Las campanas de viento o armonizadores sonoros
Las campanas de viento o armonizadores sonoros
Confeccionadas en materiales como bambú o metal (preferentemente bronce), los sonidos de las campanas de viento o armonizadores, como instrumento que propone el FENG SHUI (técnica de diseño basada en el TAO de la cultura china) son utilizados como equilibradores del CHI (energía). Colgados en el exterior, cuando los mueve el viento atraen energía de resonancia con lo bueno y filtra el STAR CHI (lo discordante). En el interior de las viviendas proponen equilibrio , sobre todo si existen muchas ventanas, o muy pocas. Los sonidos de estas campanas están basados en la armonía musical china, que opta por tonalidades pentatónicas (de cinco tonos), difiriendo de los siete tonos de la escala tradicional occidental. La armonía sonora de las campanas está estudiada para la emisión de la proporción pentatonal que conforman los cinco elementos del TAO: agua, madera, fuego, tierra, y metal; la estrella de cinco puntas trasmitida a todos los rincones de la casa y cada átomo de su persona.
Campanas Tibetanas y manjiras Tibetanos(también llamados Tingshas, Cymbals o Chin Chin)
Utilizados por los monjes tibetanos para armonización personal y espacial, en la mayoría de las culturas se asocian con la espiritualidad y se utilizan para convocar gente. Arquetípicamente la campana hace la función de voz que recuerda nuestro auténtico propósito o "vocación". El Dalai Lama y todos los monjes tibetanos meditan con el mantra específico de cada campana. Están confeccionadas artesanalmente en moldes de miles de años, con siete aleaciones de distintos metales, como el hierro, cobre, plata, plomo, bronce, estanio, y mezcla de oro.
Las campanas y manjiras armonizan principalmente el sistema nervioso y el cardíaco, elevan las defensas del organismo predisponiendo a estados profundamente introspectivos beneficiosos para la salud, reduciendo la segregación de hormonas relacionadas con el stress y elevando las endorfinas. La onda sonora producida a través del frotamiento continuo del borde de la campana por un elemento de madera, alcanza una nota mantra que se sostiene durante largo tiempo penetrando la materia y actuando a nivel celular, sintonizando por resonancia y simpatía. También actúa en el ámbito del hábitat, quebrando estructuras energéticas negativas depositadas en el espacio, específicamente en los rincones y en todo lugar en donde se perciba la energía estancada o desvitalizada. Para el practicante de meditación, escuchar el sonido de una campana como si fuera el sonido de la propia mente es haber alcanzado un nivel muy alto de desarrollo espiritual.
A través de las distintas culturas las campanas fueron utilizadas a lo largo de la historia para la elevación del espíritu. Elementos infaltables en los templos, eleva la frecuencia energética de las personas por resonancia.
Cuencos Tibetanos
Los cuencos cantores tibetanos han sido tradicionalmente elaborados con la aleación de 7 metales: oro, plata, cobre, hierro, mercurio, estanio y plomo, en unas proporciones que sólo el artesano conoce y cuyo secreto de fabricación se transmite de generación en generación. Cada cuenco elaborado artesanalmente tienen un sonido único y se dice que cuando se elaboran los cuencos, se recitan Mantras que son absorvidos por los metales, para ser luego liberados cuando se hacen sonar.
Los siete metales de cuya aleación están compuestos, representan diferentes influencias planetarias:
- Oro: el sol
- Plata: la luna
- Mercurio: Mercurio
- Cobre: Venus
- Hierro: Marte
- Estanio: Júpiter
- Plomo: Saturno
Juntos estos metales producen profundo sonido armónico que penetra profundamente en el cuerpo y en la mente ocasionando una sutil sanación.
Actualmente, los cuencos son utilizados generalmente como instrumentos de ayuda para la meditación. Pero cualquiera puede disfrutar de los efectos relajantes de su sonido sin tener ninguna conexión espiritual.
Según el tamaño y grosor del cuenco emite diferentes frecuencias o notas musicales, pero lo realmente sorprendente es que al tocarlos emiten varias notas a la vez (armónicos).
La mezcla característica de resonancias armónicas (sobretonos) se utiliza como herramienta de vibración para reducir el estrés, equilibrar los chakras, sincronizar la energía y efectuar una sanación espontánea. Con el cuenco también se pueden extraer energías negativas de la persona.
Como tocar los cuencos cantores
Sostener el cuenco en la palma de la mano, de modo que el cuenco pueda vibrar libremente. Con la otra mano, frotar en forma circular y estable con la baqueta de madera sobre el borde alrededor del cuenco, ejerciendo un poco de presión. Suavemente aumentar la velocidad a medida que el cuenco comience a vibrar y a aumentar el sonido. Se puede comenzar con un golpecito seco antes de comenzar a frotarlo.
Los cuencos interactúan con cada persona y con cada ambiente, de modo que van a sonar diferente de acuerdo a cada situación y ejecutor particular.
Los jardines Zen
La belleza de un Jardín Zen es invisible, porque solo se revela cuando observamos en silencio, meditando en nuestro interior, la relación que cada objeto tiene, las figuras que se van formando, los elementos que se integran.
El Jardín Zen representa el camino de la vida, constantemente lleno de cambios, diversos surcos, altas y bajas, tropiezos y obstáculos, brillo y oscuridad, sombra y luz.
El Jardín Zen permite dar descanso a nuestra mente, concentrarla en un solo punto. Tranquilizar la ansiedad, la angustia y los miedos.
Podemos cambiar su forma infinidad de veces, retirando las rocas, alisando las piedras, colocando nuevamente los elementos, y trazando los surcos que representaran nuevas oportunidades para continuar en nuestro sendero. Nos da la oportunidad de renovarnos con cada experiencia.
Desde los inicios de los tiempos, se ha considerado a la tierra como fuente de sostenimiento, la observación ha sido la base del conocimiento, y el secreto profundo de un Jardín Zen reside precisamente en la contemplación.
Pocas veces nos detenemos a observar los detalles de lo que nos rodea.