La Apofilita
La Apofilita es una piedra muy parecida al cristal de cuarzo, de origen hidrotermal, incoloro o débilmente roja, en ocasiones amarillenta, pardusca o verdosa y transparente. La apofilita posee brillo vítreo, perlado en la base, y una luz característica de los que deriva su nombre comercial: ojo de pez. De la clase de los silicatos. Normalmente blanco, amarillento o con tonalidades verdes, azuladas, rojizas, anaranjadas o rosas. En cristales cúbicos o piramidales, podemos encontrarlos formando conglomerados o pequeños cristales.
El principal yacimiento de apofilita se halla en Poona, (cerca de Bombay, India). También se encuentran yacimientos en Alemania, EEUU, India, Brasil y Australia.
Se le atribuyen propiedades cualidades curativas como por ejemplo: trata la ansiedad, preocupaciones, miedos. Se dice de esta piedra también que deshace presiones internas y angustias. Se trata también de un potente intensificador de sentimientos.
También calma la mente, reduce el estrés y libera bloqueos mentales y patrones de pensamientos negativos. Puesta en el pecho puede aliviar el asma, regenera las membranas mucosas, las alergias, etc.
Es muy espiritual, potenciadora y transmisora de energía y del registro akáshico.
Muy afín al sistema respiratorio, especialmente en alergias, regeneración del tejido relacionado con este sistema (también piel y mucosas), mantenida sobre el pecho contribuye a detener ataques de asma. Puesto sobre los ojos los rejuvenece.
Libera emociones reprimidas, estados de ansiedad, preocupaciones, miedos, vanidades y aumenta la tolerancia a la incertidumbre.
Facilita el autoconocimiento, la introspección, y el autoanálisis (conductuales, errores, desequilibrios…).
Es relajante por lo que libera el estrés, bloqueos mentales y pensamientos negativos, además de reducir el deseo.
Crea una comunicación consciente entre los reinos físico y espiritual, contribuye a la sintonización con el amor universal y en las decisiones que implican este proceso.
Las pirámides de Apofilita puestas sobre el tercer ojo (en el entrecejo), ayuda a la meditación y canalización.
Es muy recomendable utilizarla junto con la terapia de Reiki.
Muy buena para los viajes fuera del cuerpo, ya que facilita que la información llegue hasta el plano físico, estimula la intuición y la clarividencia.
El cristal acumula diferentes niveles de acción. Quizás al inicio percibamos la dulce y amorosa calidez. Idóneo notarla cerca en momentos complicados, libera lo superfluo, aporta paz, armonía, jubilo. Con el tiempo, a medida que evolucionamos muestra tesoros interiores.
Potente intensificador de sentimientos, al igual que el Ópalo que carece de sistema cristalino; sílice y agua en su composición. La poderosa Apofilita y la Lepidolita, puente dimensional. La primera más evolucionada, máxima expresión, facilitando conexión fluida bidireccional con inexploradas realidades.
La grandiosa estructura cristalina que conocemos en la Apofilita es restrictiva mirada tridimensional, limitada y parcial. Utópico apreciarla en su totalidad careciendo de visión expandida (tercer ojo activado) capaz de proyectarse para descubrir la realidad multidimensional. Igual que intentar apreciar el majestuoso vuelo del águila a partir de la sombra que proyecta, sin verla directamente.