Parapsicología versus espiritismo
La confusión se produce con las teorías espiritistas, las cuales Procedentes de las conceptos filosóficos de Swedenvorg, evolucionaron a partir de 1.850, para explicar una serie de extraños acontecimientos que sucedían en la casa de la familia Fox, en Estados Unidos. A partir de este momento, la doctrina se extendió can rapidez y aparecieron multitud de médiums, de los que sólo una minoría eran auténticas. Las investigaciones a que dio lugar esta corriente sentaron las bases de la parapsicología, y en ellas intervinieron prestigiosos científicos, como Faraday o Crookes.
El artículo 2, último párrafo, de la Society for Psychical Research, precisa expresamente que : "Formar parte de la Sociedad no implica la aceptación de las explicaciones particulares acerca de los fenómenos examinados, tal como la creencia de que operan en el mundo físico fuerzas no reconocidas por la ciencia". Estas palabras demuestran como desde el principio, los que más tarde serían llamados parapsicólogos, nunca se adhirieron a la doctrina espiritista, la cual presupone unas creencias filosóficas concretas sobre el Más Allá, así como el convencimiento de que el conjunto de los fenómenos paranormales está provocado en su mayor parte por la acción de los espíritus. Y no obstante, desde siempre, se han confundido las dos disciplinas.
La culpa de esto tal vez sea de los propios parapsicólogos, que en algunas ocasiones se han precipitado a la hora de exponer sus ideas personales. Esto tampoco es nuevo en el mundo de la ciencia. Cuando un griego llamado Alcmeón de Crotona, discípulo de Pitágoras, creyó que los machos cabríos eran capaces de respirar por las orejas, el disparate parecía enorme. Considerando la existencia de las Trompas de Eustaquio, la afirmación de Alcmeón nos vale como ejemplo de que el descubrimiento de un hecho real puede ser eclipsado por la interpretación que se le dé. Sería ridículo prohibir que se adelantaran interpretaciones y explicaciones, pero debemos tener en cuenta que una mala comprensión de un suceso no debe convencernos de que el propio suceso no existe.
Una y otra vez en la historia de la ciencia ha sucedido que los investigadores se han lanzado al estudio de un problema, encontrándose posteriormente con que sus trabajos los habían conducido a un resultado muy diferente de lo que estaban buscando, incluso a algo totalmente inesperado. Es evidente que los hechos no hablan por si mismos, todos necesitan ser interpretados, y son susceptibles de diversos significados según los distintos investigadores. Naturalmente éstos difieren por su grado de compresión y preparación. Tengamos presente que una mujer o un hombre de ciencia es el que plantea soluciones mientras las respuestas son dudosas; más tarde, cualquiera puede hacerlo.
UNOS FENÓMENOS DIFÍCILES DE EXPLICAR
Los parapsicólogos escuchamos frecuentemente las mismas preguntas : ¿Qué explicación tienen los fenómenos paranormales ?, ¿cuál es su interpretación ?, ¿qué puede ser la causa de los hechos anómalos ?. El número de estudios, de experimentaciones y de investigaciones que se han ido acumulando con el paso de los años, todavía no nos permite llegar a conclusiones seguras y menos todavía indiscutibles. Se han realizado diversas tentativas de interpretación por parte de numerosos especialistas, pero sus hipótesis y teorías resultan incompletas y carentes de la debida claridad para llegar a explicar toda la fenomenología paranormal.
La diversidad y complejidad de los hechos investigados son las principales trabas con que se choca a la hora de interpretarlos. Siempre se corre el peligro de estar buscando una respuesta única, cuando en realidad los efectos pueden deberse a múltiples causas.
Muchas personas dudan de que se puedan investigar operaciones extrafísicas por medios físicos. Buena parte de las investigaciones científicas se realizan por métodos indirectos, basándose en efectos secundarios transformados para estudiar principios que no son directamente observables. De la misma forma, la parapsicología puede registrar un efecto no físico transmutándolo a una operación accesible a los sentidos. Podemos examinar la influencia de la psique sobre la materia, o ver como un sujeto adquiere conocimientos que no podría haber conseguido mas que por una percepción extrasensorial. Los datos obtenidos son perfectamente mensurables. La metodología científica puede aplicarse igualmente a la cuestión de si existen o no seres invisibles como los espíritus. Todo efecto que llega al hombre, cualquiera que sea su origen, puede ser revelado si se somete a un estudio apropiado realizado por investigadores capaces de interpretar los resultados.
Solamente un fenómeno que no pueda ser observado, aunque sea indirectamente, por el hombre y sus instrumentos puede decirse que resulta imposible de investigar, pero sólo por el momento, como ocurrió en su tiempo con los genes a las partículas subatómicas, hasta que se descubrieron los medios y métodos adecuados.
El carácter manifiestamente no físico de los fenómenos parapsicológicos, constituye la única característica general para su identificación. Lo cual no quiere decir que no tenga un efecto o causa natural. Nuestro concepto de lo que es natural se modifica tras los descubrimientos científicos ; es un concepto que crece con cada nuevo hallazgo. Lógicamente, la parapsicología está limitada por el estado actual de los conocimientos, como ocurre en cualquier otro sector del saber humano.
Se debe reflexionar sobre el hecho de que nuestra representación del mundo está lejos de ser completa, y ha sido profundamente transformada en el curso de los últimos años. Nuestra idea del universo está determinada por nuestros sentidos ; el mundo nos parecería muy diferente si nuestros órganos sensoriales se excitaran por estímulos distintos a los que estamos familiarizados, y que ahora no tienen una acción aparentemente directa sobre nuestro organismo.
Es necesario admitir la realidad de la percepción extrasensorial y de la psicokinesis después de las ratificaciones que se han realizado en laboratorio, sobre su existencia. Esto exige una modificación de nuestros conceptos, pero no tan revolucionaria como se ha pretendido a menudo. Al lado de la experiencia sensorial existe una experiencia extrasensorial, eso es solamente completar y no destruir los principios en que nos basamos.
Resulta evidente que el problema de la su supervivencia después de la muerte no ha recibida una solución definitiva todavía. En una civilización materialista, en gran parte debido al desarrollo de las ciencias físicas la idea de un espíritu sobreviviente, se ha hecho más increíble cada vez. Las antiguas investigaciones sobre los médiums no es posible repetirlas. Con el transcurso de los años los sujetos con facultades mediúmnicas han desaparecida casi par completo. Los estudios realizados, sobre todo en la edad de oro del espiritismo, permanecen inconclusos a la espera de poder ser confirmados. La cuestión de la supervivencia no por eso debe ser dejada de lado indefinidamente, existen otros fenómenos para continuar con las investigaciones : Reencarnación, fantasmas, experiencias cercanas a la muerte, visiones de las enfermos terminales. No resulta irracional atribuir este tipo de experiencias a la supervivencia, por lo que existen buenas razones para proseguir con las investigaciones. Estas experiencias y otras de la misma índole, bien pudieron crear, originalmente en el ser humano, la idea de la supervivencia, pero por supuesto, quizás existen otras explicaciones y la creencia de una vida después de la muerte tenga una base errónea.
SOBRE EL FUTURO DE LA PARAPSICOLOGÍA
La Parapsicología es una disciplina con futuro, pero para que tenga un porvenir, deberá disponer de laboratorios y personal cualificado que pueda realizar programas de investigación efectivos y duraderos. Los intentos llevadas a cabo hasta ahora no han conseguido tener asegurada su continuidad, debido a que han sido financiados por particulares y el peso del trabajo ha recaído en un solo investigador, o en un pequeño grupo de ellos que en contadas ocasiones disponían de las medios adecuados para efectuar su labor.
Naturalmente, resulta desalentador que no se pueda prometer un futuro profesional seguro a quienes son conscientes de la importancia de este campo, y desearían dedicarse a él. No existe ningún puesto permanente remunerado, o asegurado de alguna forma, que permita dedicar todo el tiempo a la investigación. El esfuerzo de aquellos que siguen a nivel particular investigando justifica la esperanza de que continúen los progresos, a pesar de los obstáculos.
Algunos impacientes se desalientan nada mas aventurarse en este mundo al ver que tras tantos años todavía no se ha logrado adquirir un conocimiento auténtico, y que tampoco se ha desarrollada una aplicación práctica para ellos, y que no hay una perspectiva segura de saber si se adquirir una comprensión real de las fenómenos. Pero por evasivos que sean, responden ante los métodos que han atrapado a otras manifestaciones de la naturaleza.
Se avecinan tiempos extremadamente difíciles para la parapsicología, pues las dificultades por las que debe pasar para su aceptación se amontonan. Una delas principales es la falta de reconocimiento que sufre por parte de la comunidad científica. Cuesta creer que un científico profesional pueda ser otra cosa que un buscador de la verdad, con criterio amplio y sin prejuicios. Podemos afirmar, con seguridad, que si los resultados de las investigaciones no entraran en conflicto con el materialismo la parapsicología gozaría hoy en día de una posición satisfactoria. La falta de reconocimiento veda con su influencia la posibilidad de poder participar de los fondos para la investigación provenientes de subvenciones u otras fuentes económicas, y es también capaz de privarla del contacto can organizaciones científicas, lo que se transforma en una falta de equipos y especialistas, imprescindibles para llegar a un profundo conocimiento de los fenómenos. Por otro lado, debe luchar contra el mal uso que se ha hecho de su nombre, por parte de brujos, videntes y cartomantes, que se autodenominan parapsicólogos con la intención de dar una base científica a sus muchas veces supuestas facultades. El público ha llegado a confundir a los investigadores con las personas a investigar, lo que ha creado grandes problemas con los escépticos, que toman a los parapsicólogos por sujetos que aseguran tener cierto tipo de poderes paranormales, muy difícilmente demostrables.
Ante todo debemos comprender que las dificultades son sólo una de los aspectos de la situación. El investigador suficientemente capaz y resuelto siempre tiene la oportunidad de abrir camino en este campo tan arduo, complicado y lleno de obstáculos, cuya sola enumeración llenaría páginas enteras. Las dificultades filosóficas constituyen quizás el mayor de los obstáculos para la aceptación de la parapsicología, pero es de sospechar que sin ellas también despertaría menos interés.