Homeopatía infantil 2ª parte
La homeopatía infantil busca aplicar el medicamento más similar a las manifestaciones del niño entendiendo qué tipo de genética presenta el niño, por lo que para una enfermedad crónica un solo medicamento por términos generales solucionará el caso. Los principios activos que se incorporan a los medicamentos homeopáticos son diluidos y dinamizados para lograr unas concentraciones muy pequeñas.
El hecho de que las concentraciones sean tan pequeñas hace de los medicamentos homeopáticos unos medicamentos con niveles óptimos de seguridad, especialmente atractivos en pediatría.
Dada la alta sensibilidad del organismo de los niños, el uso de medicamentos homeopáticos ofrece una solución integral para estimular al organismo en su curación y activar sus propias vías de defensa, sin casos de intoxicación y muy buena tolerancia.
La fiebre es otro síntoma que se puede tratar con la homeopatía. Debemos recordar que la fiebre (que a tantos padres les desencadena temor) es un mecanismo de defensa natural frente a las infecciones. Generalmente corresponde a procesos banales que con hidratación y medicamentos homeopáticos se puede regular perfectamente. Permitiendo al organismo modular adecuadamente la respuesta frente a los agentes patógenos, favoreciendo la acción de las defensas naturales.
Los niños suelen enfermarse por problemas de laringe, de faringe o de bronquios con mucha facilidad, por ello es importante saber de qué manera se pueden prevenir estos cuadros con sintomatologías leves. Los procesos víricos hay que pasarlos en casa, guardando reposo, ya que el virus necesita un tiempo para eliminarse del cuerpo del enfermo.
Por eso un proceso no puede ser tratado con antibióticos, y la homeopatía constituye una buena opción para reforzar las defensas. La diversidad de productos hace que haya uno adecuado para cada tipo de síntoma, tanto si es común como si es más particular. Gracias a los medicamentos homeopáticos se conseguirá facilitar la consecución del proceso y se agilizará la recuperación del paciente.
Recordemos que la homeopatía no tiene efectos secundarios ni interacciones con otros medicamentos. Los productos homeopáticos se encuentran de venta en farmacias.
Ante cualquier enfermedad de tu hijo, deberás acudir a un profesional y no automedicarle nunca. Será el homeópata el que decidirá el tratamiento, y no sólo en base a los síntomas de la enfermedad. Sin embargo, también es cierto que puedes tener en casa un pequeño botiquín homeopático que te ayudará en determinadas circunstancias.
- Árnica. Es muy eficaz en el caso de golpes tras una caída o un accidente doméstico. Incluso en casos de traumatismos importantes.
- Caléndula tintura madre. Es el equivalente al alcohol en homeopatía. Muy útil en caso de heridas. La caléndula en pomada también se recomienda para el culito del bebé o cuando la piel está enrojecida por el sol.
- Belladona o Aconitum. Muy recomendable en los casos de fiebre infantil aguda, por ejemplo en los episodios de dentición
¿Cómo tomar la homeopatía?
Si se trata de un bebé:
Puedes tomar una bolita del medicamento y disolverla en agua, y una vez disuelta, revuelves y le das una cucharita de postre, y esperas, si la fiebre, por Ej. Es muy alta, puedes repetir en quince minutos, otra cucharadita, si va mejor, repites a los 30 minutos, si ves mejoría mas pronunciada, repites a la hora.
Si se trata de un niño:
Los niños de dos años, ya puedes darle la bolita de homeopatía directamente en la boca, que ellos se la disuelven y además les gusta, por su sabor dulce (son bolitas en base de sacarosa, un azúcar).
O puedes hacer lo mismo de los bebes:
Puedes tomar una bolita del medicamento y disolverla en agua, y una vez disuelta, revuelves y le das una cucharita de postre, y esperas, si la fiebre, por Ej. Es muy alta, puedes repetir en quince minutos, otra cucharadita, si va mejor, repites a los 30 minutos, si ves mejoría más pronunciada, repites a la hora. Si la fiebre ha desaparecido, suspendes el medicamento.