Exorcismos: Cómo se comporta el demonio
Extraído del libro: “Narraciones de un exorcista”, del Padre Gabriele Amorth, exorcista oficial del Vaticano.
Digámoslo de una vez, como línea general, que el demonio hace de todo para no ser descubierto; que es muy avaro de palabras, que busca todos los medios para desalentar al paciente y al exorcista.
Para mayor claridad distinguimos este comportamiento en cuatro fases: antes de ser descubierto, durante los exorcismos, cuando está cerca la salida, después de la liberación. Advertimos también que no existen nunca dos casos iguales. El comportamiento del maligno es muy variado e imprevisible. Lo que escribimos se refiere solamente a ciertos aspectos del comportamiento que más frecuentemente se han presentado.
Antes de ser descubierto.
El demonio causa disturbios físicos y psíquicos por los cuales la persona afectada es tratada por médicos sin que nadie sospeche el verdadero origen del mal. A veces los médicos curan los disturbios después de largo tiempo, probando varios medicamentos que resultan siempre inapropiados; por eso es común el hecho de que el paciente cambie varias veces de médico, acusándolo de no entender su mal. Más difícil es la curación de los males psíquicos; muchas veces los especialistas no encuentran nada (esto sucede con frecuencia inclusive para los males físicos) y la persona pasa a los ojos de los familiares como una obsesa. Una de las cruces más pesadas de estos “enfermos” es la de que ni se les comprende ni se les cree. Casi siempre sucede que antes o después, tocadas en vano las puertas de la medicina oficial, estas personas busquen curanderos, o peor, magos, quiromantes, hechiceras. Y así los males aumentan.
Normalmente quien recurre al exorcista (por sugerencia de algún amigo; rarísimas veces por sugerencia de sacerdotes), ya ha ido a visitar varios médicos y les ha cogido plena desconfianza, y la mayoría de las veces ya ha ido donde magos y similares. La falta de fe o por lo menos el hecho de no ser practicantes, unido a la grande e injustificada carencia eclesiástica en este campo, hacen comprender tal comportamiento. Casi siempre es un verdadero caso fortuito que alguien dé a conocer la existencia de los exorcistas.
Téngase en cuenta que el demonio, aun en los casos de posesión total (en que él actúa o habla sirviéndose de los miembros del afectado) no actúa de continuo, sino que alterna su acción (llamada en general “momento de crisis”) con pausas de reposo más o menos largas. Salvo los casos más graves, la persona puede atender a sus compromisos de estudio o de trabajo de manera que parece normal, aunque en realidad sólo él sabe a precio de cuánto esfuerzo.