Correspondencia del tarot egipcio con el tarot 2ª parte
Se conoce como tarot tradicional al Tarot de Marsella y a sus variantes como el tarot de Rider-Waite. En estos tipos de baraja, existen unos arquetipos que se reflejan en los arcanos mayores. Estos mismos arquetipos aparecen en el tarot egipcio, pero al tener otros nombres puede que nos cueste identificarlos.
El Ermitaño presenta a Osiris en su viaje hacia Oriente, en donde difunde el conocimiento de la civilización entre los pueblos salvajes. El Ermitaño es el sabio, el filósofo hermético, que apartado del mundo y de sus pasiones, busca el conocimiento superior. Es el maestro secreto que trabaja en lo invisible, en el mundo interior. Es el guía espiritual. El que ilumina con su lámpara mágica los rincones más oscuros y desconocidos de nuestro ser.
En la Rueda de la Fortuna, el dios creador Jnumn se alza ante la siempre móvil rueda del destino. Además es un símbolo solar, es la rueda de los nacimientos y muertes sucesivas a través del Cosmos. Es, en el plano humano, la inestabilidad permanente y el perpetuo retorno. La vida humana rueda inestable, como los radios de la rueda. Y ese movimiento, es el movimiento mismo de “La Justicia”, que quiere mantener el equilibrio en todos los planos. La Rueda de la Fortuna representa la alternancia de la suerte, la dicha o la desdicha, las fluctuaciones, la ascensión y los riesgos de la caída.
La gobernación de Osiris e Isis representó un tiempo de equidad e igualdad para todos (La Justicia) esta carta representa a Maat, diosa de la justicia universal , que en su balanza; en uno de los platillos sitúa el alma del difunto, y en el otro la pluma de la verdad. El puñal que sostiene representa el poder. Con el tiempo, Osiris retorna a Egipto, pero comprende que debe renunciar a su posición (bajo la forma de un autosacrificio) antes de poder progresar espiritualmente (El Hombre Colgado) por eso este arcano señala el final de un ciclo, el hombre que se invierte para sumergir su cabeza en la tierra, para restituir su ser, pensando en la tierra de la que fue formado.
El Colgado es el arcano de la restitución final. Pero esta restitución es la condición de la regeneración. El colgado renuncia a la exaltación de las propias energías, para recibir las energías cósmicas. Es la posición invertida del yogui que se realiza para lograr una regeneración de las fuerzas vitales, aumentando la irrigación sanguínea en la cabeza. Para todo ellos Osiris permite que su cuerpo quede encerrado en un féretro (La Muerte) que representa el cambio profundo que sufre el hombre a través de la iniciación.
El profano debe morir para renacer a la vida superior. Si no muere en su estado de imperfección se le niega todo proceso iniciático. Isis y su hermana Neftis buscan el cuerpo de Osiris (La Templanza). Después de La Muerte comienza un período de transformaciones alquímicas, representado por La Templanza. Esta simboliza la ley de la perpetua circulación de fluidos de la vida en el plano cósmico, y en el plano psicológico, la necesidad de mantener el equilibrio interior entre los dos polos de nuestro ser: la mitad celeste y la mitad terrestre.
El Dios Set (El Diablo), ayudado por Apofis, asume el dominio de Egipto, esclaviza a su población y encadena a la Humanidad, este arcano representa las poderosas fuerzas que pueden alejarnos del principio divino. Son las fuerzas desintegrantes de la personalidad. Su representación en forma de semi bestia manifiesta simbólicamente la caída del espíritu. Osiris es descubierto, pero Set se apodera del nuevo cadáver y lo hace pedazos. Sus grandes obras son destruidas, sus templos quedan arruinados y su encarnación terrenal es destrozada para siempre (La Torre). Los seres humanos vivimos protegidos, pero también aprisionados en una torre, representada por la rigidez de nuestras estructuras mentales, de los conceptos que tenemos de las cosas, y fundamentalmente respecto de nosotros mismos.
Isis (La Estrella) reanuda su búsqueda, esta vez con la ayuda de Thoth bajo la apariencia de un ibis. Por segunda vez se descubre el cuerpo de Osiris en pedazos. La Estrella presenta un simbolismo de creación, nacimiento y transformación, es el mundo en formación, el centro original del universo. Nos recuerda que debemos armonizar con los grandes ritmos cósmicos. Este arcano simboliza la creación no acabada y perfecta, sino en vías de realización. Indica un movimiento de formación del mundo, o de sí mismo, un retorno a la naturaleza, a los centros de energía terreno y celeste.
Horus es concebido mágicamente, y el dios muerto atraviesa las puertas del mundo inferior que pronto regirá (La Luna), esta carta es símbolo del sueño y del mundo inconsciente. Es el reino de la noche, lo oculto y lo desconocido. La vida nocturna, el sueño, lo inconsciente y la luna, son términos que se emparentan con el dominio misterioso de “lo doble”, por eso, en este arcano, observamos que hay algo visible y algo oculto, algo que percibimos en nuestra mente consciente, y algo escondido en los más oscuros laberintos de nuestra mente inconsciente.
Horus nace con perfecto equilibrio (El Sol), este Arcano Mayor muestra, al fin, después de todas las ilusiones nocturnas representadas por La Luna, la realidad, la verdad de nosotros mismos y del mundo. Después de haber recibido del “Sol” la iluminación, tanto material como espiritual, podremos afrontar “La Resurrección”.
El juicio presenta a Osiris resucitado como el Señor del Mundo del Más Allá, Amenti, la tierra hacia Poniente, cuyos súbditos quedan liberados de su servidumbre ya que esta carta se refiere a la auténtica resurrección. Significa romper y salir de las limitaciones de nuestra mente consciente, condicionada por las estructuras ilusorias del mundo fenoménico. Ahora, el hombre renacido, trasciende esos condicionamientos e inicia un nuevo proceso, donde el espíritu es el hombre verdadero.
Finalmente se restaura el equilibrio universal en la diosa Nuth, la diosa del cielo (El Mundo), que simboliza la totalidad de lo creado y del hombre. Es el mundo incesantemente creado por el movimiento armonioso de los cuatro elementos y el hombre en su ascensión espiritual a través de la transmutación de dichos elementos.
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