Ejercicios de bioenergética
Las terapias bioenergéticas generalmente utilizan técnicas como drenaje, desbloqueo, balance y armonización, conjuntamente con el uso de agentes vitales, aromas y tonos en puntos psicosomáticos del cuerpo.
La combinación del trabajo corporal y la exploración verbal y el análisis de los conflictos emocionales y su relación con la historia personal individual ayudan a relajar progresivamente la estructura defensiva de la persona y permite que se recupere una mayor libertad de expresión del ser en los niveles físico, emocional y mental. A través de la relajación del trabajo con el cuerpo, y de la experiencia de una conexión segura, saludable y de apoyo con el terapeuta, la persona establece formas nuevas de relacionarse consigo mismo y con los demás que resultan más satisfactorias.
Ejercicios de bioenergética
Los ejercicios bioenergéticos son ejercicios corporales intensos vinculados con la respiración y enfocados a cada parte de nuestro cuerpo para identificar esos bloqueos y permitir concienciarnos de nuestros potenciales y áreas a mejorar. La práctica continuada de estos ejercicios nos permite comprender nuestra personalidad, cuya consecuencia inmediata es una mayor autoconfianza y una mayor autoestima que nos ayuda a relacionarnos mejor con nosotros mismos y nuestro entorno.
Estos ejercicios no sustituyen la consulta y la orientación del médico pero si son realizados con frecuencia, podrán ayudar a mantener la salud , aumentando la vitalidad y el bienestar psicocorporal. La bioenergética tiene la ventaja de enseñarnos a ser más conscientes de los sentimientos, a percibirlos y a dejarlos fluir, y esto es muy saludable ya que permite la purificación del espíritu. Es muy posible que con los ejercicios bioenergéticos muchos sentimientos reprimidos durante años salgan a flote u no debemos asustarnos o reprimirlos. Si se siente la necesidad de llorar o de reír, no se debe contener porque el objetivo de los ejercicios es experimentar los sentimientos de forma consciente. Si logramos observarnos podremos mantener el control y evitaremos que algunos de esos sentimientos adquieran demasiada intensidad, lo cual es diferente a la represión. Si llegan a aflorar sentimientos que no podemos controlar, lo mejor es suspender el ejercicio y buscar la ayuda de un terapeuta especializado en bioenergética, que sepa cómo manejar la situación.
El mejor momento para practicar estos ejercicios es en la mañana, y al cabo de unos días de practicarlos comenzarás a sentir los resultados:
1.-Comienza tu secuencia de ejercicios girando los brazos hacia los lados. Con las piernas separadas, a la altura de los hombros, los pies hacia el frente y la columna vertebral recta, balancea tus brazos de derecha a izquierda. En forma simultánea, gira tus caderas y la parte superior del cuerpo en la misma dirección. Coloca los brazos en posición horizontal y levanta los dedos del pie izquierdo. Con el talón apoyado en el suelo gira el pie hacia afuera mientras mueves los brazos, la cadera y el cuerpo en la misma dirección.
La cabeza debe seguir el mismo movimiento.
2.- Continúa tu secuencia con la danza india. Este ejercicio consiste en una forma rítmica de saltar sobre el pie derecho y el izquierdo, en forma alternativa, apoyando todo el peso del cuerpo en la planta del pie. Empieza con suavidad e incrementa la fuerza. Practica este ejercicio sobre una base blanda y no directamente sobre el suelo. Deja fluir tu respiración libremente y al finalizar, acuéstate en el piso unos instantes y relájate.
3.- Sigue tu rutina con el estiramiento de los pies. Ponte de rodillas, adelante el pie derecho, apóyalo contra el suelo y deja la pierna de forma tal que el muslo y la pantorrilla formen un ángulo de 90º. Pon las manos sobre las caderas, levanta un poco el pie derecho, dobla las puntas de los dedos hacia adentro y vuelve a apoyar el pie en el piso como si lo quisieras enrollar. Desliza la tibia hacia delante para reforzar el estiramiento del pie y de los músculos de la pantorrilla. Mantén esta postura, respira profundamente y estira hasta sentir un pequeño dolor, por 20 o 30 segundos. Repite el ejercicio con la otra pierna y ten en cuenta que no debes exagerar.
4.- Para seguir adelante con tu rutina adopta la posición en cuclillas. Colócate de pie, y separa los pies de tal forma que queden paralelos a los hombros y extiende los bazos hacia delante, Dobla las rodillas e inclina el peso sobre las puntas de los pies hasta que los talones estén ligeramente separados del piso. Cuando ya no te puedas estirar más, inclina la cabeza hacia delante y ponla entre los brazos extendidos. Debes prestar mucha atención para comprobar en dónde está tu límite. Respira por la boca en forma profunda cuando te sientas cansado.
Recuerda que esta posición no la debes adoptar con un primer impulso sino que debe ser gradual.
5.-El ejercicio que debes de hacer enseguida para continuar con tu rutina es el del arco.
Separa las piernas con los pies inclinados hacia dentro. Concentra el peso en las puntas de los pies y dobla las rodillas sin que las plantas de los pies pierdan el contacto con el suelo. Apoya los puños en la parte inferior de la espalda, en la zona del hueso sacro, haz presión sobre la espalda e inclina, ligeramente, la pelvis hacia delante de tal forma que la parte superior del cuerpo forme un arco. La cabeza no debe estar apoyada en la nuca y tampoco debe cambiar de posición. Respira profundamente en esta posición. Tu abdomen se debe dilatar al inspirar y relajarse al espirar. Obsérvate en esta posición. Tu cara tiene que estar relajada y la respiración no se debe contener en ningún momento. Cuando ya hayas llegado a tu propio límite, relájate y comienza con el ejercicio siguiente en forma casi inmediata.
6.- Como contrapunto del arco haz un ejercicio de flexión. Con los pies separados a la altura de los hombros hacia adentro, flexiona tu cuerpo hacia delante hasta tocar el suelo con los dedos de las manos. Si es necesario dobla un poco tus rodillas para alcanzar un suelo con comodidad. Mantén el peso sobre los pies y recuerda que los dedos de la mano tan sólo deben rozar el piso. Una vez hayas alcanzado la posición final, tensa las rodillas y estira las piernas, deja colgar la cabeza con las rodillas dobladas sin estirarse completamente, No olvides que tanto el cuello como los hombros y los músculos faciales deben permanecer relajados. Las plantas de los pies no se deben separar del suelo en ningún momento del ejercicio, para que puedas sentir el flujo de energía que se establece entre el piso, los pies y las piernas. Enderézate lentamente y relájate.
7.- Sigue adelante abrazando las rodillas. Este ejercicio es ideal para finalizar un programa de bioenergética o cuando hayas permanecido sentado durante un largo tiempo, debido a que relaja la parte inferior de la columna vertebral y elimina los pequeños dolores de espalda. Acuéstate en el suelo, boca arriba, dobla las rodillas y llévalas hacia el pecho sin separarlas. Rodea las rodillas con los brazos y entrelaza las manos. Cierra los ojos y mantén tus piernas en esa posición. Es muy importante no estrechar las rodillas contra el pecho, sólo tenlas relajadas. Este es un ejercicio de estiramiento pasivo y suave que se produce en forma natural al adoptar esta postura, no es necesario que hagas nada más. Respira relajadamente y observa hacia dónde se dirige el aire. Si sientes algún dolor es probable que tengas algún problema en la parte inferior de la columna, así que intenta eliminar el dolor con una respiración profunda. Esta posición la debes mantener entre 2 o 3 minutos, y para finalizar suelta las piernas y bájalas en forma lenta hasta que toquen el suelo. Después de un breve descanso puedes repetir el ejercicio e incluso hacer una variación. Dobla las rodillas de nuevo, rodéalas con los brazos y gira alternativamente la cabeza, suavemente, hacia la izquierda y la derecha. Esta variación relaja los músculos del cuello y por lo tanto es muy adecuada en casos de dolor de cabeza.
8.- La respiración con oscilación del diafragma es el ejercicio de relajación a seguir. Este ejercicio une el movimiento respiratorio a un balanceo de la pelvis. Acuéstate en el piso con los brazos al lado del cuerpo. Relaja las piernas y dóblalas un poco manteniéndolas separadas. Primero, deja entrar y salir el aire sin respirar en forma profunda. Después en el momento de la inspiración, presiona de manera suave el suelo con el hueso sacro, de forma tal que las vértebras lumbares se eleven un poco del suelo y se curven hacia adentro. La distancia del suelo no debe ser mayor de 2 o 3 centímetros, por lo cual no necesitas elevarte demasiado. En el momento de exhalar el aire, relaja la pelvis y desliza hacia abajo, para que la parte inferior de la espalda vuelva a entrar en contacto con el piso. Repite varias veces este ejercicio. Cuando lo hayas practicado durante un largo tiempo, estira las piernas, siéntate y relájate.
9.- Para terminar con esta rutina bioenergética de ejercicios rota las caderas del pie. Colócate en posición de inicio, con los pies rectos y las rodillas ligeramente dobladas. Pon las manos en las caderas y comienza a dibujar pequeños círculos con la pelvis. Mientras realizas este movimiento rotatorio, mantén la cabeza la parte superior del cuerpo en el centro. Haz 10 rotaciones en el sentido de las agujas del reloj y en sentido contrario. Este ejercicio ayuda a aumentar la energía sexual y a eliminar bloqueos físicos y psíquicos.