El oráculo de la gran piramide
He aquí uno de los sistemas que nos permiten conocer la antigüedad de la cartomancia, puesto que el oráculo de la Gran Pirámide nos viene de Egipto (era utilizado por los sacerdotes del templo de Isis) y existen documentos que prueban su llegada a España en tiempos de Pedro III de Aragón, siendo sus portadores los hombres de Roger de Lauria cuando regresaron de la conquista de las dos Sicilias.
Contrariamente a otros oráculos, se le suele utilizar más en preguntas concretas que en cuestiones de carácter general.
Entregada al consultante la baraja, él mismo la mezclará a su albedrío, cortando luego con la mano izquierda y dejando dos montones sobre la mesa. Acto seguido el cartomántico extrae una carta del montón de su derecha que constituirá la cúspide de la pirámide; del montón de la izquierda obtendrá las dos cartas que conformarán la segunda línea; del montón de la derecha sacará las tres que integrarán la línea tercera, volviendo al montón de la izquierda, tomará cuatro cartas para formar la línea número cuatro...Así, sucesivamente, de montón en montón, extraerá las 28 cartas que integrarán las 7 líneas colocadas cada una debajo de las anteriores de manera que vayan formando una pirámide.
Respecto a la lectura no existe un acuerdo unánime, de modo que en tanto unos cartománticos la empiezan por la cúspide de la pirámide (siguiendo el orden de aparición), otros la inician por la primera carta de la derecha de la fila base (la última que se formó) concluyendo en la primera que corona el resultado final.
En cualquier caso, cada cartomántico puede y debe adaptar sus sistemas a la inspiración propia, recordando que ningún método es válido por si mismo, sino que requiere, como fundamento, la facultad suprasensorial del que la interpreta.