La reflexología aplicada a los niños
En los pies tenemos más de 7000 terminaciones nerviosas y las zonas reflejas de nuestro organismo. Por eso a través del masaje, se consigue la desintoxicación del cuerpo, la relajación de las tensiones y el estrés, así como, la liberación de bloqueos emocionales y mentales.
La reflexología no es una medicina que cura enfermedades, sino una herramienta que ayuda a nuestro organismo a ponerse en funcionamiento, para restablecer el equilibrio energético, y con dedicación y paciencia se obtienen muy buenos resultados.
La reflexología podal aplicada a los niños es una técnica de prevención y mejora del bienestar inocua, eficaz y fácil de aplicar, y cuyos beneficios han sido sobradamente demostrados.
Cuando se trata a un bebé se le pueden solucionar problemas de gases en el vientre, estreñimiento o diarreas; cuando el niño ya va a la guardería le puede aliviar problemas de nerviosismo o angustia y, si en el momento de pasar después al colegio, nuestro hijo experimeta depresión, esta técnica le ayudará a recuperar la confianza perdida. En general, con este método se fortalece la salud y se tratan numerosos trastornos.
La reflexología equilibra la energía del organismo, reduce el estrés (una de las causas principales de la bajada de defensas del cuerpo), elimina toxinas, mejora la circulación de la sangre, y además de forma privilegiada el masaje alimenta el vínculo entre quien lo da y quien lo recibe estableciendo un intercambio gratificante.
Enfermedades de los niños
Son los mocos, la fiebre, la diarrea, los vómitos, a pesar de que son procesos un poco molestos, tienen la función de ayudar a nuestro organismo a librarse de lo que le está haciendo daño: virus, microbios, toxinas o alergias.
Con la reflexología estimulamos estos procesos colaborando en la eliminación y en la recuperación de la salud.
En definitiva, esta técnica permite reequilibrar la energía del organismo, poniendo en marcha el poder curativo que todos llevamos dentro.
A los padres que no conocen este tipo de terapias quizás les cueste creer que tocando los pies a sus hijos estos se puedan recuperar de ciertas patologías.
La reflexología no es milagrosa, ni cura las enfermedades, pero ayuda eficazmente al organismo a defenderse de una forma natural, agradable, fácil y segura, con resultados demostrables.
Claro que hay que poner de nuestra parte la constancia, paciencia y confianza, pero también podemos disfrutar, haciendo del masaje una actividad placentera de relación e intercambio afectuoso. ¿Entonces por qué no probarlo?
La reflexología forma parte de los caminos poco invasivos para resolver molestias, al lado de la homeopatía, las Flores de Bach u otras disciplinas.
Cuando practicamos la reflexología a nuestros pequeños les estamos transmitiendo un mensaje: Que dentro de su interior tienen todos los recursos necesarios para mantenerse sanos.
Y a medida que van creciendo, son ellos mismos los que nos pedirán el masaje cuando se encuentren enfermos o simplemente cuando deseen compartir unos momentos de atención exclusiva.
Los niños son grandes observadores e imitadores, y con el tiempo serán ellos quien nos ofrecerán el masaje a nosotros cuando vean que lo necesitamos, y ese es el mayor regalo que puede hacerte un hijo.
Diferentes sistemas
- Relajación: este trabajo permitirá relajar al niño preparándolo para un masaje más largo o sencillamente proporcionándole mayor bienestar.
- Sistema inmunológico: a través de la estimulación del sistema inmunológico ayudaremos al organismo del niño a defenderse de cualquier virus o bacteria que lo esté invadiendo.
- Sistema digestivo: trabajando esta zona refleja podremos tratar: gases intestinales, estreñimiento, dificultad en el proceso de la digestión…
- Sistema urinario: ayudaremos al organismo del niño a eliminar deshechos acumulados y mantener un estado de equilibrio.
- Sistema respiratorio: para ayudar a nuestro hijo a superar resfriados, gripe, amigdalitis… y a potenciar la capacidad respiratoria del cuerpo.
La Reflexología podal podremos aplicarla a los bebés a partir de los tres meses, y su objetivo es armonizar y equilibrar las alteraciones del organismo, manteniéndolo en un estado óptimo, es una terapia sencilla e inofensiva y, al mismo tiempo increíblemente efectiva.
En los primeros meses de tu hijo la Reflexología podal puede ser un aliado perfecto, pues aunque no tengas claro lo que necesita, la sensación de sentir que le atiendes será suficiente, pues tus manos en su piel serán como un bálsamo para él.
En su primera infancia la Reflexología es una buena forma de acercamiento y te dará la posibilidad de hacerle llegar la sensación de contacto y apoyo así como la ayuda para pasar esas nuevas experiencias a las que se ha de enfrentar reforzando con ello su sistema de defensas.
Incluso en la adolescencia, cuando los conflictos se multiplican, la Reflexología será una buena aliada para mantener el vínculo vivo entre vosotros y hacer el tránsito más llevadero por parte de todos hasta que se supere la “transición”, que en cada caso necesitará su tiempo.