La tirada de la Novena
Nos encontramos con una tirada que sin pertenecer a las de índole mágica, en cierta forma encierra algo de magia, ya que justo antes de comenzar la tirada de las cartas deberá encenderse una vela de color blanco y depositarla junto a un vaso de agua. Esta vela deberá apagarse al llegar la noche y encenderse al comenzar el día, por espacio de nueve días.
Si no durase estos nueve días, justo antes de que se acabe deberá ser sustituida por otra vela del mismo color. Y ahora viene un aspecto curioso: las cartas resultantes de esta tirada deberán permanecer cubiertas por un paño de color blanco durante todos estos nueve días, sólo así, según la tradición, el consultante estará armonizado y protegido por las cartas, independientemente del mensaje de éstas.
Una vez tengamos solucionado el aspecto de la vela, se barajará el mazo de cartas y se entregarán al consultante para que corte y extraiga cinco cartas que colocaremos de la siguiente forma:
La carta 1 al Norte, es la que representará el rasgo o cualidad más sobresaliente del presente del consultante.
La carta 2 deberá ir al Oeste y nos habla de las máximas cosas que puede lograr el consultante dentro de cualquier aspecto en los momentos presentes.
La carta 3 deberá ir al Este y nos marcará los aspectos escondidos del subconsciente que afectan a 10 que realiza el consultante en su vida cotidiana.
La carta 4 será colocada al Sur y nos hablará de las cosas del pasado que tienen una incidencia en el presente de quien consulta.
Para acabar la carta número 5 deberá ir bajo la carta 4 y nos habla de apoyos y alianzas.
Una vez se tiene este perfil generalizado de la tirada, el consultante deberá barajar, cortar y extraer cuatro cartas más que nos adelantarán el futuro a nivel general.
Estas cuatro cartas (6, 7 ,8 y 9) deberán formar una línea horizontal bajo la carta número 5.
Si alguno de los aspectos que aparezcan en el futuro se desean ampliar podremos tirar otra hilera de cuatro cartas más sobre la última hilera ya establecida.