La Reflexología
También llamada “Reflejoterapia podal”. Fue organizada como terapia específica por el Dr. Fitzgerald a comienzos del siglo pasado, con la colaboración práctica y vivencial de la Sra. Eunice Ingham. El Dr. Fitzgerald se inspiró en la observación de las prácticas del “Tui-Ná”, masaje terapéutico de la Medicina Tradicional China, que trabaja especialmente los pies y las manos, ya que son las zonas donde comienzan y terminan los meridianos de la Acupuntura China.
En el cuerpo se reconocen varias zonas en las cuales nos es posible detectar el reflejo de un órgano o una función. El sistema nervioso es el que permite la aparición de múltiples reacciones reflejas en nuestro cuerpo. Existe una reacción global del organismo ante determinados estímulos externos o internos a través del sistema nervioso central. Las relaciones entre la superficie y el interior del organismo se producen en ambas direcciones, es decir, tanto a través de “reflejos víscero-cutáneos como cutiviscerales”.
El pie presenta zonas reflejas que reciben inervación de todos los órganos del cuerpo. Se trata de una “microproyección del todo”, o también “microsistema”. Cuando el órgano está afectado, estas zonas se tornan dolorosas a la presión. En dicha neuralgia no se reconoce una patología concreta, sino una disfunción orgánica que puede ser leve y transitoria o crónica y grave. Estas zonas permiten realizar tanto el diagnóstico como el tratamiento de diversas afecciones.
En el contexto de las zonas reflejas de los pies, la palabra “reflejo” se utiliza en dos sentidos:
- Como la expresión del organismo entero (cabeza, cuello y tronco) en una pequeña pantalla (los pies).
- En particular, en secciones características de los pies que tienen una relación energética directa con los órganos internos.
La manipulación terapéutica de las zonas reflejas del pie activa los sistemas de autorregulación propios del organismo, estimulando su capacidad natural de autocuración. El masaje en el pie tiene cualidades reflejas, de drenaje, activación circulatoria y tonificación del organismo en general.
Las corrientes o canales energéticos que recorren nuestro organismo, llamados “meridianos”, cambian su dirección o polaridad en las manos y en los pies. Esto permite que desde el pie también pueda regularse el flujo de la energía, ayudando al reequilibrio energético.
Los pies son una de las partes más sensibles del organismo. Esto se explica porque en la corteza cerebral, la extensión del área sensitiva que corresponde a los pies es mucho más amplia, comparando con otras áreas que tienen una superficie corporal mayor y poseen un área cerebral menor. Esto es porque en los pies, manos y boca tenemos más receptores sensoriales que en otras zonas del cuerpo.
Tratamiento: Un tratamiento inicial es de 10 sesiones. Se recomienda comenzar con 4 sesiones básicas con una frecuencia de 2 o 3 veces por semana. Para tratamientos de mantenimiento de la salud y prevención de desequilibrios, la frecuencia puede ser 1 vez por semana o cada 15 días, 1 vez al mes, etc. En los casos de enfermedades crónicas es posible que se necesiten más que las 10 sesiones iniciales.
Si las personas se tratan simultáneamente con automasaje, los tratamientos son más efectivos.
Artículos de interés