Los Patrones energéticos
El Patrón Energético o Patrón Kármico es la forma en que percibimos el cúmulo de energías en una persona en un determinado momento. El cuerpo energético no solo es la energía vital (Ki o Chi o Prana) sino que está conformado también por los órganos energéticos (chakras) y por conductos energéticos (nadis) por donde fluye dicha energía vital. Sabemos que nuestra interrelación con el exterior está marcada por esa interrelación de nuestro cuerpo energético con la energía exterior (recordemos que todo es energía).
Con esto vemos que si estamos manejando nuestro componente energético de forma “diferente” a lo normal, podemos “no encajar” o hacernos “inoperantes” para lo que el mundo nos está ofreciendo. La energía, tanto la exterior como la interior es una sola, pero de acuerdo al grado de manifestación, el ser humano sin tener conciencia de ello, le ha colocado diferentes nombres como virtudes, dones y cualidades o valores humanos: amor, paz, respeto, felicidad, dignidad, alegría, generosidad, pudor, consideración, fe, etc.
Estos patrones fueron adquiridos de diferentes formas, en muchos marcos diferentes de tiempo, ubicaciones y situaciones. Representan el karma del alma tanto individual como colectiva con el que cargamos de una encarnación a otra. Encarnación tras encarnación, vida tras vida, los seres humanos perdimos la facultad de expresar nuestro verdadero ser interior y de desarrollar nuestras facultades espirituales. Así llegamos al hombre moderno con muy poca conciencia de nuestro ser espiritual. Los patrones energéticos están situados en nuestros cuerpos sutiles y controlan nuestro acceso a frecuencias superiores. Todos tenemos este tipo de patrones hasta que sean limpiados.
Así los patrones kármicos son barreras de energía en el camino de crecimiento que bloquean el progreso hacia nuestra plena realización. Interfieren en nuestro camino poniéndonos antifaces y creando falsas realidades en nuestra conciencia, por lo tanto limitando la conexión con nuestro ser superior. Son mecanismos que nos mantienen en la realidad dual, actuando como canales inconscientes de energía negativa en nuestra vida y representan ataduras kármicas y asociaciones que necesitan ser sanadas.
Estos patrones alterados de funcionamiento energético son uno de los factores que llevan a caracterizar a las personas según su forma de ser: inseguras, intolerantes, agresivas, temerosas, hipocondríacas, sumisas, irreflexivas, introvertidas, celosas, solitarias, sufridas, solo para nombrar algunas.
Y precisamente este tipo de personas es la que muchas veces llegan a terapia sin malestares físicos o mentales manifiestos, intratables por la medicina moderna y de la que se espera sea el terapeuta energético el que haga maravillas, restableciendo un patrón de comportamiento energético inconveniente que posiblemente haya costado años establecer.
Debido a ellos nuestra claridad se ve bloqueada pues actúan como cizaña en nuestros canales y conexiones con nuestra voz interior. Son conexiones con vibraciones de baja frecuencia en el plano astral y que son fuente de mucha desinformación. Mientras estos patrones no sean limpiados, estás sujeto a recibir comunicaciones mezcladas.
El Patrón Energético no es más que una visión imaginaria en la que, podemos observar los grados de manifestaciones energéticas o cualidades, dones, virtudes, valores humanos etc. Cuando imaginariamente, hacemos esta visualización, debemos tener presente que la energía inherente a todo ser humano, es una energía sutil o “energía espiritual”, que no se ve. Dicha energía, se ha venido activando, desarrollando, fortaleciendo, afianzando con el transcurrir de cada una de las existencias experimentadas.
Si alguien está pegado a un patrón kármico, permanece ligado a una emoción en particular que está pegada al patrón, y usará esa emoción particular para evitar permanecer estancado ahí. Se estarán resistiendo a expresar totalmente esa pasada experiencia.
Ellos estarán sublimando la expresión total del cristal kármico con algún patrón de comportamiento. En otras palabras finalmente ellos no estarán liberando totalmente la expresión de ese cristal oscuro, esa vieja experiencia reprimida, pero estarán expresando algo que los ha mantenido usando para mantenerlos reprimidos.
A menudo es una emoción conectada al victimismo, y ellos estarán usando este drama para controlar a otros y a sí mismos. Las personas con un comportamiento maniaco depresivo están en esta categoría. Ellas están deprimidas o enojadas por algo pero no saben porque, para ellas todo es deprimente, todo es feo y sin valor, para dondequiera que ellos vean todo les parece conflicto y dolor, esas vidas están gobernadas por los cristales karmicos, ellas han llegado a ser esclavas de ese amo, ellas han dejado ir su poder.
Podemos decir por tanto que los patrones karmicos son esencialmente películas que se repiten una y otra vez, películas de las experiencias que han sido enterradas y están esperando para ser redimidas. Esto es obvio porque cuanta gente manifiesta situaciones similares una y otra vez (especialmente en las relaciones personales), porque este cristal kármico está causando dolor al ser expresado.
Y porque todas las cosas deben ser expresadas (ésta es la naturaleza de tu Divinidad), inconscientemente manifiestas una y otra vez los mismos escenarios. Hasta que tú reacciones con cada manifestación honesta y completamente, y permitas que el patrón original sea revelado y sanado, no serás libre, tu vida entera será un patrón kármico.
Así es como la mayoría de las personas viven. Sus vidas no son nada por los patrones karmicos de las emociones reprimidas de las vidas pasadas. Ahora es el tiempo para que todos sean libres de su karma, para ser libres y vivir su vida de acuerdo al verdadero significado, vivir en el presente sin ninguna referencia del pasado o del futuro.
Los patrones kármicos se repiten de vida en vida y dentro del transcurso de una sola vida para llamar nuestra atención. El momento de despertar en medio del patrón kármico produce una revelación. Como en una historia de misterio, las pistas estuvieron allí todo el tiempo, pero se requería excavar un poco más antes de poder ponerlas juntas en la revelación. Hasta que obtienen esta revelación, a menudo no podemos reconocer que nosotros mismos creamos la mayoría de nuestros propios patrones de toda la vida. Eventos y relaciones que parecían al azar, sin sentido o disfuncionales, ahora adquieren consistencia.
Cuando comprendemos nuestros principales temas kármicos subyacentes, la misma presión que solía atarnos a la madera crujiente de una catapulta gigante, nos lanza hacia la libertad. Las mismas fuerzas que no tenían atados, tiran de nuestra alma hacia atrás como una flecha que espera que la suelten. La gran paradoja del karma es que es una forma muy poco libre para liberarse.
Los mismos patrones disfuncionales que más nos atrapan son nuestra única oportunidad de libertad. Éste es el principio fundamental en juego en el karma que cuando despiertan a sus patrones más imposibles, también están despertando a las raíces de su mayor felicidad y bienestar. La libertad profunda resulta cuando no sólo se crea un cambio en nuestras circunstancias externas, sino cuando se sueltan las raíces de la disfunción que re-creamos una y otra vez hasta que despertamos.
Las personas que heredan los karmas más difíciles tienen la mayor capacidad de despertar. Las personas con menos karma tienen menos motivación para despertar. Ya sea que tengan mucho o poco, durante estas próximas dos décadas decisivas de la evolución humana, a todos se nos está empujando por el exprimidor kármico para tener claridad en cuanto a quiénes somos y qué estamos haciendo, tanto a nivel local como global. Éste es el mecanismo subyacente de lo que está haciendo la vida tan intensa en estos días el karma humano se está acelerando para ofrecernos nuestra mayor oportunidad para despertar.