La Cordierita
La cordierita, llamada también dicroíta e iolita, es una piedra preciosa poco conocida, que debe su nombre a un mineralogista frances.
El color mas frecuente de la cordierita es el azul, aunque existen diversas variedades que van desde el gris, el amarillo y el pardo, hasta formas incoloras. Las inclusiones de hematites y goechita crean una tonalidad rojiza. Posee brillo vítreo graso, y es prácticamente inatacable por los ácidos.
La iolita presenta diferentes colores en función de la orientación del cristal. Un cubo tallado en la iolita aparecerá azul-violeta similar al del zafiro por un lado, incoloro de otro y amarillo-marrón por encima.
Esta propiedad ópica ayudó a Leif Erikson y a los otros exploradores vikingos a determinar su posición con respecto al sol y a navegar en el océano Atlántico hasta el Nuevo Mundo sin perderse.
Asimismo, y gracias a un fenómeno óptico conocido como pleocroísmo, al ser observada según la base del prisma la cordierita presenta un color azul o violeta, siendo en cambio incolora al ser observada perpendicularmente: de este hecho deriva el nombre citado de dicroíta, actualmente en desuso.
Los más bellos cristales de cordierita proceden de Bodenmais (Baviera), Orijärvi (Finlandia) y de Noruega. Existen también yacimientos importantes en Brasil, India, Madagascar, Sri Lanka y EEUU. En España se han hallado ejemplares en la Sierra de Guadarrama, en Salamanca, Almería y Murcia.
La cordierita puede confundirse con la kyanita, el zafiro, la benitoíta, y la tanzanita, existiendo asimismo imitaciones en vidrio.
Como nota curisosa, diremos que a la cordierita de color azul claro se la llama comercialmente y erróneamente- zafiro de agua.
Propiedades curativas y espirituales
Esta gema incrementa la comunicación superior. Permite al individuo escuchar los significados detrás de las palabras, la intención más profunda. Esto podría incluso significar escuchar la intención de Dios o del amor superior en la comunicación de una persona, aún cuando aquellas palabras pudieran aparecer en la superficie como duras o dañinas para el individuo que las escucha.
No solo se incrementa mediante esto el perdón, sino que puede permitir una comunicación más evolucionada, especialmente cuando existe una brecha generacional. Las energías de frustración o enojo que pueden estar reprimidas o en un estado de negación salen a la superficie en la propia comunicación. En un estado de quietud más profunda y relajación, uno puede sintonizar con el propio propósito, con la energía del Universo, y estar concientes de esto en una comunicación de dos vías. De esta forma, la gema es extremadamente poderosa para apoyar la oración y la comunicación con seres en niveles superiores de conciencia o con el propio ser superior.