Homeopatía infantil
La homeopatía es un sistema de medicina alternativa, que emplea remedios carentes de ingredientes químicamente activos, en dosis mínimas. Sus sustancias producen efectos semejantes a los síntomas de la enfermedad, que se desea combatir, y así se activa la respuesta metabólica. La homeopatía ha surgido como una alternativa complementaria a la medicina convencional, que cada vez genera más confianza entre la población.
La Homeopatía aplicada a los niños es una excelente terapia no solamente para las enfermedades agudas, sino para las enfermedades crónicas Aunque la homeopatía es también muy efectiva para los adultos, en niños por razón de homeostasis, la recuperación será mucho más rápida y prácticamente siempre con una total recuperación para la mayoría de enfermedades crónicas, como pueden ser las enfermedades neurológicas, las enfermedades de los órganos, corazón, pulmón, piel, y demás órganos, enfermedades alérgicas, etc..
La homeostasis es la capacidad de equilibrio que tiene el organismo, y en la infancia, esta capacidad es mayor. Recordemos que la homeopatía en dosis infinitesimales estimula al organismo para su propia recuperación o equilibrio. Debido a los efectos colaterales de los medicamentos convencionales, principalmente cuando son administrados a los bebés o a los niños pequeños, muchos padres están recurriendo a los medicamentos homeopáticos para tratar problemas pediátricos, como las alergias, las diarreas, e incluso los desordenes de la conducta.
Aunque las medicinas homeopáticas presenten buenos resultados en los niños, antes de empezar a usarlas, es aconsejable que se consulte a un médico especialista, sobre todo, para evaluar el cuadro clínico del niño
Estas características hacen que la homeopatía sea una herramienta de gran valor y utilidad para cuidar la salud de los niños
Cinco razones para usar la homeopatía con los niños
1. Es una medicina segura
Es importante que las medicinas que administremos a nuestros hijos no presenten efectos potencialmente adversos. Los medicamentos homeopáticos son preparados a base de hierbas, algunos minerales y una baja dosis de sustancias del reino animal. Son medicinas que no afectan a la digestión, no bajan las defensas, no producen alergias y, por lo general, no producen daño alguno a los niños, aunque los utilicemos por un tiempo prolongado.
2. Es una medicina efectiva y rápida
Los homeópatas observan que la medicina homeopática responde muy rápidamente a los tratamientos. Es una medicina efectiva para prácticamente todos los tipos de afecciones frecuentes, como la fiebre, el resfriado, la tos y la diarrea, entre otras.
3. Es una medicina natural con base científica
La homeopatía está basada en el principio natural de curación que dice que "lo similar cura lo similar". La efectividad de la homeopatía puede ser probada científicamente, gracias a su utilización a lo largo de 200 años.
4. Es una medicina que fortalece las defensas de los niños
Las infecciones infantiles aparecen, muchas veces, debido a las bajas defensas de los niños. Los tratamientos homeopáticos actúan a un nivel profundo, en la raíz de la enfermedad, llevando asociado un aumento en las defensas de los niños. Debido a que la homeopatía mejora la resistencia de los niños, éstos dejan de estar enfermos con tanta frecuencia.
5. Es una medicina amigable para los niños
El sabor de los glóbulos homeopáticos es dulce y, por tanto, resultan más agradables y son mejor aceptados por los niños. Su absorción es rápida e instantánea. Se disuelven rápidamente en agua, en la leche o en zumos. Por lo tanto, son medicinas que no causan náuseas ni dolores de estómago. Si se siguen las orientaciones médicas, la homeopatía puede ser una gran aliada en el desarrollo de una infancia saludable y resistente a las enfermedades.
Es interesante su utilización en patologías tan frecuentes en los primeros años del niño como son las enfermedades respiratorias de vías altas.
Otros procesos que se benefician con la utilización de medicamentos homeopáticos son: trastornos de la dentición, cólicos del lactante, diarreas, irritabilidad e insomnio del niño, déficit de atención. Esto solo por nombrar algunos y siempre con la seguridad de que no tendrá los efectos secundarios que se suelen ver con los tratamientos convencionales.