Curanderismo. La otra medicina 2 ª Parte
Nueva perspectiva para el curanderismo
Las investigaciones parapsicológicas están revelando que aquello que hemos llamado brujería, y que despreciamos como vestigio irracionalista de tiempos pretéritos, no solo tienen visos de realidad, sino que resuelve problemas insolubles para nuestra ciencia actual. Tal vez, como piensan muchos parapsicólogos, el curanderismo fue descubierto por las civilizaciones del pasado y, por lo mismo tiene una fuerte dosis de ciencia y es totalmente explicable.
Desde esta perspectiva, el curanderismo se presenta como una extraordinaria medicina que es necesario asimilar a nuestra cultura. Ahí donde falla la ciencia actual, quizá el curanderismo actúe en forma eficaz.
¿Llegarán a ser los curanderos los médicos del futuro?
Curación de las enfermedades a través del pensamiento
Toda medicina es la resultante de la aplicación de las leyes naturales, de suerte que la energía empleada para curar a un enfermo(sean medicamentos, sea cual sea la terapia empleada), es tan natural como, por ejemplo, pueda serlo la electricidad.
Asimismo, toda modalidad de energía o fuerza natural debe tomarse como manifestaciones de una única y suprema ENERGÏA.
Sabemos que nuestro cuerpo está regido por leyes naturales que es preciso observar para conservar o bien recobrar la salud. Si no traspasáramos los límites de dichas leyes, no habría pérdida de salud, no habría enfermedad y seguramente nos moriríamos de puros viejos, y muy probablemente sin ningún tipo de dolor. Sin embargo, como parece ser que la mayor parte de los humanos transgredimos continuamente estas leyes naturales que antes mencionábamos, precisamos de terapias diversas para recuperar la salud.
Si creemos que la única causa de todos los síntomas, y en consecuencia de las enfermedades, es el deficiente funcionamiento de las células, tendremos que en toda enfermedad es una enfermedad de las células (los traumatismos no quedan naturalmente incluidos en este apartado, aunque sí podríamos tenerlos en cuenta, en lo que se refiere a su recuperación).
Dejando a un lado las leyes naturales, los factores que constituyen prácticamente la única causa de nuestras enfermedades, expuestos sin ningún orden de preferencia, son los siguientes:
El odio, el rencor, la impureza mental, el temor a la vida, el temor al dolor, el temor a la muerte, la ansiedad, la ambición, las obsesiones, etc. que forman un primer grupo.
Existe un segundo grupo de factores que, por desgracia, al complementarse con el anterior, es el justo engarce para que salte la chispa; pertenecen a este grupo: la impureza, la gula, el alcohol y el estrés.
En el momento en que se entrecruzan factores de ambos grupos y la persona ha sobrepasado los 40 años de edad, observaremos que un 80% de los casos se producirá pérdida de la salud y aparecerá la disfunción.
En términos generales podemos afirmar que hay mayor abundancia de factores del segundo grupo (alcohol, estrés) en los hombres y del primero (ansiedad, temor...) en la mujeres, aunque debemos tener en cuenta que, en cualquier caso, no hay enfermedad que pueda atacar en tanto no haga su presencia el fracaso, el disgusto o cualquier tipo de ansiedad o preocupación. La desesperación y angustia que puede producir el abandono de una esposa o marido infiel, la ansiedad de un hijo equivocado o las interminables preocupaciones financieras de un hombre de negocios atravesando momentos difíciles, todo ello derrumba el sistema nervioso, disipa las fuerzas y abre el sistema a la enfermedad.
Ya hemos dicho antes que la unión de varios factores de ambos grupos, junto con el shock de un fuerte disgusto, daba lugar a la aparición de la enfermedad, es decir, a la existencia de una desarmonía entre lo físico y lo psíquico, pero siempre habrá existido, como punto de partida, una desarmonía de índole espiritual interna muy profunda.
Hasta este momento, hemos expuesto el por qué de la pérdida de la salud, no tan sólo según nuestro criterio, sino de acuerdo también con el formulado por Manley P. Hall, Henry Tomas Hamblin, Paramahansa Yogananda, Anníe Bessant, Kate Atkinsons, Ramacharaka y Andrea Laetti, unos orientales y otros occidentales.
Los factores del primer grupo que hemos citado han sido, antes de manifestarse, pensamientos, y continúan en nuestro subconsciente produciéndonos terribles daños. Los psicólogos y sociólogos, así como los estudiosos de la mente humana, tienen comprobando científicamente que este "colarse en el subconsciente" puede ser mortal.
También afirman, por ejemplo, que cierto tipo de películas televisadas permiten "colar" en algunas personas visualizaciones en su subconsciente, tanto más cuanto más relajada esté la persona.
Así pues, penetran en nuestra mente los pensamientos negativos, produciéndonos, acompañados de otras causas, la pérdida de la salud, la aparición de la enfermedad.
Las drogas prescritas por la medicina, los mensajes y las estimulaciones eléctricas pueden servir de ayuda en la recuperación de la pérdida de armonía de las células, ya sea a través de su acción química sobre la sangre o a través de su efecto psico-fisiológico.
Debemos reconocer el hecho de que si la mente (nuestros pensamientos) ha sido capaz de alterar la salud, es asimismo capaz de restablecerla.
Indudablemente, y en primer término, no se afirma que puedan curarse todas las enfermedades a través del pensamiento, y, en segundo lugar, no se aprueban ni se presenta que, en ningún caso, se margine la actuación del médico, así como los medicamentos van actuando en el organismo, como hemos apuntado, a través de las leyes naturales y divinas, se ejerciten numerosas afirmaciones (plegarias) a través del pensamiento (tal y como comentamos en el próximo punto). Para invalidar la causa mental de la enfermedad se han de enmendar los hábitos de vida. Cada persona debe verse como desea ser mediante su "vista mental", y una vez formada esta imagen, pensar en que ya es como quiere ser y obrar y conducirse en la vida diaria de conformidad con este pensamiento. Que el cuerpo físico renueve sus células y elimine los materiales usados. Que el cuerpo físico renueve sus células y elimine los materiales usados. La mente instintiva obedecerá fielmente y la persona irá recibiendo la salud. No hay ningún misterio en esta autosugestión especial. No es más que la influencia del Yo superior en la mente instintiva ordenándole que efectúe correctamente su labor.
Filostrato, el filósofo, escribe: "El cuerpo es sólo corrompido por el alma". Podríamos añadir, corregido y aumentado, a través de los pensamientos negativos".
Platón, Demócrito, Plutarco y Burton, afirman igualmente: "Todos los males del cuerpo proceden del alma".
Curar una enfermedad sin corregir sus causas suprafísicas inevitablemente terminará en desastre, puesto que, aunque la enfermedad desaparece de un lugar, es seguro que reaparecerá en otro y continuará apareciendo hasta que se estirpe la fuente interna de sus causas, o se oriente dicha fuente hacia otros propósitos.
No nos olvidemos del aquel antiguo aforismo: "Tal como el hombre piensa en su corazón, así es".
Técnica para el ejercicio de las afirmaciones
Respecto a la técnica a emplear al efectuar las afirmaciones, indicamos las siguientes características:
- a) Sentarse en una silla de respaldo recto.
- b) Cerrar los ojos manteniéndose inmóvil, desalojando de la mente los pensamientos inquietos y retirando la atención de toda sensación corporal.
- c) Relajar el cuerpo, manteniendo la espalda recta y el pecho erguido. Respirar profundamente tres veces.
- d) No pensar en el tipo particular de curación que se necesite.
- e) Desechar toda ansiedad, toda falta de confianza y toda preocupación. No admitir dudas a este respecto e imprimir en la mente el pensamiento de que todos los estados corporales están sujetos al cambio y son curables.
- f) Las afirmaciones deberían aplicarse en el momento de despertar por la mañana y durante el período de somnolencia que antecede al sueño.
- g) Elegir un sitio silencioso y tranquilo para hacerlas.
- h) Escribir, con anterioridad, las afirmaciones que se crea convenientes y más se necesiten. No deben hacerse muy largas. Háganse tres veces; primeramente, con voz fuerte, mentalmente, para que así puedan ir llegando al supraconsciente, pasando por el consciente y subconsciente.
Al cambiar la actitud mental desaparece el obstáculo y la naturaleza recobra su imperio. Las vigorosas autosugestiones estimulan el organismo y excitan la acción de la mente instintiva.
Durante el proceso de curación, la atención debe concentrarse en los infinitos poderes de la mente.
Cuando se trate de superar perturbaciones mentales, tales como el temor, la ira, los malos hábitos, etc., la concentración debe fijarse visualizando la cualidad opuesta a la que se desea vencer.
Por ejemplo, para superar la ira debe cultivarse la conciencia de la paz y visualizarla; para superar el temor, la conciencia del coraje; para superar la debilidad, la conciencia de la fortaleza; para superar la enfermedad, la conciencia de la salud.
Si se desea que una afirmación alcance la supraconsciencia, dicha afirmación debe estar libre de toda duda, y así, con paciencia y con la repetición atenta e inteligente, veremos obrar verdaderas maravillas.
Digamos, para terminar, que de acuerdo al conocimiento actual de hombre, la muerte (física) constituye irrevocablemente el director de nuestro cuerpo y que el poder del alma es capaz de modificar la "hora señalada".
Curaciones paranormales
Los informes sobre "curaciones milagrosas" figuran entre las transmisiones más antiguas de la Humanidad. Profetas, fundadores de religiones y santos buscaron su predestinación, poniendo como prueba la cura espontánea y espectacular de enfermos.
El método practicado con mayor frecuencia era la imposición de manos sobre la parte enferma del cuerpo. Principalmente durante las épocas precristianas, se recurría en gran escala a ese medio de curación.
Con el progreso de la ciencia médica, dicho método quedó olvidado entre nosotros, y en la edad de las ciencias racionales sufrió incluso gran descrédito, pues la medicina occidental muestra una tendencia predominante a atribuir al "poder de la sugestión" toda curación que no se adapta al esquema de la medicina académica. Realmente, sólo se pueden suscitar unos cambios asombrosos en las funciones psicológicas mediante la fe del paciente. El término técnico para designar tales manifestaciones es psicogénesis.
Los fármacos no obran solamente, ni mucho menos, como resultado de unas causas quimicofisiológicas, sino también correspondiendo a una actitud expectativa por parte del paciente. Incluso se atribuye un efecto inexistente a muchos preparados farmacéuticos. Los experimentos con placebos lo han demostrado así en numerosos casos. El placebo es una preparación medicamentosa totalmente neutra, que el paciente ingiere creyéndolo un medicamento eficaz.
La medicina psicosomática moderna sabe ya actualmente que muchas enfermedades orgánicas tienen causas puramente anímicas; es decir, obedecen a una errónea actitud sensorial del paciente. Ambición desmedida e insatisfecha, disgustos constantes no compensados, miedo permanente a sufrir tal o cual pérdida, etc... pueden originar, según la personalidad de cada individuo, las más diversas dolencias.
Cierto joven cuyo brazo derecho se paralizó de forma inexplicable, no se detuvo a pensar que una cólera constante y reprimida contra su superior, a quien hubiera abofeteado la cara con sumo placer, había originado esas misteriosas manifestaciones de espasmo y parálisis. Por su parte, los médicos de décadas precedentes, tampoco supieron ver ni hacer valer tal conexión Sin embargo, Samuel Hadnemann había previsto, hace más de ciento cincuenta años, esos nexos psicosomáticos, y consecuentemente prescribía remedios homeopáticos contra las perjudiciales secuelas del enfado, la cólera y otras emociones negativas.
Determinadas curaciones parecen absolutamente inexplicables por la puesta en juego de un mecanismo sugestivo cualquiera. Fue el caso, por ejemplo, de la restauración del ojo de Pierre Gautier, o de algunas curaciones atribuidas a taumaturgos como el "maestro" Philippe, Beziat, Charles Parlange, Alalouf y, sobre todo, de la mayor parte de las curaciones, llamadas milagrosas, de Lourdes, por lo general bien comprobadas, lo que permite considerarlas como auténticas.
En las curaciones de Lourdes, escribe el doctor Augusto Vallet, ex-presidente del " Bureau des Constatations Medicales", es el substrato mismo del mal el que desaparece instantáneamente; microbios que son aniquilados, toxinas que quedan esterilizadas. Son cabos de nervios seccionados, separados los unos de los otros, habiendo experimentado una degeneración de sus elementos nobles, que vuelven a echar brotes, si juntan de nuevo, son regenerados y permiten que el influjo nervioso circule de nuevo; son carcinomas del estómago, del útero, de la lengua, fibromas que desaparecen.
De todas formas es preciso añadir a esta declaración del doctor Vallet, que es difícil afirmar que determinadas curaciones "milagrosas" sean instantáneas en el sentido literal de la palabra, porque siempre transcurre un tiempo, más o menos largo, entre el momento en que el enfermo se dice curado y los exámenes médicos de comprobación.
citaremos un hecho extraordinario ocurrido en Montpellier. Henri Busquet de 15 años, fue atacado por una fiebre tifoidea grave. Dejó como secuela un enorme absceso, que se extendía en la parte superior del pecho y debajo de la mejilla. Los dolores eran intolerables. El doctor Suberbielle abrió el absceso, pero quedó una úlcera extensa, abierta, que supuraba abundantemente. Dos infartos ganglionares considerables subsistían a cada lado de la úlcera. Fueron inútiles todos los tratamientos.
Una noche, antes de acostarse y, preso de un súbito presentimiento, el enfermo lavó su llaga con agua de Lourdes. Al día siguiente, la curación era completa: la úlcera estaba cicatrizada, los infartos ganglionares habían desaparecido.
El doctor Vergez, profesor adjunto de la Facultad de Medicina de Montpellier, clasificó este hecho entre los que poseen plenamente y de modo evidente el carácter de sobrenatural. Son muchísimos los hechos que podríamos citar, pero para no hacer interminable este tema, añadiremos para finalizarlo que la energía todopoderosa, la vida real, y la inteligencia profunda de los seres están en lo invisible.
La Metapsíquica, ciencia nueva, o mejor dicho, nueva rama de los conocimientos humanos, cuyos primeros resultados, que todavía no son más que sus primeros balbuceos, son tales, sin embargo, que nadie puede prever actualmente, cuál será su asombroso destino.