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Los parapsicólogos se percataron desde un principio de que los contenidos mentales de los médiums en trance se reordenaban, dando lugar a una personalidad por completo diferente a la usual. La existencia de contenidos psíquicos subterráneos (similar al inconsciente freudiano) fue entrevista por los primeros parapsicólogos (Daumer le llamó Doppel-Ich, du Prel sujeto trascendental, Myers Yo subliminal, Richet yo reservado). La parapsicología topó frecuentemente con el rompecabezas de la personalidad múltiple, y de una forma aparentemente incomprensible, existió en ella un afán por intentar separarla de la mediumnidad aunque nunca lo consiguió. Cuando la personalidad era la de un fallecido se hablaba de mediumnidad, y cuando no se conseguía identificar se hablaba de algún tipo de patología psíquica.

Uno de los casos más antiguos y célebres que se conoce de disociación mental, fue el de Félida X., estudiado hacia 1.860 por el doctor Azam de Burdeos. Esta mujer de carácter triste y retraído, caía en un trance del cual salía con una personalidad alegre y extravertida, en el que recordaba su anterior estado psicológico como una enfermedad. Cuando regresaba a su primera identidad olvidaba la segunda. Aquello le llevaba a situaciones incomprensibles para ella. En una ocasión se encontró vestida de luto en un entierro y sin poder recordar quién era el muerto. Su embarazo le pareció inconcebible, al haber quedado encinta estando dominante su segunda personalidad. Después de aproximadamente treinta años su identidad "original" pasó a ser la suplente. En 1.908, una parapsicólogo de nombre Boris Sidis, recogió en su obra Personalidad múltiple el caso de un sacerdote llamado Hanna que tras sufrir un accidente perdió la memoria, viéndose en la necesidad de volver a aprender incluso el uso de las cosas más sencillas. A las cinco semanas comenzó a tener unos raros sueños en los que se manifestaba su identidad original, y una semana más tarde consiguió recordar su vida anterior; cuarenta y cinco minutos después se durmió, al despertar volvió a adoptar su segunda personalidad. Este intercambio se mantuvo hasta que un día aparecieron confusamente ambas identidades al mismo tiempo. La pugna llegó a su fin cuando reconoció como suyas las dos personalidades.
El parapsicólogo y psicólogo suizo Thédore Flournoy (1.854-1.920), investigó la presentación de contenidos inconscientes en la escritura automática de los médiums, descubriendo la "dramatización" que se llega a alcanzar durante el estado de trance, capaz de enlazar recuerdos olvidados por el consciente dando la apariencia de percepción extrasensorial. Rudolf Tischner estudió el fenómeno siguiendo el trabajo de Flournoy. En un médium observó una predisposición a alterar el orden de las letras (por ejemplo Airam en lugar de María), lo que le permitió descifrar el nombre de "Sutsirch" (Christus leído al revés), con el que firmaba un "guía" de otro practicante de la escritura automática seguidor de la teosofía. También apreció la manifestación conjunta de dos personalidades al mismo tiempo en las cartas escritas por otro sujeto, cuya segunda identidad se encargaba de mezclar rasgos con trazos más gruesos que al ser examinados en cierto orden llegaban a formar palabras y frases completas. En el caso de Sally, una mujer que llegó a poseer cuatro personalidades diferentes, su tercera identidad se manifestaba por medio de la escritura automática a través de la primera.

El trastorno de la personalidad múltiple nunca fue bien comprendido por la parapsicología; y jamás ha sido admitido del todo por la neurociencia, dando lugar a diagnósticos basados en la psicosis y la esquizofrenia. Los parapsicólogos han querido separarlo de la mediumnidad, los ocultistas y los espiritualistas han intentado combatirlo siguiendo sus filosofías mediante sesiones exorcistas. Durante la década de los años ochenta el aspecto de la cuestión comenzó a cambiar. En 1.983 el neurólogo Christie Ludlow, usando un programa informático capaz de separar un sonido por frecuencias, llegó a la conclusión de que las distintas voces de un múltiple varían tanto entre sí como las emitidas por diferentes personas. El psiquiatra Frank Putman trabajó con 150 pacientes, y junto al especialista en electroencefalogramas Monte Buchsbaum examinó las ondas cerebrales de diez sujetos que se mostraron completamente diferentes para cada personalidad. Junto con Daniel Weinberger escrutó en la circulación sanguínea de sus cerebros, y los sometió a toda clase de pruebas psicológicas. Las diversas identidades de un múltiple se descubrieron tan auténticas como la original. Una mujer tenía períodos menstruales por cada personalidad (varios al mes); un hombre poseía una identidad que hablaba en ruso, sin que hubiera forma de averiguar cómo había aprendido ese idioma; otro era zurdo pese a que jamás hubiera escrito con su mano izquierda ni una palabra. Pero las habilidades de los sujetos no se limitaban al plano de la información o a cuestiones de ámbito psicológico. Si resulta notable el caso de un individuo que necesitaba gafas en una sola de sus identidades, el analizado por el psiquiatra Bennett Braun nos desorienta de las teorías médicas de moda referentes al sistema inmunológico, ya que su protagonista presentaba una alergia a las bebidas cítricas en todas las personalidades salvo en una.
Los múltiples suelen presentar más de dos personalidades (un sujeto llegó a las veintidós), y comparten una características comunes. Mezcladas entre otras, se observa predominantemente una personalidad infantil, una del sexo opuesto y una depresiva o violenta. Todos padecen algún tipo de jaqueca, son inteligentes y poseen capacidades artísticas. La mayoría de los médiums presentan a su vez estas características. Al igual que la "mútltiple" Nadia realizaba dibujos sorprendentes, el médium Luis Antonio Gasparetto es capaz de pintar cuadros con los estilos de diversos pintores fallecidos, y lo mismo que Leonard era un experto en música, Rosemary Brown componía dictada por los espíritus de famosos músicos. Durante el trance las partes aisladas de la mente parecen dejar de cooperar entre sí, esto se traduciría en un afloramiento de contenidos basados en cómo el factor psi estructura la realidad, pues ambas disciplinas artísticas, aunque este sea un modo muy restringido de definirlas, comparten una base matemática fractal.

Un rasgo de los más interesantes para la parapsicología es la personalidad que suelen desarrollar cargada de un fuerte apasionamiento religioso, dadas las correlaciones existentes con fenómenos como el de la posesión, sea de índole relativamente benigno del tipo de las atribuidas a las sesiones espiritistas, o las que aparentemente interviene un espíritu con intenciones demoníacas, lo que daría explicación a las reacciones producidas exclusivamente por los símbolos religiosos que le son familiares a los poseídos. Alrededor del 90% de las personas desdobladas, pasaron por una infancia difícil, sufriendo malos tratos o abusos, casi siempre antes de los diez años, de forma que un complicado mecanismo de defensa psicológica se ponía en acción; una mezcla entre protección y olvido. Los investigadores poco amigos del animismo, defensores de la hipótesis fundamentada en un dominio de espíritus intrusos, que afirman ser incomprendidos por la neurociencia en general, tienen serias dificultades para mantener sus bases frente a hechos como el protagonizado por Marion. A los seis años de edad se enamoró del defensor George Kirby, un personaje de la serie norteamericana de televisión Topper. Cuando su padrastro la maltrataba deseaba la aparición del protector Kirby, así que la noche en que fue violada sexualmente por el marido de su madre surgió su identidad llamada Goerge. A partir de entonces George tomaba el control del cuerpo en los momentos tensos y en las situaciones conflictivas comportándose tal como lo haría un hombre. Con el paso del tiempo sus condiciones mentales se complicaron, no faltó una inclinación religiosa que asumió el nombre de Mary.
La similitud entre disociación de la personalidad y mediumnidad llega a un extremo tal, que resulta imposible considerar que se tratan de dos fenómenos diferentes. Los parapsicólogos, con los recursos a su alcance, describieron unos cambios psicofisiológicos en los médiums, análogos a los delineados por la neurociencia, y vieron una aparente adquisición de información imposible de ser obtenida por los sistemas ordinarios. La probabilidad de que la información fuera facilitada gracias a una comunicación con los difuntos, no se puede considerar desde una perspectiva capaz de explicar la totalidad del fenómeno. Y su vieja enemiga, la hipótesis de la percepción extrasensorial (el médium extraería la información de las personas presentes) aunque especulemos con una superutilización de ella, resulta igualmente incompleta para solventar esta enigmática cuestión.

