Autoanalizarse a través del Tarot
Cualquiera que haya tenido entre sus manos, por primera vez, un juego de Tarot lo encuentra fascinante. Las figuras que se despliegan ante nuestros ojos o son atractivas, o repulsivas, nunca indiferentes. De entre las aplicaciones prácticas de éste ancestral juego, aparte de servir como una guía iniciatica, o como un instrumento de predicción; a partir del siglo pasado se comenzó a experimentar alrededor de las posibilidades autoanaliticas del Tarot.
Debido a que los arcanos recorren la totalidad de la experiencia humana., aquellos que te atraen son los que tú reconoces, que te dan seguridad porque ellos corresponden a un modelo que tú has vivido, que has integrado en tu vida.
Aquellos que rechazas son los modelos de situaciones que tú aún no has vivido. La violencia de tu reacción manifiesta simplemente la proximidad de esta situación en tu futuro. Así también, tú reconoces un modelo, pero se trata de un modelo que no has integrado todavía, o que está en camino de ser experimentado - dentro de unas horas o de unos años - o bien uno que tú has rechazado sistemáticamente cada vez que se presentaba.
Por lo tanto, los arcanos que tú prefieres indican lo que conoces de ti mismo; los que rechazas indican lo que no quieres aceptar todavía. Las situaciones que tú desconoces, y que están aún muy alejadas, no despiertan una defensa de tu subconsciente, ninguna reacción violenta, sino una vaga y moderada falta de «afinidad» con esa carta.
El diagnóstico podrá ser extremadamente fino y preciso, sin conflicto para el consultante, porque en ningún momento éste será crudamente confrontado con su problema fundamental en forma verbalizada. Todo pasa en un nivel simbólico; así el curso de la terapia nunca será muy doloroso. El proceso de maduración en el que el inconsciente entrena al ser - a veces de manera caótica, siempre sometiéndolo a diversas pruebas - será efectuado en las mejores condiciones, pues el trabajo con el tarot permite no suprimir el «nudo» energético del conflicto, lo que significaría suprimir también la afluencia de la energía, error cometido por la mayoría de los psiquiatras.
Y es que, en muchas ocasiones, las cartas que nos atraen especialmente, nos están advirtiendo sobre aquellas carencias que tenemos o sobre aquellas cualidades que hemos de desarrollar en nuestra vida. La vida nos pone muchas veces en esas situaciones que podríamos calificar como espejos, que se repiten constantemente y que su única función es que aprendamos algo que necesitamos aprender.
Un ejemplo. Aquella persona que en esta encarnación tenga que desarrollar la paciencia, se verá constantemente abocada a situaciones que pongan una y otra vez a prueba su paciencia. No es que la vida se empeñe en hostigarnos, todo lo contrario, nos está ofreciendo cientos, miles de oportunidades para que cumplamos con esa misión que hemos venido a llevar a cabo, una vez que logramos entender esto y aprendemos la lección, esa situación espejo desaparecerá de nuestra vida, pues ya no tendrá sentido.
En cierto modo, ese Arcano que nos atrae especialmente, nos está diciendo qué es lo que necesitas aprender en esta vida, cuál es aquella condición que tu espíritu busca. Elegí el ejemplo del Loco porque sus cualidades son las que mucha gente busca: independencia, libertad, confianza… el ser humano es esclavo de muchas cosas y en el fondo anhela más libertad, pero insertado en un engranaje tan cerrado como es el de la sociedad actual, es muy complicado que pueda acceder a esa libertad absoluta que personifica el Loco. El que intenta vivir al margen del sistema no lo tiene nada fácil. Por supuesto hay esclavitudes materiales, pero no olvidemos que también existen las mentales y las emocionales
No digo que en este diagnóstico la intuición esté de más. Un solo arcano engloba un número infinito de niveles de encarnación del arquetipo, y es preciso elegir el nivel exacto correspondiente a la realidad vivida por el consultante. La terapia le permitirá asimilar el «modelo» antes o después de la crisis, o fuera de la crisis, y, por consiguiente, ubicar las otras experiencias arquetípicas ya vividas en la estructura general de la que el tarot es el reflejo.
El papel del «taroterapeuta» deberá entonces limitarse a hacer que el consultante describa la carta lo más exactamente posible - según él la ve - registrar sus reacciones y permitir la objetivación. A menudo, el efecto sobre el consultante es sorprendente. El tarot produce una tal toma de consciencia, una tal comprensión, que el consultante recibe desde el comienzo una sobrecarga de vitalidad y una regulación de la energía espectaculares.
Además, ciertas cartas producen efectos inmediatos de compensación y equilibrio, después de una concentración de algunos minutos de atención al contemplarlas.
Esta terapia origina relaciones extremadamente apacibles y estimulantes entre terapeuta y consultante sin que intervenga dominación, transferencia, etc.
Así pues, ya sea como parte de una experiencia terapeutica, o por el deso de lograr un mejor autoconocimiento, el Tarot se nos presenta como un instrumento afinadísimo para lograr esos objetivos.