Posesiónes 2ª parte
Posesiones y enfermedades mentales
La idea de que las enfermedades mentales son el resultado de la posesión por los espíritus se remonta a la antigüedad. Actualmente la idea sigue teniendo partidarios, pero la comunidad médica no la avala.
A principios del siglo XX el doctor James H. Hyslop, uno de los primeros presidentes de la American Society for Psychical Research, escribió en su libro Contad with the Other World (1919) que las personas que creían en la telepatía eran más propensas a ser invadidas a distancia por entes desencarnados, posiblemente de carácter bajo y malévolo.
Hyslop creía igualmente que muchas personas que padecían de histeria, de personalidad múltiple, de demencia precoz y de otros disturbios mentales, mostraban indicios de haber sido invadidos por esos entes desencarnados. Sus llamamientos a la comunidad médica para que tuvieran en cuenta esas situaciones fueron desoídos. No obstante, sus opiniones eran compartidas por algunos colegas, principalmente por el doctor Titus Bull y por Carl A. Wicklund y Ana Wicklund.
Más recientemente, M. Scott Peck, que se describe a sí mismo como un "científico cabeza dura", psiquiatra egresado de la Universidad de Harvard y que ejerce en Connecticut, ha dicho que dos de sus muchos pacientes que sufren de personalidad múltiple padecían igualmente de posesión por espíritus malignos, cuyo propósito era destruir la mente de sus víctimas. Los espíritus fueron exorcisados. Peck relata el hecho en su libro The People of the Líe (1983).
El psiquíatra californiano Ralph Allison ha declarado que muchos casos de personalidad múltiple son el resultado de posesiones por espíritus tanto inofensivos como demoníacos. Su controvertido libro Mínds in Many Pieces (1980) relata algunos de esos casos y los sucesos paranormales de que estuvieron rodeados.
Otros psiquiatras han descubierto que sólo con exorcismos como la invocación del nombre del Señor se logra eliminar a una o más de las personalidades. La eficacia de los exorcismos religiosos tal vez se deba a las creencias religiosas del paciente.
En ciertas regiones de América Latina en que existen fuertes creencias espiritistas, los desórdenes como la epilepsia, la esquizofrenia y la personalidad múltiple se pueden tratar como casos de posesión. Allan Kardec, pseudónimo del francés que fundó el espiritismo en el siglo XIX, creía que ciertas enfermedades causadas por los espíritus, o por fragmentos de vidas anteriores de las personas, podían ser tratadas con la ayuda de espíritus guías.
Las teorías de Kardec estuvieron de moda en Francia durante cierto tiempo, aunque no causaron sensación en el resto de Europa. Sin embargo, echaron raíces en América Latina, particularmente en Brasil, donde resultaban compatibles con las tradiciones existentes.
En Brasil, donde muchos médicos y psiquiatras son espiritistas, todavía se efectúan curas con arreglo al "kardecismo", como se llama al espiritismo, o a prácticas similares como la umbanda o el candomblé.
Posesiones voluntarias
En muchas culturas no occidentales, la comunicación con los espíritus y las deidades se halla en el centro de los cultos religiosos. La posesión por un dios demuestra que el poseído es digno de la atención y la protección del mismo. En esa clase de ceremonias los fieles cantan y bailan hasta que son "montados" por el dios, convirtiéndose en los "caballos" del mismo y adoptando sus características particulares. Durante todo el tiempo de la posesión -que puede durar varias horas- el poseso habla y se comporta como el dios, con olvido de todo dolor o de la alta temperatura ambiental, y puede anunciar profecías.
La contraparte más parecida del cristianismo es la tradición de la posesión voluntaria por el Espíritu Santo, que se origina en la posesión experimentada por los apóstoles de Cristo el primer día de Pentecostés. En el libro de los Hechos se describe cómo aparecieron llamas encima de las cabezas de los apóstoles, y cómo éstos hablaron en lenguas que desconocían. Estos hechos, conjuntamente con otras formas de comunión extática con Dios, caracterizaron el culto cristiano de los primeros tiempos hasta que fueron sustituidas por prácticas más austeras.