Más allá de la muerte: La reencarnación 2ª parte
LA REENCARNACIÓN: a modo de iniciación
Una de las necesidades más importantes de la vida es la de intentar conocer el porqué de nuestra existencia. Para lograrlo hace falta una gran voluntad acompañada de una profunda meditación. Esta voluntad debe partir necesariamente de nuestra íntima esencia y tener por estímulo el perfeccionamiento de nosotros mismos y del prójimo.
pero ¿qué puede hacer el hombre ante el misterio de la propia naturaleza?
Puede hacer mucho en beneficio de su propia conciencia, con tal que lo quiera. Si uno se dedica seriamente al estudio y analiza con atención todas las representaciones de este mundo con agudas reflexiones, se advertirá que los fines y motivos de la vida son la evolución de la conciencia en el amor hacia los demás. Además, se dará cuenta, de modo evidente, que la vida terrena es generalmente dolorosa y se preguntará uno cuáles son las causas de tanto dolor y de lo que a nosotros nos parece tan injusto.
La razón de no ver lo justo está precisamente en el equivocado modo de apreciar la vida y de ver sólo su lado físico; es decir, vemos sólo una parte de la fachada y, sin conocer la otra, no vemos su verdadera esencia.
Para movernos en la dirección que es el fin de las mencionadas indicaciones, es necesario meditar sobre uno de los principios filosóficos más importantes y que tiene profundas raíces en la antigüedad: La reencarnación.
Por reencarnación se entiende aquella tesis filosófica, segu´n la cual el alma del hombre (consciencia, esencia, energía individual, etc.) regresa, después de la muerte física y al cabo de cierto período de tiempo, para encarnarse o renacer en otro cuerpo humano nuevo, creando así un ciclo de sucesión de muerte y renacimiento hasta la completa purificación anímica.
La reencarnación concuerda perfectamente con el conocido principio científico de la conservación de la energía: "Nada se crea ni nada se destruye, sino que todo se transforma, siempre manifestándose y expresándose en nuevas manifestaciones" (Ley de Lavoiser).
La reencarnación o renacimiento ha sido siempre considerada una verdad cierta por un gran número de personas.
Puede afirmase que el concepto reencarnativo es una verdad universal, pues no solamente se remonta su conocimiento al comienzo de la humanidad, sino que esta tesis la encontramos en todo el mundo. Cerca de dos terceras partes de la humanidad se adhieren a esta enseñanza, en el seno de las religiones y en las filosofías.
¿Nunca se han preguntado por qué en la realidad física de la vida, encontramos individuos afectados de toda suerte de imperfección?
Siguiendo las escuelas esotéricas y espíritas podemos afirmar que los hombres, en si ignorancia, no ven el Poder Divino, árbitro de los hombres y elementos. Quien actúa contra la Ley, debe reparar; quien de la riqueza hace mal uso, reservándosela para sí, regresará pobre y sufrirá los apuros y las ansias que haya hecho sufrir a sus semejantes en la anterior existencia.
Si se observara la sociedad y la humanidad con el ojo reencarnativo, se resolverían las cuestiones obscuras e irresolutas. Aquél que degenera en el tiempo, manchado la Ley divina, es justamente maltratado en la vida siguiente con cargas morales y materiales.
La existencia del alma puede considerarse axiomática, no pudiéndose decir otra cosa de la reencarnación o renacimiento.
Tanto una como otra, más que analizarlas, hay que sentirlas en el fondo de uno mismo.
Una confirmación y un testimonio de esta tesis se tiene en la manifestación mediúmnica.
Un día no tan lejano, será, sin duda, admitida como la más lógica y racional de las tesis, explicación de todas las diferencias físicas y morales, económicas y sociales, de raza, pueblos e individuos; es una verdad que muchos experimentan dentro de sí y, como San Agustín, se preguntan: "Pero, ¿cuando pequé yo tanto? Si en la vida no he hecho daño, ¿Por qué ha de ser tan maltratado?".
La reencarnación y los Evangelios
Para finalizar este tema hemos querido hacer referencia a los textos bíblicos, donde siempre se ha dicho que en los mismos no se hace ninguna alusión a la tesis reencarnativa, y esto no es exacto, Juzgue usted mismo.
En el evangelio de San Juan 3, 1-2-3-4-5-ó-7, se lee:
"Había entre los fariseos, uno llamado Nicodemo, varón principal entre los judíos. Fue a ver a Jesús y le dijo: "Rabí, conocemos que eres un Maestro enviado por Dios. Por que nadie podría hacer los milagros que tú haces, si no lo asistiera Dios".
Jesús comenzó a declararle: "En verdad te digo: el que no es engendrado de nuevo, no es capaz de ver el reino de Dios".
Le respondió Nicodemo: "¿Y cómo podrá renacer un hombre avanzando en años?¿Podrá acaso entrar de nuevo en el seno materno y nacer?
Jesús replica: "En verdad te digo: el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo nacido de carne es carne. Pero lo nacido del espíritu es espíritu. No te maravilles de lo que te he dicho: es menester que nazcáis de nuevo".
Son muchos los pasajes evangélicos que requieren una larga meditación acerca de la reencarnación, pero creemos que no es conveniente alargarnos sobre el tema.
Resumiendo, podemos decir que los Evangelios desmienten a quien afirma que la reencarnación es una simple tesis filosófica; si seguimos el libro de Kardec "EL evangelio según el espiritismo", no cabe duda que la reencarnación se confirma como una verdad substancial.