El Juicio a fondo 1ª parte
El arcano de El Juicio, de la resurrección, del despertar, del ángel de la trompeta, del ángel Gabriel, del ángel del Juicio Final, de las deidades del mundo subterráneo, simboliza que al final resucitaremos, pero para ser juzgados por nuestras obras, y que recibiremos el premio o castigo correspondiente, que en la vida cotidiana tiene el significado de éxito o fracaso en nuestros asuntos de acuerdo con nuestros aciertos y errores.
Es un naipe difícil de identificar y de interpretar con elementos figurativos arcaicos, toda vez que su contenido ha quedado transformado o transfigurado (si no borrado) por imaginería cristiana o musulmana.
Es el llamado ángel de las resoluciones. Simboliza en parte, nuestro lado infernal o maligno y, al mismo tiempo, nuestra propia capacidad de regeneración, el reencuentro con el propio "yo" resucitado y purificado.
Para Jung significa la plena integración de los elementos de la psique.
Es una carta que habla de transformación y evolución psicológica hacia un nuevo "todo" o conjunto en que impera el equilibrio entre los tres factores más importantes de la personalidad: mente, corazón, y espíritu. Señala un renacimiento espiritual por encima de cualquier circunstancia.
El ángel de la trompeta es un símbolo de anunciación, ya se trate de un cambio personal o de una situación social. Ha llegado el momento de abrir los ojos a un nuevo mundo, a una nueva manera de ser, de sentir y de ver las cosas, de separar lo verdadero de lo falso, el trigo de la paja, de tomar resoluciones, sacrificando lo caduco, lo que ya ha fenecido. El ángel toca la trompeta, llama a la resurrección para que los seres humanos abandonen los sepulcros de la ignorancia y abran los ojos a otro mundo de mayor sapiencia, a otra realidad más culta y responsable.
"Parte de ti ha quedado atrás. Pero otra parte está más adelante. Cuando encuentres esa porción de tú ser, sabrás que tú vida ha sido como la muerte, y entonces recordarás lo que fue tuyo hace mucho tiempo". (Del libro la magia Moderna).
Es un arcano que significa el nacimiento a una nueva vida que termina o se acerca al final de un período de espera o de transición, que se aproxima un cambio de situación personal, social o profesional, viene una nueva manera de actuar o enfocar las cosas de la existencia, que hay una evolución psicológica en ciernes.
Asimismo, expresa ideas y situaciones que se imponen a uno sin dejarse dominar o controlar, que no dependen de la voluntad del afectado; resolución de problemas o conflictos que se arrastraban desde hacía tiempo, regeneración personal o espiritual, evolución en la manera de actuar o en la trayectoria personal; memoria, recuerdos, experiencias y análisis que empujan hacia un nuevo camino; arrepentimiento por actuaciones del pasado y deseos de mejoramiento espiritual, tendencia a buscar la estabilidad en todos los asuntos, acompañada de un examen de conciencia, dolor, sacrificio, purificación. En lo más elevado simboliza el despertar a la vida mística, religiosa y espiritual, dejando atrás las apetencias carnales y el materialismo, (de ahí el toque de la trompeta y los cuerpos saliendo de los sepulcros). Es una resurrección espiritual.
Anuncia un cambio para mejora, transfigura y renueva lo existente, y en función de ello, el conflicto, las dudas, el desconcierto o las dificultades desaparecen por lo que a su forma anterior se refiere.
Este cambio (a veces ruptura) es mucho más suave armónico y positivo que el que marca el arcano XIII, que viene a significar "borrón y cuenta nueva" cortando todo cordón umbilical con el pasado. El Juicio siempre mantiene una ligazón con lo pretérito.
Un gran ángel con una trompeta dorada aparece en el cielo mostrándonos una bandera que contiene una cruz de oro. Debajo de él hay tres figuras humanas desnudas, una de las cuales surge de la tumba. El Juicio nos pone en contacto con la narración bíblica del Juicio Final cuando, al sonido de la trompeta de Miguel, los justos serán llamados a la vida celestial mientras que los condenados serán enviados al infierno por siempre jamás. Lo importante de esta resurrección no es, por supuesto, que los justos sean premiados con la inmortalidad en algún lugar del cielo, sino que despierten a una nueva vida "celestial" en la tierra. Psicológicamente hablando: serán llamados a una nueva dimensión del conocimiento, hasta aquí desconocida.
En el Juicio se representa este momento de resurrección espiritual de varias maneras. Por primera vez, una figura humana (la que surge de la tumba) se enfrenta a una fuente de iluminación.
En el Juicio la figura central percibe y oye esa llamada conscientemente. La inmediatez de esa conexión está subrayada por el tamaño del ángel.
El sonido es una forma primitiva de comunicación mucho más directa y comprometedora que la iluminación. Oír algún ruido nos pone en alerta, tanto en la vida real como en sueños ya sea música un grito, etc.
La música, sea del tipo que sea, conecta el mundo exterior del mundo interior de una manera misteriosa. Puede impulsarnos a la acción o tranquilizar el corazón. Puede poner al espíritu desordenado en armonía con el universo o actuar como un invernadero, que puede animar a las plantas a crecer o marchitarlas.
Erguidos a los lados de la tumba abierta, un hombre y una mujer reciben al recién aparecido, en una actitud de plegaria de acción de gracias. Dan la bienvenida a aquel que estaba muerto (enterrado en el inconsciente) de regreso a una nueva vida. Uno se da cuenta de que se trata de un pariente cercano de los dos. Ahora la trinidad terrestre está unida otra vez. La figura angélica completa el cielo y la tierra para formar una nueva realidad. Este tema se repite en la bandera con la cruz dorada, hacia la cual parece señalar el ángel de manera significativa.
El motivo del descenso a la tumba y la posterior renovación del "nacido dos veces" es familiar en la tradición judeocristiana así como en otras culturas. (Psicológicamente hablando: la muerte del viejo Adán y el nacimiento de Nuevo. En nuestra serie del Tarot, el Juicio anuncia el nacimiento de un nuevo orden, una nueva interacción entre el consciente y el inconsciente que se manifestará en la última carta: el Mundo.
La figura central de esta carta es, evidentemente, nuestro héroe. Cuando le vimos por última vez, él y su acompañante habían caído al suelo desde su inexpugnable torre, sacudida por un rayo de luz. Ahora parece resurgir de su larga noche, para unirse a las dos figuras que esperan vigilantes al lado de su tumba.
Una reunión, sea del tipo que sea, siempre da lugar a un nuevo comienzo; nunca puede darse el establecimiento de un status quo previo. Tanto si el trotamundos hizo un viaje hacia el exterior como hacia el interior, regresa de él muy distinto de cómo se fue. Lo mismo ocurre con aquellos que dejó atrás. Todos han cambiado con el tiempo. Cuando alguien renace, todos los que le rodean despiertan una nueva vida.
La vitalidad de la figura que emerge de la tumba es evidente. Está dibujado como un joven musculoso y sólido cuyas carnes brillan de salud. Sin embargo, desde el punto de vista de la conciencia cotidiana el que nos pareció "perdido" y "muerto" regresa renovado de cuerpo y espíritu, revitalizado por su contacto con la tierra y por sus aventuras en las profundidades subterráneas.