Ritual dedicado a un niño recién nacido
Elementos necesarios.
Incienso;
velas de altar;
7 velas angélicas/planetarias (una de cada color: naranja; blanca; roja; amarilla; púrpura; azul; verde oscura); una vela blanca, que se hace negativa con cera negra, o una vela negra;
3 velas negras; una vela zodiacal (de acuerdo con la fecha de nacimiento del niño).
Duración.-La duración del ritual es de siete días, no continuos (sólo el ritual de novena es continuo ).
Comience este ritual en el día que nace el niño y queme las velas (angélica/planetaria), en el color/día estricto de la semana desde el día que empieza y en orden y hasta completar la frecuencia de siete, empleando varios días en hacerlo. Si para este ritual particular no puede empezar en el día que nació el niño, hágalo entonces el mismo día de la semana siguiente y complete el ritual en siete días a partir de entonces.
Primer día.
Prepare su altar; incline la cabeza ante él; dé tres pasos hacia él (si la habitación es pequeña y no tiene mucho espacio, hágalo mentalmente); incline la cabeza una vez más como recono¬ciendo la «presencia». Empiece siempre de este modo, con independencia de cuál sea su filosofía religiosa. Encienda las velas de altar Y piense una pequeña oración para «abrir el ritual» mientras las enciende, pidiendo una bendición que usted estime conveniente, diciendo las palabras que quiera. Una forma cristiana simple podría ser lo siguiente. En los lugares marcados (+) hacer una cruz equilibrada sobre su altar y las velas. «En el nombre de Dios, el Padre Madre (+) Dios hijo (+) y Dios Espíritu Santo (+), a quien este trabajo está dedicado y de quien pide una bendición.» Si cree que es demasiado breve, puede añadir lo que quiera, declarando, por ejemplo, simplemente su invención y la fuente bajo cuyo patrocinio está trabajando.
Encienda la vela zodiacal en nombre del niño, utilizando su nombre si lo conoce. Recite o escriba (en pergamino preferentemente) el salmo 127 (Ver final del artículo), colocándolo bajo la almohada del niño, si le es posible llegado este momento. Encienda ahora la vela Lilith, colóquela sobre el talismán Ver Diagrama Y diga algo semejante a esto:
«Señor Dios, pues que en el principio calentó Lilith cera con cólera y malicia contra la salida de Eva, envía, Dios Todopoderoso, tus tres poderosos ángeles, Sanvi, Sansanvi y Semengalef, para proteger a este niño y detener la mano de Lilith contra todo intento de dañarle.» Encienda la vela Lilith con un fuego distinto, no lo haga a partir de sus velas de altar. Encienda ahora las tres velas blancas de los tres ángeles, recitando algo similar a lo siguiente: «Os llamo a vosotros, los tres ángeles poderosos del Señor nuestro Dios, para que me ayudéis contra cualquier intento de la Luna oscura de Lilith de arruinar o dañar la vida de este niño recién nacido.» Invocar a los ángeles individualmente. «Te invocamos a ti, ángel Sanvi» (encender una vela de una de las velas de altar); «Te invocamos a ti, ángel Sansanvi» (encender la siguiente vela, colocándola junto a la del nombre del ángel en la dirección de las agujas del reloj sobre el talismán); «Te invocamos a ti ángel Semengalef» (encender la última vela y ponerla sobre el talismán), para que ates a Lilith y la contengas de modo que su intento maligno quede negado y contenido dentro del talismán creado en tu nombre y en el nombre del creador de todas las cosas.»
Encienda luego la primera vela angélica/planetaria. Supongamos, es un ejemplo, que adoptamos el domingo como el día del nacimiento del niño. El primer ángel (es uno de los ángeles guardianes del niño, de acuerdo con el día de su nacimiento) será el arcángel Miguel, ángel del Sol, y por tanto utilizamos una vela naranja. El modo y estilo en que son invocados estos ángeles deben mantenerse con una coherencia razonable durante todo el ritual. Puede servir de modelo algo semejante a lo siguiente. «Señor Miguel, Arcángel del Sol, mira con gracia y fervor a este niño (decir el nombre), dale el don de la vida y tu bendición de (incluir la bendición o don particular, o bendiciones o dones, que le gustaría le concediera, de acuerdo con las materias regidas por el ángel).» Las diversas listas que se incluyen a lo largo del libro le ayudarán a decidir qué dones pueden ser ésos. Deje que arda la vela del ángel hasta la primera marca. Cuando llegue a esa marca, apague todas las velas en el orden inverso a como las ha encendido. Lógicamente, las velas de altar serán las últimas en apagarse. Déjelas arder un poco por si solas antes de «cerrar el ritual» con otra breve oración que, si lo desea, puede ser la misma que la de la apertura. Apagar entonces las velas de altar. Permanezca de pie ante su altar durante un rato, no se vaya en seguida, incline la cabeza o haga una reverencia ante el altar, como antes dé tres pasos hacia atrás e incline su cabeza o haga una reverencia una vez más (todo esto sirve, como antes, para reconocer la «presencia»). Retírese entonces. Como antes, si su espacio es limitado y esos tres pasos no son posibles, délos mentalmente. Es ésta una buena costumbre que debe realizar en todos.
Segundo día.
Todos los demás días siguen el mismo proceso que el primero hasta el momento de encender la vela del siguiente ángel. En nuestro ejemplo, el día siguiente sería el lunes, regido por el arcángel de la Luna, Gabriel, y por tanto se utiliza una vela blanca. Encenderá primero la vela del arcángel Gabriel, diciendo de un modo similar al anterior: «Señor Gabriel, Arcángel de la Luna, mira con gracia y favor a este niño (incluir el nombre). Dale el don de la vida y tu bendición, o bendiciones, de (incluir las bendiciones deseadas).» Vuelve a incluir aquí las bendiciones, dones o atributos de acuerdo con las materias regidas por este ángel, que usted desearía impartiera sobre el niño. El mismo procedimiento se sigue con el resto de los ángeles durante todos los demás días de la semana. Cada día, pase la llama desde la primera vela angélica a la segunda, y al día siguiente de la primera a la segunda, y luego a la tercera, etc. Tenga siempre en mente este concepto de «pasar la luz» con el fin de crear continuidad.
Cada día del ritual, queme las velas hasta la siguiente marca, hasta que llegue al séptimo y último día del ritual. En este día las velas arden hasta consumirse naturalmente. El último día del ritual tendrá todas las velas encendidas sobre el altar, siete velas angélicas/planetarias encendidas circundando a la vela zodiacal del niño recién nacido. Debido al orden y manera de arder, tendrán una apariencia «escalonada», representativa de una escalera o escala por la que el niño podrá «subir a la vida», es de esperar que con las bendiciones de los ángeles y planetas invocados en su nombre.
El último día del ritual, la primera vela angélica/planetaria (la del domingo) sólo tendrá ya una marca, la siguiente (la del lunes) dos, la siguiente (la del martes) tres, y así hasta la séptima y última vela, a la que quedarán las siete marcas por arder. Sería mejor utilizar una vela ligeramente más pequeña para Lilith que para el resto, de modo que siga «guardada» por las tres velas de los ángeles en el momento en que se consuma. No importa realmente en qué momento del ritual sucede esto. Similarmente, la vela zodiacal del niño seguirá protegida de ella por las siete velas angélicas encendidas. Por Leo Vinci
SALMO 127:
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
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