La Terapia Primal
¿En que consiste la terapia primal?
Nuestra sociedad parece encontrarse inmersa, en un sufrimiento generalizado y difuso sin aparente solución. Los individuos que la componemos padecemos diferentes niveles de tensión, ansiedad,… y oros sufrimientos que no dependen de un mayor o menor nivel economico o cultural. Segun la teoria primal muchos de nosotros hemos sufrido considerablemente cuando eramos niños, por la insensibilidad y la practica educativa de los adultos de los que dependiamos. Los cabios y adaptaciones que nos vimos forzados a realizar cuando eramos niños perduran durante el resto de nuestra vida y sus ramificaciones nos impiden realizarnos y ser felices como adultos.
Forma de psicoterapia desarrollada por Arthur Janov que se centra en el dolor reprimido de la lactancia o de la infancia. El objetivo es que el paciente se libre de sus defensas neuróticas y “se vuelva realista”. La terapia primal consiste básicamente en reconcer y sentir los dolores de la infancia que aún influyen en nuestra vida, “llorar” lo que necesitabamos llorar y no pudimos como niños, y darnos tiempo para aprender aquellos que no pudimos aprender entonces: Como cuidar de nuestras verdaderas necesidades apropiadamente. Una gran parte de los sufrimientos que padecemos son innecesarios y pueden ser resueltos.
“E.S.O.” o la Experiencia del Sentir Original
Existen muchas clases de terapias diseñadas para ayudar a las personas a entender lo que está en su inconsciente, pero muy pocas son eficaces para realmente cambiarlo. Sin embargo, si no se cambia lo que está en el inconsciente, éste conserva toda su fuerza para desbordar, en cualquier momento, los esquemas de control conscientes.
Cuando esto sucede, se produce lo que llamamos una crisis emocional, que, desde una perspectiva primal, es una reacción cuyo origen está en la separación original del sentir (s.o.s.). Dicha reacción no es consecuencia de algo que pueda estar sucediendo en el presente, sino de algo que lleva mucho tiempo ahí, en nuestro inconsciente, de forma latente.
El psicoanálisis ha intentado ayudar a las personas a descubrir los orígenes inconscientes, y a analizar y usar el conocimiento consciente, pero sus logros han sido y son cuestionados por muchos. La reacción en contra de la psiquiatría ha hecho emerger una gran variedad de terapias, en especial las nuevas modalidades de terapias conductistas o condicionantes. La terapia primal no sólo pone en cuestión la eficacia del psicoanálisis y de las terapias condicionantes, sino también los éxitos proclamados por algunas de las terapias alternativas de moda.
La hipótesis principal de la terapia primal dice que todas las neurosis y dolores emocionales que sufrimos, junto con la mayor parte de las enfermedades físicas, son el resultado del dolor primal reprimido durante la infancia, especialmente todas aquellas experiencias traumáticas que ocurren durante la gestación, el nacimiento y la temprana infancia.
La teoría primal sostiene que para mejorar cualitativamente la vida de las personas no se puede olvidar nuestra historia pasada para esforzarse en vivir el presente, sino que es necesario disminuir substancialmente los niveles de tensión de las experiencias pasadas almacenadas en nuestro inconsciente.
Para ello, contrario a lo que sugieren algunas terapias, no hay que aprender a controlar mejor las tensiones y las crisis emocionales, o comprender sus razones intelectualmente, sino que es necesario conectar con el sentimiento original causa de dichas tensiones para resolverlo.
En la terapia primal, las personas/pacientes re-viven sucesos a los que fueron incapaces de enfrentarse en su momento, y todo sucede sin utilizar hipnosis u otros método de relajación, y sin medicamentos o drogas.
Cuando logramos conectar con el sentimiento original, y se produce una experiencia primal, el descubrimiento de “la verdad original” ilumina la causa del conflicto para resolverlo e integrarlo en nuestro consciente. Como consecuencia de ello, disminuye drásticamente el nivel de tensión de nuestra vida.
Pero no hay que confundir una experiencia primal con una simple catarsis o una descarga emocional. Una catarsis emocional, al igual que el deporte, una buena noticia o un tranquilizante ayudan a disminuir la tensión, pero sus efectos son temporales.
La terapia primal no sólo nos permite curar los problemas psicológicos, sino que produce cambios sorprendentes en multitud de problemas fisiológicos.
Problemas psicológicos que cura la terapia primal
Depresión, Ansiedad, Estrés, Miedos Irracionales, Obsesiones, Paranoias, Problemas y Perversiones Sexuales, Convulsiones, Ataques de Pánico, Miedo a la Soledad, etc.
Complejos, Timidez, Insomnio, Miedo a Hablar en Público, Alienación, Hiperactividad, Miedo al Éxito, etc.
Problemas de la Infancia, Adolescencia y Relaciones de Pareja.
Adición al Tabaco, Alcohol y otras Drogas o Sustancias Tóxicas.
Los estudios muestran también que se produce una mejoría significativa en problemas fisiológicos relacionados con:
El Corazón, la Presión Sanguínea, los Trastornos Respiratorios, los Problemas de la Piel, los Desordenes Sexuales, …
Y otros problemas disminuyen drásticamente o desaparecen por completo:
Dolores de Cabeza, Problemas Estomacales, Catarros, Anorexia, Bulimia, Problemas de la Voz y la Garganta, Alergias, Obesidad, Desórdenes Alimenticios, etc.
El dolor inconsciente
Para la teoría primal, el dolor inconsciente no resuelto es la causa principal subyacente en la mayoría de los problemas humanos.
El dolor primal está siempre presente en forma de tensión, aunque la persona sólo sea consciente de ello cuando se desbordan sus mecanismos de control.
Se podría decir que la tensión es una manifestación controlada de las fuerzas del inconsciente que, como en un estado de emergencia continua, presionan con el fin de desbordar nuestro control y re-establecer el equilibrio emocional perdido: “El equilibrio original”.
En este sentido, el inconsciente funcionaría no sólo como una grabadora de nuestras experiencias, sino como un almacén de las tensiones físico-emocionales de nuestro pasado.
Estas tensiones están ligadas a memorias inconscientes que se activan por sucesos del presente y, cuando esto sucede, son realmente sentidas como algo que está sucediendo en el presente.
Debido a que sus orígenes están en el inconsciente, somos incapaces de conocer su origen real, y la personas o las situaciones que las disparan aparecen como su causa principal, cuando en realidad son sólo un detonante de la verdadera causa.
En la medida en que la persona toma conciencia de la “causa-sentimiento” original detrás de las fuerzas ocultas, estas dejan de ser inconscientes y la tensión desaparece.
Cuando el pasado es realmente “re-vivido”, y los recuerdos y sensaciones inconscientes se vuelven conscientes, las motivaciones que habían sido anteriormente enterradas se muestran a la persona como algo obvio, no siendo necesaria la interpretación o el análisis de un psicólogo o terapeuta.
La mayoría de las terapias no sólo se encuentran impotentes ante los traumas pre-verbales (como por ejemplo un nacimiento traumático), sino que también tienen unos problemas de trasferencia que son prácticamente inexistente en la terapia primal.
La labor del terapeuta primal consiste, en gran medida, en animar a la persona a aceptar la realidad de los nuevos descubrimientos que “ella misma está haciendo”. Cada persona aprende así a aceptar que una parte del dolor que experimentó cuando era pequeña/o era tan inmenso y/o prolongado que tuvo que ser desconectado y enterrado, y que los recuerdos olvidados y sus correspondientes tensiones han sido el origen de gran parte de sus trastornos psicológicos y fisiológicos.
La persona descubre que, al tener que construir muros para contener el dolor, no sólo disminuye su sensibilidad a dolorosos sentimientos y sensaciones, sino que también reduce su habilidad para disfrutar de los sentimientos y sensaciones placenteros.
Confrontando progresivamente el viejo dolor, cada persona recupera la compasión por si misma, y comprende el proceso por el que tuvo que anestesiar su dolor para poder sobrevivir.
Con la compasión hacia si misma, llega también una mayor compasión por los demás, y una mayor habilidad para sentir toda la vida de una forma más cercana y entrañable.
La mayor parte de los especialistas reconocen el valor de la descarga emocional que se produce al conectar y sentir las experiencias traumáticas recientes (tal como llorar para expresar el dolor de perder a un ser querido), ya que disminuye substancialmente el nivel de tensión de la persona. Pero los viejos traumas ya olvidados se mantienen en el inconsciente, generando un extraordinario nivel de tensión, y dando un poder increíble a los impulsos “sos-mocionales”. Al conectar con el pasado y descargar su tensión emocional, estos impulsos disminuyen casi por completo y muchos desaparecen para siempre.
Sólo cuando las fuerzas inconscientes han sido “comprendidas” (sentidas) e integradas en nuestro consciente, son posibles todas las emociones placenteras y extraordinariamente profundas que inundan la vida.