¿Por qué creemos en fantasmas y casas encantadas?
La fe en lo sobrenatural es extremadamente común, y no puede ser eliminada con una educación científica, asegura desde Gran Bretaña el psicólogo de la Universidad de Bristol, Bruce Hood. La razón: los seres humanos nacen con un cerebro preparado para darle sentido al mundo, aunque sea a través de explicaciones que van más allá de lo racional y de lo natural. Esa característica les permite adaptarse y sobrevivir.
En su libro Supersense: Why we believe in the unbelievable (Supersentido: por qué creemos en lo increíble), Hood analiza una capacidad específica del ser humano: la de creer que existen energías, patrones, fuerzas y entidades que operan en el mundo, a pesar de que la ciencia las niegue categóricamente.
Estas creencias y prácticas son, sin embargo, la norma y no la excepción. Así, por ejemplo, en una encuesta realizada en 2005 con 1.000 adultos estadounidenses, se constató que el 73% de éstos afirmaba creer en, al menos, un fenómeno sobrenatural.
En percepciones extrasensoriales creía el 41%. En casas encantadas, el 37%. En fantasmas, el 32%. En telepatía, el 31%. En la clarividencia, el 26%. En la posibilidad de comunicarse con los muertos, el 21%. ¿De dónde proceden todas estas creencias? Según Hood, muchas de ellas tienen su origen en la forma en que los niños piensan, de forma espontánea, el mundo.
El psicólogo argumenta que los niños generan el conocimiento a través del razonamiento intuitivo, un proceso que produce tanto creencias naturales como sobrenaturales.
Con la educación científica se aprende que las creencias sobrenaturales son irracionales, pero dado que éstas operan en un nivel intuitivo, en realidad son muy resistentes a la razón y pueden permanecer dormidas incluso en las mentes de los adultos más racionales.
Según el científico: estamos pre-equipados con un diseño mental que crea un supersentido destinado a dar forma a nuestras intuiciones y supersticiones y que resulta esencial para nuestra manera de aprender a comprender el mundo.
Por eso, afirma, es muy probable que no seamos capaces de eliminar del todo las creencias sobrenaturales o las actitudes supersiticiosas que las acompañan. Además, estas creencias podrían servir para desarrollar los lazos de los grupos sociales, a pesar de que algunas de ellas persigan o marginen a los que no las comparten.