necesario para cualquier producción.
Vegetación. La vegetación manifiesta claramente las potencialidades de la energía cósmica, que fructifica en nuestro medio (el del hombre) posibilitando así la vida sobre la tierra y todo lo que significa nuestro planeta y sus habitantes con respecto al orden universal. De las plantas reciben su alimento los animales y el género humano, y su permanente verdor sustenta las posibilidades de la generación y los ciclos en que ésta se manifiesta.
Vejez. Las sociedades tradicionales, o arcaicas, han reconocido en la longevidad y en la experiencia que trae aparejada, una virtud sapiencial que comienza con el hecho de haber podido conservar la vida durante tanto tiempo en medio de guerras, desastres y enfermedades, sin contar los disgustos y las injusticias. Existe pues, para los antiguos, una suerte de sabiduría biológica que, acaso, consiste en vivir la cinta del tiempo en el siempre presente. Esta actualización es una prerrogativa de la sabiduría que hace que las cosas sean para nosotros lo que son, en lugar de querer lo que desearíamos que fuesen. Es por lo tanto en la economía armónica del ser donde estas realidades tienen cabida.
Velo. Elemento de ocultamiento y de revelación, el velo establece una distinción entre el exterior y lo interior. Igualmente por su intermedio se comunican estas energías siendo neutralizadas por su división tajante. El velo es el resguardo del secreto y también el tamiz por el que atraviesan las experiencias que nos transmiten los sentidos. Lo oculto se halla escondido tras un velo y conocerlo es análogo a develarlo. Se ve en las láminas II y XXI. En la primera, la Sabiduría es secreta, o cifrada, como en un libro hermético; en la segunda el propio Mundo está cubierto de un tenue velo para todos aquellos que no quieren o pueden admirar su belleza, plenitud y magnificencia.