El mal de ojo
Es un fenómeno, en el que como su nombre indica se produce un mal a una persona a través de la mirada. Es sabido desde muy antiguo, que el llamado "mal de ojo" es algo más que una superstición. Es una fuerza negativa capaz de causar enfermedades y desgracias. El "mal de ojo" es una práctica tan antigua como la humanidad, y aunque algunos la consideran propia de lugares atrasados y gentes incultas, la verdad es que existe aquí y ahora, en la sociedad moderna, que al no encontrar una explicación racional convincente se suele negar su existencia de este padecimiento propio de nuestro país
Según los terapeutas especializados en mecánica vibracional, el mal de ojo es una enfermedad mental pasajera, resultado de la unión de las creencias personales con la falta de propósitos en la vida y la depresión.
Por su parte, los seguidores de las artes mágicas y los muy dados a la fenomenología paranormal afirman que el mal de ojo puede provocarse por medio de una formulación ritual, con el objetivo de que el afectado pierda interés por todo lo que le rodea, incluso por la vida, y llegue al extremo de verse avocado al suicidio.
La tradición nos ha dejado constancia de una creencia que afirma que el mal de ojo también puede llevarse a efecto a través de la relación sexual, cuando la víctima lleva a cabo el coito con una persona capaz de hacer maleficios. Desde muy antiguo, también se cree que una persona puede verse afectada de aojamiento por medio de la mirada de una mujer jorobada, estrábica y embarazada.
Detección y tratamiento del mal de ojo
Para averiguar si una persona está afectada por el mal de ojo, podemos aplicar varios procedimientos como examinar el pelo de la persona en cuestión, ‘pasar el agua’, hacer una ‘ahumada’ o la prueba del aceite y el agua. Consideremos estos medios, pero téngase en cuenta que sólo puede llevarlos a cabo con eficiencia una persona dotada de de tal don, que, en Andalucía, normalmente, suele ser una mujer.
Para examinar el pelo, se echa un mechón de su pelo en un vaso de agua con aceite. Si el aceite desaparece, es señal de que el mal está en él; procede, pues, ponerlo en conocimiento de una desaojadora para la sanación de la persona afectada.
El procedimiento de ‘pasar el agua’ o ‘agua del alicor’ ha de llevarlo a cabo una desaojadora, la cual se santigua delante del enfermo y ordena que se vaya a los demonios que ocupan aquel cuerpo. A continuación, deja caer un trozo de alicor situado al borde de la jarra de baño en la que se encuentra el agua. Si se forman burbujas rodeando dicho trozo, la persona estará afectada por el mal. Finalmente, si se confirma el aojamiento, se le dará el agua de alicor para que beba y pueda sanar.
Hacer una ‘ahumada’ pone fin rápidamente al mal de ojo mediante la inspiración del vapor que se desprende de la quema de granitos de pólvora, suela de zapatos viejos, ramas de laurel, estiércol (porcino) y granitos de mazorca.
En la prueba del aceite y el agua se echa aceite en una vasija con agua y se analizan las gotas formadas, cosa que sola la persona desaojadora puede llevar a cabo.
Una vez que el afectado es diagnosticado, puede recurrirse a múltiples remedios para su sanación; estos procedimientos puede ponerlos en práctica cualquier persona, siempre que la aojadora así lo recomiende. Por ejemplo: poner un lazo rojo en la cuna del bebé, colgarle un papel con un versículo del Evangelio en el cuello, arrojar a un tejado una planta de torvisco en forma de cruz y del mismo peso que el afectado o solicitar las oraciones de las llamadas ‘saludadoras’ y ‘graciosas’. Es creencia que las mujeres así llamadas tienen este don porque nacieron en Jueves o Viernes Santo, o son gemelas, o han nacido con una cruz bajo la lengua o lloraron tres veces durante su desarrollo fetal.
Prevención del mal de ojo
Si queremos prevenir el aojamiento, podemos llevar encima un amuleto, como puede ser una cruz de madera, metal, hueso o palma sujeta con un hilo rojo; si se intuye que alguien va a hacernos el maleficio o se presente que nos lo están haciendo, la cruz se puede hacer con los dedos en ese mismo momento. Otro medio de protección consiste en llevar consigo una herradura usada; como medida protectora de una casa, podemos fijar esa herradura en la puerta. Es muy eficaz también llevar consigo unas tijeras abiertas, una pata de conejo, alguna pieza de cristal y azabache, cuentas de ámabra, una rama de higuera, un cuerno de ciervo, una mano de tejón o la llamada mano de Fátima. El Marqués de Villena, en su Tratado del ojo, recomienda un sinfín de remedios para evitar el daño causado por el mal de ojo.
En las líneas anteriores he hablado de recitar oraciones o ‘ensalmos’. Es curioso saber que las que recitan las aojadoras han sido aprendidas por transmisión oral, pasadas de madres a hijas, de una a otra generación, y, aunque en ellas se hace referencia a la Virgen María, a la Santísima Trinidad y a todos los Santos, no son las canónicas, esto es, las que se aprenden en catequesis y las Iglesia nos enseña. Por otra parte, para que sean realmente efectivas, es condición inexcusable que esta transmisión se haga el Jueves o el Viernes Santo de la Semana Santa.