El Tarot de Mantegna
El Tarot de Mantegna es distinto del Tarot de Marsella y los demás tarots conocidos, aunque tuvieron un origen común. Su estudio sirve para comprender el valor histórico y cultural de todos los tarots, un aspecto que se olvida a menudo y que es fundamental para conocer qué son realmente estas láminas misteriosas que se conocen por el Tarot.
A continuación trascribimos un fragmento al respecto extraído del libro de Raimon Arola, El Tarot de Mantegna:
“Las cincuenta cartas que constituyen el Tarot de Mantegna, son fruto del impulso artístico y filosófico del gran Renacimiento italiano.
De estos grabados, en forma de cartas de juego, se han conservado dos versiones completas; una de ellas numerada con las letras A, B, C, D, y S, y la otra con las letras A, B, C. D y E; las dos versiones se han identificado por la diferencia en la última letra. La versión S y la versión S se distinguen también por el estilo de sus dibujos, pero son iguales iconográficamente y compositivamente.
Si bien llevan el nombre del famoso pintor y grabador italiano Andrea Mantegna, su autoría real es desconocida. Tampoco se conoce con seguridad el lugar en el que fueron realizadas las láminas.
Respecto a la fecha de su creación existen dos hipótesis, la primera, basada en unas cifras que aparecen en la versión S, sería 1485. La segunda, recogida por J. Seznec, (Los dioses de la antigüedad en la Edad Media y el Renacimiento) situaría su realización durante el Concilio que tuvo lugar en Mantua entre 1459 y 1460, pues según dicho autor, las cartas habrían servido de pasatiempo al propio papa Pío II y a los cardenales Besarion y Nicolás de Cusa, pues según cita Seznec: “Respecto a ellas se podría repetir lo que escribió Nicolás de Cusa a propósito de un juego análogo, el Juego del Globo, del que era inventor: Se juega a este juego; pero no como los niños, sino como jugó Dios la Santa Sabiduría en la creación del mundo”.
El tarot de Mantegna, o las cartas de Baldini, comprende cincuenta cartas instructivas, subdivididas en cinco grupos de diez cartas cada uno. Están ordenadas de acuerdo con el orden Universo. En cada grupo, las figuras respetan una jerarquía de importancia. Cada grupo sigue el orden numérico progresivo y el orden alfabético decreciente, de manera que el último grupo, que comprende la categoría de los planetas, termina con la Causa Primera de todas las cosas, Dios y lleva la letra A.
El museo británico de Londres posee una serie incompleta de cuarenta y siete cartas, que podrían remontarse a 1470 o 1485. En los principales museos y en colecciones privadas de los Estados Unidos y de Europa se encuentran otras barajas.