La Iridiología
La iridología es una técnica que se basa en el estudio del iris, una parte del cuerpo que refleja tanto el estado energético como el estado de salud de nuestro cuerpo. Es un medio preciso y eficaz para realizar diagnósticos a través de la observación del iris ocular. Tiene la característica de poder evaluar a través de la imagen el estado general del organismo, pudiendo detectar si un síntoma corresponde a una enfermedad, o si el cuerpo padece una enfermedad insospechada.
También guarda la huella del pasado patológico, de afecciones mal curadas o que hayan dejado marcas en el organismo. Este método fue descubierto por el médico y homeópata húngaro Ignatz von Peczely en el siglo pasado cuando, forcejeando con un gran búho recién capturado, el animal se rompió una pata. Una mancha oscura se formó entonces en la región baja central del iris del ave, que desapareció cuando se curó. Von Peczely elaboró uno de los primeros gráficos europeos del iris vinculado con el resurgimiento moderno de esta técnica, publicando en el año 1886, en alemán, la primera topografía del iris.
Posteriormente, en los albores del 1.900, Lils Liljequist, homeópata suizo, completó y mejoró el mapa de von Peczely. Liljequist introdujo la iridología en Norteamérica y fundó la escuela americana de esta disciplina. Otros destacados iridiólogos de esta escuela son Henry Lindlahr, el mejor iridiólogo norteamericano de principios del siglo XX, quien publicó numerosas obras sobre medicina naturista; y el Dr. Bernard Jensen, probablemente el más conocido de los iridiólogos norteamericanos de la actualidad.
El primero en establecer una topografía del iris en lengua francesa fue Leon Vannier, uno de los homeópatas más importantes de Francia en la primera mitad del siglo XX. Actualmente, la iridología es practicada en más de 10 mil centros formales de iridiología en Alemania, reconocidos oficialmente, y por más de 18 mil médicos en Norteamérica.
El ojo humano tiene un origen embriológico común con el sistema nervioso central, siendo una proyección de este sistema hacia la superficie que actúa como un órgano de los sentidos. El iris cuenta además con una rica inervación e irrigación, constituyendo un microsistema donde se refleja el estado de los diversos tejidos del organismo.
De esta forma, se van reflejando en el iris, a través de marcas específicas, los desequilibrios que alteran los tejidos orgánicos, lo que permite prevenir la aparición de daños estructurales en el organismo. El iris forma un mapa que responde a un lugar para cada órgano o víscera, no tiene un dibujo plano, sino en relieve. Hay muchos signos que informan sobre un estado crónico de la enfermedad, una carencia o pérdida, congestión, hinchazón, indicadores de procesos patológicos aún no concluidos. También se consideran importantes las densidades iridianas y las deformaciones o diferencia entre las pupilas.
Nada en el iris está dispuesto al azar; por el contrario, los ojos revelan una gran información sobre sus propietarios a través de los colores, formas y patrones que contienen. Para los iridiólogos, a través del iris es posible observar de qué manera la persona se relaciona con el mundo, cómo se expresa, cómo aprende y qué tipo de compañías le atraen. Asimismo, el iris muestra la pauta de la transferencia genética de rasgos físicos y comportamientos de generación en generación, con lo que es posible comprender los rasgos y habilidades específicas que un niño ha recibido de su padre y su madre.