El Ayuno
Suprimir el aporte de alimento sólido a voluntad y durante unos días es una de las prácticas de salud más antiguas, sencillas y efectivas para ayudar al organismo a regenerarse y renovarse.
Se llama ayuno al acto de abstenerse voluntariamente de todo tipo de comida y en algunos casos de ingesta de líquidos, por un período de tiempo.
Puede realizarse por diversos motivos, pero los principales son religiosos, como técnica curativa básica en la medicina naturista1 2 ó como manifestación pacífica. En este último caso suele llamárselo huelga de hambre.
La mayoría de personas que practican un ayuno lo hacen con la doble intención: limpiar el cuerpo y disponer de un tiempo para la interiorización y la reflexión. Es el caso de Guillermo Santos, que desde que decidió ser vegetariano, hace 24 años, ha ido realizando curas de ayuno. Al principio dedicaba un día de cada 15 a no ingerir nada, ni siquiera agua, para limpiar, para que el cuerpo tuviera un descanso a todos los niveles. Hoy me parece muy radical no tomar agua, aunque sólo sea por un día y no lo recomiendo, pero entonces lo hacía».
Guillermo explica que sus ayunos nunca han durado más de cinco días y que de todas las modalidades que ha probado la que le parece más llevadera es la realizada con sirope de arce y limón.«A un litro y medio de agua mineral se le añaden 6 cucharadas de sirope de savia y el zumo de 3 o 4 limones y se va tomando a placer. También se le puede poner pimienta de cayena, que al ser picante da más sensación de saciedad. Las ventajas de esta cura es que la savia concentrada aporta un extraordinaria dosis de minerales e hidratos de carbono, con lo cual sientes menos hambre», apunta Guillermo, quien en breve hará una cura de cara al invierno.
Para entender qué ocurre durante el ayuno es preciso señalar que en una primera fase el cuerpo consume la glucosa circulante y después las reservas de glucógeno del hígado y de los músculos.
Estas reservas proporcionan energía de 24 a 48 horas; pasado este tiempo el cuerpo comienza a obtener glucosa de las reservas de grasas y proteínas mediante otros mecanismos. La adaptación a este proceso puede provocar, en algunos casos, mareos y sudación fría, sin perder peso.
Ya en una segunda etapa, la hipoglucemia se encargará de poner en marcha el consumo de la grasa corporal, actuando sobre el hipotálamo, las terminaciones nerviosas, suprarrenales y páncreas, con varias secreciones hormonales encargadas de consumir las grasas. En esta fase desaparece el apetito y se entra en un estado de serenidad y bienestar general, a la vez que aumentan la lucidez y la empatía. Lo ideal a la hora de realizar una cura de ayuno es no sobrepasar esta etapa, ya que en una tercera fase el organismo ya ha quemado casi todas sus reservas de grasa y comienza a consumir proteínas esenciales para la vida. Como consecuencia, el apetito vuelve y se debe comer, pues de lo contrario empieza un proceso de inanición.
Tras el ayuno
Cuando se vuelven a ingerir sólidos lo aconsejable es hacerlo progresivamente, comenzando por los más fáciles de digerir y acabando por los cereales y las proteínas vegetales y animales. Guillermo cuenta que tras el ayuno el primer día toma zumos naturales y ensalada, mientras que el segundo día ya incorpora verdura hervida, fruta fresca y por la noche un caldo vegetal suave.
Pedro Ródenas, médico naturista, aconseja de igual manera, que tres días antes del ayuno la persona vaya acostumbrando el cuerpo progresivamente a ese nuevo estado. El primer día se puede eliminar la proteína, tomando cereales, frutas y ensaladas, el segundo, sólo frutas o verdura hervida y el tercero sólo zumos. En cuanto al ayuno en sí, Ródenas considera básico la ingesta de agua y en cuanto al tipo de ayuno, recomienda el prescrito por el doctor Büchinger, que consiste en la ingesta matinal de zumos, caldos vegetales al mediodía y tisanas por la noche.
Ródenas hace hincapié en que esta práctica no es recomendable para personas muy delgadas, que podrían beneficiarse más de una dieta depurativa. Asimismo quienes deseen seguir un ayuno de más de 7 días han de controlar el pulso, la tensión arterial y la temperatura, que puede bajar.
Un viaje al interior
Aunque el ayuno puede realizarse sin cortar con el ritmo diario si éste es sosegado, es preferible hacerlo coincidir con las vacaciones o el fin de semana para dedicar todo el tiempo al cuidado de uno mismo.
Guillermo concluye que durante el ayuno el hecho de cortar con el ritmo cotidiano me hace estar más volcado en mis sensaciones, más conectado con mi cuerpo y con mi propio ser y más receptivo a todo lo que llega.