La efluviografía
Introducción concepto e historia
Podríamos definir el aura como una vibración luminosa, una emanación coloreada o un fluido magnético que se sitúa alrededor del cuerpo. El aura humana tiene forma de óvalo, adoptando diferentes colores y múltiples matices. se conoce la existencia de personas que poseen la facultad de ver el aura.
Sabido es que el hombre posee diferentes sistemas que garantizan y regulan todas las funciones del organismo (aparato digestivo, sistema respiratorio, sistema nervioso, etc.). el sistema nervioso está formado por una serie de células especializadas que se sitúan a todo lo largo del cuerpo y se comunican entre sí, y junto con el sistema hormonal (sustancias que circulan por la sangre y actúan a nivel de todos los órganos) ejercen un control sobre las diferentes funciones del organismo.
Existe un tercer sistema, que se extiende sobre el organismo, cuya forma de comunicación intercelular difiere de los anteriores. El sistema nervioso la comunicación intercelular se efectúa por contacto físico; en el sistema hormonal, por el contrario, la comunicación se efectúa por medios químicos. En este tercer sistema, que para nosotros es sumamente importante, la comunicación se efectúa por medio de ondas electromagnéticas, como quedó demostrado el 31 de Octubre de 1.972 por los científicos rusos Kasneceev, Sciurin y Michailiva.
Estas ondas electromagnéticas son de la gama de las ultravioletas, con diversos grados de luminosidad según la impresión recibida, y, además de comunicar las células en el interior del cuerpo, se transmiten al exterior como energía vital e información luminosa de estas células.
Esta energía proyectada hacia el exterior en forma de ondas electromagnéticas es la causante de la formación del aura. Si una persona es especialmente sensitiva, fácilmente puede captarla y saber el estado físico y anímico de la persona a la cual está observando.
La existencia del aura data, posiblemente, de los orígenes del hombre, si tomamos como referencia los tratados antiguos de diferentes culturas que nos hablan de la energía magnética que emana de todas las criaturas, si bien la mayor tradición al respecto la encontramos en el mundo oriental.
En Europa, desde principios de siglo, has sido numerosos los intentos de demostrar por medio de aparatos la existencia del aura. debemos citar a dos pioneros, Walter Kilner en Inglaterra y el matrimonio Kirlian en Rusia, a partir de cuyos estudios se comenzó a investigar, de una forma científica, acerca del aura.
El doctor Kilner, miembro del Colegio Real de Médicos, publicó en 1.912 el resultado de las experiencias realizadas durante cuatro años en diversos hospitales para demostrar la existencia del aura.
En su libro "La atmósfera humana" explica como es posible ver el aura a través de una especie de vitrina, la cual está llena de una solución alcoholizada, la diacinina, que es sensible a los rayos ultravioleta, y que es capaz de exaltar la sensibilidad retiniana. Mediante este sistema sólo puede verse un halo de color azul grisáceo que sigue el contorno del cuerpo hasta una distancia de 60 cm. fuera de él.
El fenómeno variaba con la edad, el sexo, las facultades mentales y el estado de salud del sujeto. Por ejemplo, cuando la tonalidad era más grisácea, el individuo era menos inteligente. Kilner aseguraba que el aura humana podían verla el noventa y cinco por ciento de los individuos, cosa que no es cierta, pero él consideraba el fenómeno tan objetivo y preciso que adaptó a la visualización del aura un método de diagnostico clínico.
Otro de los hombres que han estudiado más exhaustivamente la fenomenología del aura es, sin duda, el ingeniero Simeón Davidovich Kirlian, y su esposa. Un día, Kirlian fue invitado a ver una demostración de una máquina que efectuaba electrocardiogramas y en el curso de la demostración notó que entre el electrodo cubierto con el cristal y la piel del paciente había una cierta luminiscencia, debido a la electricidad que fluía entre la piel y el instrumento. A partir de ese momento, se propuso plasmar esa luminiscencia en papel fotográfico. Sin quizá darse cuenta, este intento fue el comienzo de una serie de experimentos que culminaron con lo que actualmente conocemos como cámara Kirlian.
La cámara Kirlian: la efluviografía
La cámara Kirlian permite analizar el fluido magnético que emite una persona y de esta manera poder estudiar su aura. Mediante la cámara se obtiene el efluviograma, o sea , la plasmación de nuestra energía bioplasmática, u la efluviografía, que sería la fotografía de la energía antes mencionada.
La Cámara de Kirlian fue inventada por el matrimonio Kirlian (Simeón y Valentina) en el año 1.939, en el laboratorio del Hospital de Alma-Ata, en la Unión Soviética.
Las primeras cámaras constaban de un generador eléctrico de alta frecuencia y elevado voltaje, con una mínima intensidad de corriente. Esta corriente se esparce alrededor de la piel y se crea un campo eléctrico que imana iones y cargas a través del aparato, proyectando una electrofotografia, llamada Kirlograma, que da una imagen espectral de todos los colores originales.
Formando patrones comparativos se puede llegar a tener una referencia para casos posteriores y diagnosticar enfermedades, y no cabe duda que el investigar en el perfeccionamiento del sistema para obtener resultados positivos más concretos abre nuevos e importantes cauces para la medicina, la neuropsiquiatría y hasta la misma psiquiatría.
Otra de las aplicaciones importantes de la cámara de Kirlian consiste en las fotografías que se han logrado acerca de la vida de las plantas y sus procesos de desarrollo.
Los esposos Kirlian perfeccionaron una máquina semejante a la anterior y estuvieron trabajando para el Ministerio Agrario de su país estudiando el aura de múltiples plantas, con lo que obtuvieron conclusiones muy interesantes.
A través de la fotografía (la efluviografía), tal i como hemos comentado anteriormente, el fenómeno del aura ha tenido gran transcendencia en el campo científico, tanto en la rama de la medicina como en la botánica, debido a que existe la posibilidad de conocer el estado físico y emocional de los seres vivos a partir del tipo de radiación que emiten hacia el exterior.
El aura y sus colores
El halo o aura humana está compuesto por una serie de colores básicos, los cuales cambian a medida que la persona va evolucionando. A continuación, y siguiendo la tradición oriental, vamos a descubrir el significado de los principales colores auricos. Antes, debemos aclarar que las personas no poseen un solo color en su aura, sino que presentan diferentes tonalidades e innumerables matices. Según la intensidad, luminosidad y proporción de los colores tendremos reflejados estados y situaciones completamente distintas.
a) Amarillo:
Normalmente el color amarillo denota gran capacidad intelectual y el amarillo dorado es propio de una persona de elevada espiritualidad.
Un amarillo rojizo no es del todo favorable, indica cierto grado de timidez mental, moral y física.
En cuanto a la salud física, el amarillo verdoso es signo de padecimientos hepáticos, mientras que un individuo que posee una disgresión o una doble personalidad (en el sentido psiquiátrico occidental), muy frecuentemente presenta la mitad del aura de un amarillo azulado y la otra mitad de un amarillo con tonalidades marrones y verdes.
b) Rojo:
Este color denota una sana fuerza impulsora; es el color de la fuerza, la pasión, el dominio. Un rojo claro, con los bordes de un amarillo también claro, denota que la persona que lo posee se preocupa por sus semejantes. Si observan franjas de color rojo en el sitio donde está el órgano, indica que éste se encuentra en perfectas condiciones de salud.
El rosa, que podríamos incluirlo como una variedad del rojo, es signo de inmadurez. En una persona adulta, el rosa corresponde a infantilismo e inseguridad.
Gran número de gobernantes, militares y políticos poseen rojo en sus auras y puede decirse que es un buen color, si no se encuentra contaminado o degradado por otros colores.
c) Anaranjado:
El color naranja, en realidad, es una rama del rojo o encarnado, pero dada la importancia de este color en Oriente, vamos a hacer una pequeña reseña.
El naranja es un color básicamente hermoso, y las personas que poseen un acertado matiz anaranjado en su aura, son gente considerada para con sus semejantes.
Un amarillo anaranjado es un color muy deseable que denota dominio sobre sí mismo, mientras que un marrón anaranjado indica trastornos renales.
d) Verde:
El verde es el color de la curación, de la enseñanza, denota diplomacia y facilidad en el trato con las personas. Verde con una cantidad de rojo indica competencia en el trabajo y es el color de los grandes cirujanos.
Si se observa verde combinado con azul es muy probable que la persona observada se dedique a la enseñanza y que alcance grandes éxitos.
todo cuanto tiene que ver con la salud de las personas y de los animales se traduce por una elevada cantidad de verde en la composición de sus auras. Es un color benéfico e indica que el que lo posee es una persona amistosa y considerada para con los demás.
e) Azul:
Es el color de la espiritualidad, la lealtad, la constancia, la juventud. También denota habilidad intelectual; el azul pálido es el color de las personas que tienen que ser empujadas para que adopten cualquier decisión.
Un azul más oscuro es propio de una persona que está haciendo progresos, que es laboriosa y que ha encontrado ciertas satisfacciones en su trabajo. Podemos "juzgar" a las personas por el vigor de su amarillo y la oscuridad de su azul.
f) Gris:
El gris es un modificador de los colores del aura y carece de significación, excepto que la persona que lo posee está muy poco evolucionada.
Es el color del malestar, de la enfermedad; una persona con una jaqueca muy dolorosa, tendrá una nube grisácea que atraviesa el aura a nivel de la cabeza y las pulsaciones de esta nube seguirán el ritmo de las punzadas de la jaqueca que padece esta persona.
Los colores antes descritos son los que generalmente se presentan en sus diferentes tonos, representando en términos generales los oscuros y borrosos la parte negativa de la cualidad y los tenues y claros la parte más positiva.
Por otro lado, es importante decir que no existen unos patrones muy definidos y que es conveniente seguir estudiando, efectuando más observaciones y comparaciones, hasta que llegue un día en que a través del aura se pueda conocer el estado de esa persona y poder actuar en consecuencia.
Cómo ver el aura: caso práctico
Ver el aura no es una tarea fácil; han habido maestros que han consagrado toda su vida para lograrlo.
Es importante que antes de intentar ver el aura de los demás, nos ejercitemos en ver nuestra propia aura. Para ello debemos colocarnos frente a un espejo que refleje, por lo menos, medio cuerpo, aunque si contamos con un espejo de cuerpo entero será mucho mejor, porque tendremos más superficie corporal para observar.
Detrás nuestro debe existir una pared pintada de blanco o de color claro que haga de fondo neutro. La distancia que debe haber entre el espejo y nosotros debe ser de unos tres metros aproximadamente. A continuación, después de relajarnos, debemos fijar la vista entre nuestras cejas, esperar unos minutos y entonces es posible que observemos una nubecilla azulada, que empecemos a ver el aura. Si llegamos a este punto en las primeras sesiones, dejaremos el experimento y volveremos a empezar al día siguiente. Poco a poco, y sin darnos cuenta, iremos observando más colores, el aura se nos hará más visible y podremos diferenciar multitud de matices.
Muchas veces las cosas no son tan sencillas, no hay que desanirmarse e insistir un día tras otro hasta que empecemos a percibir distintas sensaciones. Es probable, por ejemplo, que no veamos el aura y, por el contrario, sintamos un cosquilleo en las palmas de la mano o en los pies. Cuando se experimenta este hormigueo, significa que vamos por buen camino, pero estamos demasiado tensos, demasiado nerviosos; debemos pues, relajarnos y posiblemente después veamos el aura.
Es importante experimentar también con otra persona e intentar también con otra persona e intentar observar su aura. Se han de buscar las condiciones idóneas para llevar a cabo el experimento: la confianza, la mente relajada y el no tener prisa, son elementos básicos para entablar una comunicación con otra persona y empezar a ver su etéreo, su aura.
Cada vez nos adentramos en temas más complejos, más difíciles, muchos conceptos se nos escapan y no tenemos explicaciones lógicas, científicas, para poder explicar. En el caso del aura, le invitamos a que practique con la seguridad de que usted mismo será el primer sorprendido.