Diccionario de los simbolos del Tarot E - H
El Tarot es un libro escrito con imágenes y símbolos, cuyas láminas se van articulando entre sí, constituyendo un código. Es el origen de todos los juegos de naipes, aunque su sentido esotérico no se conserve en forma pública. Su nacimiento, se dice, se remonta al antiguo Egipto, y él constituye una manera de transmitir los símbolos secretos y sagrados de los iniciados herméticos, cuyo mayor auge se logra en la alta Edad Media y a principios del Renacimiento.
E
Emperatriz, reina. La reina, por sobre todas las cosas, es la esposa del rey, su paredro, y como tal recibe las energías celestes que lo hacen a su esposo soberano, de manera refleja y por lo tanto compartida. La reina es tal en cuanto es en sí misma; su reinado es interior, secreto, pero verificable. La verdadera reina no necesita poder porque lo tiene; y sujeta a las presiones del medio (a las habladurías de la corte) sabe mantener una distancia ecuánime que no es sino el reflejo de sus pensamientos. La dama es también la reina del caballero, el ideal de lo femenino por excelencia. Emperatrices y reinas son identificadas con el más alto poder temporal, lo real y la nobleza.
Esclavitud. Los hombres, condicionados por las innumerables circunstancias que impone el medio, sirven como esclavos de un nivel de la realidad que no sobrepasa la ilusión, las sombras y el sueño. Atados a los sentidos conceden realidad a ese mundo imaginario. A liberarnos de esa esclavitud nos llama la iniciación en los misterios, y a penetrar otros mundos que estando siempre aquí y ahora se nos escapan por estar distraídos en la cotidianidad de un tiempo sucesivo y horizontal que nos esclaviza, limitándonos. La pareja que aparece en la carta XV, El Diablo, simboliza esa esclavitud. Liberarnos de ella es trascender.
Escudo. Obviamente el escudo es un arma defensiva y, como tal, protectora. Su función es conservar la vida y defenderla de los peligros que la pueden amenazar. El guerrero carga su lanza (activa) y lleva también su escudo (pasivo) cuando tiene que luchar contra sus enemigos. Generalmente los escudos suelen llevar inscripciones de tipo mágico o elementos sagrados que brinden su apoyo en el arte de la guerra; en otras ocasiones se inscriben en ellos mandalas, como son los signos heráldicos de una nación, pueblo, cantón, familia o individuo, con los que el combatiente se identifica. Esto ha llevado a que los escudos llamados "de armas" se relacionen con las genealogías, la mayor parte de las veces míticas, de aquéllos que vivían las guerras como una realización de sus posibilidades y como el oficio más adecuado para su temperamento.
Espada. Símbolo del eje (activo) en contraposición a las copas (pasivo); asimilado a la lanza y a la pica. Se destacan los dos filos de la espada, como en el caso del hacha druídica de doble filo; emblema del poder guerrero; su fabricación supone el conocimiento del hierro y por lo tanto de las ciencias metálicas y metalúrgicas. Como el basto y el cetro, significa poder. En la carta VIII se relaciona con el rigor de lo justo.
Esqueleto. El esqueleto, o el cadáver despojado de su carnalidad, es asimilado obviamente a la muerte y a la siega que ésta practica de continuo. Los huesos constituyen la estructura del ser humano manifestado y asimismo su parte más sustancial y material.
Estrella. En el arcano número XVII denominado La Estrella o Las Estrellas, precisamente, aparecen 7 formas estrelladas en el cielo, rodeando a una mayor y de doble radiatura, de 16 puntos, que con su centro suman 17 posibilidades, lo cual se corresponde con el número de la carta. El hombre siempre ha mirado a la bóveda celeste como punto de referencia y como una guía para sus propias inquietudes y necesidades. Astros, estrellas fijas y constelaciones describen en el firmamento una historia y una geografía sintética, andanzas de dioses y héroes e innumerables formas animales y humanas, de las que son hijas sus correspondientes en la tierra. Las estrellas fijas por sus propias características, así como la precesión de los equinoccios, han sido tomadas como los módulos más estables en la creación universal; no así las rápidas y cambiantes expresiones de los planetas muy asimiladas a la vida de la tierra y al hombre.
F
Flecha. La flecha es un arma vinculada con el elemento aire, y como tal suele llevar plumas de ave que controlan su direccionalidad. En este sentido, el tocado por una flecha es análogo al que lo ha sido por un rayo. Impulsada por el arco de los dioses o los espíritus, señala al elegido, muchas veces también la víctima, de los mensajes que ella porta. Carta VI.
Flores. Las flores preceden al fruto y lo anuncian de manera perfumada y sutil; ellas estimulan uno de los sentidos más delicados en el hombre, el olfato, que es el instrumento instantáneo de la memoria. El color indefinido de las flores, siempre cambiantes, trae a la existencia, la variedad incesante de las luces que adornan la vida. Ellas expresan la gloria de su Creador y jamás Salomón, en su infinita grandeza, pudo vestirse más bellamente que un lirio del campo. Aparecen en forma natural en los arcanos menores y aunque pensamos que no son meros objetos decorativos, sin embargo les atribuimos una importancia secundaria. Flores, en forma de alhajas o diademas, se encuentran en la iconografía de las láminas II, V y XIIII.
G
Garra. Las garras son las armas de las fieras, y como tales han sido tomadas de manera talismánica entre todos los pueblos del mundo. Las garras del enemigo, las garras de la muerte han sido consideradas siempre como solidificaciones de acontecimientos extremos donde el desgarramiento de los miembros precede a la reconstitución de los mismos en otro plano, o esfera de la realidad. En la etimología de "agarrar" la garra está presente (láminas X y XV).
Guadaña. Lo que se siembra debe recogerse, y así sucede con los vientos y las tempestades. La siega tiene lugar en momentos precisos y periódicos; esta forma de obtener el grano o alimento vital es tan imprescindible para el hombre como para los dioses que lo crearon. Segar es destruir la planta para recoger el alimento que sustenta. En su sentido iniciático es destrozar todas nuestras partes dispersas para volver a vivirlas en la unidad original. Labor por excelencia, la siega es la cosecha actual y la por-venir, de acuerdo a los ritmos y ciclos de nuestra gran madre nutricia, la tierra. En la carta XIII se contempla a un esqueleto segador que ha destrozado diversas partes de organismos de por sí divididos. La tierra negra de la indiferenciación acabará por generarlos nuevamente.
Guante. El Papa, arcano V, tiene en su mano izquierda un guante con una cruz bordada sosteniendo a su vez otra (ver cruz); con la mano derecha bendice mientras la izquierda guarda celosamente los secretos de la tradición representando los sentidos esotérico y exotérico en que ella se expresa.
H
Hierofante, papa, psicopompos. El auténtico hierofante es en primer lugar un celoso guerrero, guardián de lo sagrado, encargado de atraer los efluvios celestes, invocar los dioses y practicar los ritos que posibilitan que la Tradición permanezca viva gracias a la generosa transmisión regenerativa que realiza de los mensajes y revelaciones de que ha sido dotado. Sea en la forma de brujo, chamán, sacerdote, curandero o psicopompos, abre las puertas de los juegos de relaciones más sencillos solucionando los crucigramas existenciales; este personaje no es peligroso salvo cuando está enojado. Entonces es de temer.