Los símbolos de "El Mundo"
El Arcano de El Mundo, de la fuente de la Naturaleza, del alma del Universo, simboliza los absoluto, el mundo que nos rodea (del que formamos parte), el microcosmos. Es la carta más completa puesto que está relacionada con el número cuatro. Así vemos en el naipe a una figura femenina rodeada de una corona de laurel (en otros Tarots es un dragón celeste lo que envuelve al mundo) y de cuatro figuras (una en cada vértice): un toro, un león, un águila, y un ángel.
Estas cuatro figuras representa la síntesis o el resumen de lo más importante del Mundo, o de lo más esencial. Así, tenemos que simboliza a los cuatro puntos cardinales, la cuatro direcciones principales del viento, los cuatro elementos fundamentales (agua, viento, tierra y fuego), las cuatro clases de espíritus elementales (salamandras, gnomos, sílfides y ninfas), las cuatro estaciones del año, los cuatro arcángeles (Grabiel, Uriel, Miguel y Rafael) los cuatro evangelistas (Mateo, Marcos, Juan y Lucas).... Y más importante: CUATRO COLORES O PALOS DEL TAROT y de la mayoría de clases de naipes en general.
La representación de los cuatro elementos la vamos a encontrar en el Arcano Mayor Nº 21, llamado El Mundo, donde una joven danzante se ubica al centro de la carta, rodeada por el toro, el león, el águila y el joven efebo, ángel o cupido, según las diferentes iconografías. Esta carta representa la meta última, el logro final después de arduos esfuerzos en el Sendero de Liberación, simbolizado por las cartas anteriores. Podríamos decir que es el triunfo del Discípulo, que profetizaba la Esfinge.
Una joven desnuda color carne, con un velo echado sobre su hombro izquierdo que desciende hasta su sexo que esconde, tiene una vara en cada mano (el → Juglar tenía una en la mano izquierda para recoger los fluidos vitales), está en pie y de frente: su pie derecho reposa sobre una estrecha faja de suelo amarillo, su pierna izquierda está replegada tras la rodilla derecha (→ Emperador y → Ahorcado) en una posición equivalente, señalando el deseo de concentrar las fuerzas). Está en el centro de una guirnalda ovalada, sucesivamente azul, roja y amarilla, hecha de hojas alargadas con nervaduras negras. Hay un nudo en cruz rojo en las dos extremidades.
En el ámbito de los ángulos inferiores de la lámina se sitúan un caballo color carne y un león de oro; en los ángulos superiores un águila y un ángel: símbolos de los cuatro evangelistas, según se dice generalmente, olvidando que en la visión de Ezequiel hay un buey y no un caballo (que corresponderá más tarde a san Lucas). Mejor que veamos en esta lámina los símbolos de los 4 elementos, entre los cuales el caballo representa a la tierra, el león al fuego, el águila al aire y el ángel, que parece llevar las nubes, al agua fecundante; símbolos también de las cuatro direcciones de la brújula y la armonía cósmica: el águila, símbolo del oriente; la mañana, del equinocio de primavera; el león del mediodía y del solsticio de verano; el buey (aquí el caballo) símbolo de la tarde, del occidente y del equinocio de otoño; el hombre (aquí el ángel) símbolo de la noche, del septentrión y el solsticio de invierno
También en el plano psicológico puede darse una interpretación: el → caballo es enteramente de color carne y es el único que no tiene aureola; puesto que en el Tarot este color significa lo humano, parace que materia y carne, sin la aureola de la sublimación, sean aquí símbolo del hombre en cuanto base y punto de partida de toda evolución espiritual.
El león es amarillo, color solar, pero tiene una aureola color carne; estamos aún en el mundo compuesto de materia y espíritu, en el pie de la lámina; sin embargo lo humano domina lo animal y la materia está en vía de espiritualización. El águila, que está en el ángulo superior derecho, es amarilla oro como el león, pero tiene las alas azules que nos recuerdan las de Cupido en la VI lámina (→ Enamorados) y las del → Diablo (XV), alas de las fuerzas oscuras del alma que pueden sublimarse o desviarse en sentido maléfico, según el uso que hagamos de nuestro inconsciente o nuestra intuición. Aquí su aureola roja nos aclara, pues simboliza la mente que domina los instintos.
El ángel, por último, vestido de azul y blanco, tiene alas rojas como su aureola, que sobrepasan netamente el marco de la lámina: simboliza el Espíritu, el valor supremo que debe ser el motor de toda acción y el término alcanzado por toda evolución. Volvemos a encontrar el color rojo en la base, en el centro y en la cima de la guirnalda, pues en su unidad el Espíritu es a la vez el punto de partida, el centro y el término. El personaje central no tiene aureola, pero la guirnalda que lo rodea y en la cual se apoya con la mano izquierda, tiene la forma de almendra: es la → mandorla, símbolo de la unión de cielo y tierra, que rodea tanto a la Virgen y a Cristo como a las divinidades hindúes. Esta mujer por otra parte no está inmóvil: el velo que está sobre su hombro parece estar levantado por el viento y su posición de equilibrio sugiere el movimiento, generador de las cosas. El Mundo es un torbellino, una danza perpetua donde nada se detiene.
El vigesimoprimer arcano simboliza pues a la vez la totalidad del mundo y del hombre: el mundo incesantemente creado por el movimiento armonioso que mantienen los elementos en equilibrio y el hombre en su ascensión espiritual. El mundo así figurado es el símbolo de las estructuras equilibrantes o, mejor aún, según expresión de Gilbert Durand, una estructura de antagonismo equilibrado. M. C.
Simbolismo: Atum, dios primordial que se crea así mismo, o la Isla de los bienaventurados en la mitología griega. La mujer desnuda es la Tierra-madre y las dos varitas las polaridades femenina y masculina. El ángel, águila, toro y león, los cuatro estados de la materia: agua, aire, tierra y fuego. Símbolo del planeta y de nuestro yo interior, este arcano representa al aspirante en los misterios.
Contenido premonitorio: Indica culminación, final afortunado de un proyecto, perfección, triunfo personal, logro de objetivos, realización de un sueño. Es un naipe que anuncia recompensas, viajes, cambios de residencia.
Puede interpretarse: Camino hacia la propia evolución. Armonía. Junto a El Juicio, celebridad. Con El Carro y La Luna, viajes felices.
Invertida: Fracaso, imperfección. Dificultad para terminar lo que se ha empezado. Sensación de que todo está mal.