El Papiro Tulli
Si existe alguna civilización de la antigüedad que parece haber tenido una influencia extraterrestre o que parece haber llegado verdaderamente “de otro mundo” es la egipcia. Según la historia convencional, la civilización egipcia ha sido explicada hasta el cansancio. Sin embargo, el simple hecho de contemplar sus pirámides, las momias de sus faraones, sus templos y sus expresiones artísticas genera dudas sobre una posible conexión extraterrestre.
El Papiro Tulli es un viejo manuscrito de apenas 20 por 18 centímetros, que ha traído de cabeza a la comunidad ufológica internacional durante las últimas décadas. Escrito en grafía hierática -una variante cursiva del jeroglífico convencional- su datación, según los hechos relatados en el documento, puede remontarse al reinado del faraón Tutmosis III (ca. 1475 a. de C.).
Pero, ¿qué contenía exactamente el Papiro Tulli para que todos hablaran elogios de él? Muy sencillo: el relato de la aparición de una extraña bola de fuego en los cielos y las extrañas consecuencias que ello produjo como la lluvia de peces y aves, es decir, el primer testimonio OVNI de la Antigüedad. El nombre de Papiro Tulli le viene dado en honor de su comprador, Alberto Tulli, Conservador Jefe de la sección egipcia de las colecciones del Museo Vaticano, cargo que desempeñó durante la década de los 30. Fue justamente en el año 1934 cuando Alberto Tulli adquirió esta "antigualla" a un anticuario llamado Tano, por una suma de dinero hoy desconocida. Al morir, todas las posesiones de Alberto Tulli, incluido este misterioso papiro, pasaron a ser propiedad de su hermano, el sacerdote Gustave Tulli.
La mayoría de estudiosos piensan que este papiro fue hallado por Boris de Rachewiltz. Según este investigador, el documento consistía en un pequeño fragmento de papiro en muy mal estado de conservación y repleto de lagunas, por lo que algunas partes del mismo no podían ser comprendidas, ha sido fechado en la XVIII Dinastía y los hechos que el mismo papiro relata acontecieron bajo el reinado del gran Tutmosis III, y nos los describen como aquí sigue: "En el año 22, tercer mes de la estación de peret (la germinación) en la hora sexta del día (14 h.) [...] dos escribas de la Casa de la Vida vieron un círculo de fuego que estaba viniendo por el cielo. No tenía cabeza. Su olor era desagradable.
Entonces, ellos tuvieron miedo y huyeron, [...] y fueron a decírselo a Su Majestad. Todo está recogido en la Casa de la Vida. Su majestad reflexionó sobre lo que había pasado. Han transcurrido muchos días después de lo ocurrido [...] Son numerosos al igual que todo [...] Ellos brillan en el cielo como el Sol lo hace sobre las cuatro columnas que sujetan el cielo. [...] Entonces los círculos de fuego [...] El ejército del rey estaba (en aquel lugar) y Su Majestad los vio (con sus propios ojos). Esto sucedió después de la hora de la última comida. Allí arriba (en el cielo), ellos se marcharon hacia el sur. Del cielo cayeron peces y aves [...] algo inaudito desde el comienzo de los tiempos. Su majestad colocó incienso para apaciguar a Amón Ra, Señor de las Dos Tierras [...] en un documento de la Casa de la Vida [...] eternidad".
Pues bien, leído esto podemos pensar, que los hechos que aquí nos relatan, bien podrían referirse a algún tipo de suceso meteórico (desconozco si la caída de meteoritos va acompañada de sulfuro, o algo similar que se corresponda con un desagradable olor...).No sería la primera vez que un texto alude a algún tipo de acontecimiento estelar, de hecho, que Egipto fue blanco de numerosas caídas meteóricas no es cosa nueva, a juzgar por la cantidad de lingotes de hierro meteórico y los variados objetos realizados sobre este extraño material encontrados en algunas tumbas como la del niño Tut y muy anteriores ya por el Imperio antiguo.
Alrededor del año 2000, el reconocido investigador de ovnis R. Cedric Leonard encontró una rara copia de la versión jeroglífica del Papiro Tulli en una biblioteca. No era el original, sólo era una copia en lenguaje jeroglífico del Papiro Tulli. Esta es un fragmento de la traducción de los jeroglíficos del Papiro Tulli realizada por el investigador de ovnis Cedric Leonard. Para él, la traducción más exacta de lo que vieron los egipcios es "discos de fuego" o "discos ardientes".
Según la traducción de Leonard, los egipcios no se referían precisamente a “círculos de fuego” sino a “discos ardientes”:
“En el año 22, tercer mes del invierno, sexta hora del día, entre los escribas de la Casa de la Vida se encontró que un extraño disco ardiente venía del cielo. No tenía cabeza. El ancho de su boca emitía un olor repugnante. Su cuerpo era de un rod de largo (alrededor de 46 metros) y un rod de ancho. No tenía voz. Vino hacia la casa de su majestad. Sus corazones se confundieron con esto, y ellos se echaron sobre sus vientres…Ellos fueron donde el (Rey) para reportarlo. Su majestad (ordenó que) los manuscritos (localizados) en la Casa de la Vida fueran consultados. Su majestad meditó sobre todos los acontecimientos que estaban sucediendo.
Otro fragmento de la traducción de los jeroglíficos del Papiro Tulli realizada por el investigador de ovnis Cedric Leonard. Se puede apreciar los signos en los que se cuenta que "los discos empezaron a elevarse". Después de algunos días, ellos (los discos) se volvieron más numerosos que nunca en el cielo. Brillaban en el cielo más que el Sol y se extendieron a los límites de los cuatro pilares del cielo…poderosa era la posición de los discos ardientes.
El ejército del Rey se los observó, con su majestad en el medio. Fue luego de la cena que los discos ascendieron aún más en el cielo hacia el sur. Pescados y una variedad de aves cayeron desde el cielo: una maravilla nunca antes vista desde la creación de este reino. Y su majestad pidió que se trajera incienso para clamar el corazón de Amun-Re, el dios de las Dos Tierras. Y (se ordenó) que el evento (fuera registrado por) su majestad en los anales de la Casa de la Vida (para ser recordado) por siempre.”
Hay que tener en cuenta que los egipcios, como muchas otras civilizaciones antiguas, eran expertos observadores del cielo. No es muy probable que los sucesos relatados en el Papiro Tulli se refieran a algún fenómeno natural como meteoritos, o de estrellas fugaces. Los egipcios eran expertos observadores del cielo, y si se referían a un objeto de una forma tan singular como “discos ardientes”, es porque nunca lo habían visto antes.
El relato de los escribas de la 18va dinastía parece referirse a lo que ahora conocemos como “platillos voladores” u ovnis: brillan como el Sol (Brillaban en el cielo más que el Sol), se mueven en grupo(los discos se volvieron más numerosos que nunca en el cielo), no hacen ruido (No tenía voz), tienen forma circular (extraño disco ardiente venía del cielo), no tienen protuberancias evidentes (No tenía cabeza) .
Puede que se refieran a un fenómeno natural, pero tendría que haber sido uno extremadamente raro. El único detalle que no coincide perfectamente es el olor que emitía el primer disco mencionado en el relato egipcio.
Si los discos ardientes eran realmente un grupo de naves extraterrestres ¿por qué habrían decidido visitar Egipto?
El acontecimiento de los “discos ardientes” podría haber sucedido en cualquier momento entre el 1506 y el 1425 a.C. En esos tiempos sucedió otro evento importante que, según Cedric Leonard, podría ser la explicación al relato egipcio: la erupción del volcán Strongyle en la isla griega de Santorini. La erupción del Strongyle fue un evento de tal magnitud que podría haber sido fácilmente visto desde el espacio.
Cedric Leonard sostiene que debido al impacto que este fenómeno natural tuvo en nuestra civilización, no está demás pensar que una flota de naves espaciales fue enviada a observar el evento y medir las consecuencias del mismo. Esto explicaría la aparición de los “discos ardientes” sobre Egipto pues el humo, las cenizas y el tsunami provocados por el volcán se dirigieron al sudeste, a través del mediterráneo, hacia la tierra del Nilo. El reporte egipcio cuenta que primero apareció un “disco ardiente” , y que después de varios días el cielo se llenó de estos.
Luego, los discos se elevaron y tomaron una nueva posición más al sur. Esto encaja con la teoría de la erupción del Strongyle porque el humo y las cenizas, producto de la erupción del volcán, habrían llegado a Egipto desde el noroeste. Las naves extraterrestres habrían tomado una posición elevada más al sur para alejarse de la corriente de cenizas y humo. Aún quedaría por explicar la lluvia de peces y aves relatada en el texto egipcio.
La mayoría de egiptólogos descartan el tema poniendo en duda el nivel del profesor Tulli como egiptólogo. Ante eso habría que aclarar que el profesor Tulli es solo quien encontró el papiro, no quien lo tradujo o lo analizo. El traductor como ya hemos dicho fue Boris de Rachelwitz que era un respetado académico ítalo-ruso, autor de varias publicaciones que aún se usan como referencia en algunas universidades.
Además Rachelwitz era un noble, aunque todo es posible, no parece probable que Rachelwitz sea capaz de perpetrar semejante fraude. Los egipcios, muy probablemente, tenían conocimientos espirituales que hemos perdido en el tiempo y que, al paso que vamos, nunca lograremos recuperar. Es demasiado arrogante pensar que, de todas las civilizaciones que han pasado por el planeta, la nuestra es la más avanzada en todos los aspectos del conocimiento humano, y que hemos descifrado y entendido el mundo espiritual de una civilización que vivió hace cinco mil años.