El Geo Qi
El Geo Qi es un Sistema de Diseño Energético del espacio para establecer un enlace más intenso, y en ocasiones muy específico, entre los meridianos de acupuntura de los habitantes de un lugar y la vitalidad de la Tierra o, dicho de otra manera, entre los campos energéticos humanos y los del planeta, con la finalidad de promover la salud e incrementar el potencial de sus habitantes.
Este Sistema se ha ido gestando durante más de veinte años por José Manuel Chica, en la interacción con diversos referentes culturales, pero sobre todo se basa en la cosmovisión de la Medicina Tradicional China, del Feng Shui y del chamanismo mexicano. En la actualidad es un sistema que aplica El Taller del Hábitat; se han realizando más de 1.500 armonizaciones en los últimos diez años, sobre todo en España, Italia y México.
Entre sus aplicaciones se encuentran la neutralización de geopatías y campos electromagnéticos y, por otro lado, el diseño energético de los espacios que habitamos; es decir, recrear una cualidad sea activa o relajante en el lugar, según la necesidad del momento, para trabajar, estudiar o descansar. Es por ello que el Geo Qi se ha aplicado en viviendas, oficinas, centros de salud, tiendas, superficies comerciales, fábricas, edificios, urbanizaciones, granjas y cultivos.
La interrelación ha creado el Geo Qi
A finales de los 70 comencé a estudiar acupuntura motivado por la mejoría de una bronquitis asmática que se resistía desde que era pequeño tras un ‘tratamiento de agujas’. Esto me abrió a la perspectiva de que existe un sistema sutil, un entramado energético personal e invisible que para la Medicina China es el sustentador de la vida en el universo: el Qi, la fuerza vital, que puede interactuar terapéuticamente en nuestra fisiología, en la mente y en las emociones.
No es que pudiera ver o percibir el fascinante Qi al iniciarme en esta disciplina, pero la notoria mejoría que experimentaba en la respiración hizo que fuera dándole crédito. Pero el tiempo y la práctica en consulta trajeron una desesperante contradicción: ¿por qué había pacientes con un mismo diagnóstico que respondían de manera desigual al tratamiento? Mientras unos se encaminaban claramente hacia la mejoría, otros se establecían en la cronicidad y el debilitamiento.
Fue Nguyen Van Nghi, impulsor definitivo de la acupuntura en Occidente y mi maestro, quien me sacó del atolladero: ¨En la antigüedad dijo el viejo maestro los médicos orientales no sólo se centraban en el estudio de la energética del paciente, sino que, además, observaban los vínculos con el espacio que habitaban.¨ Fue la clave para ayudarme a profundizar en los enlaces que establece el sistema de meridianos con las direcciones cardinales y el subsuelo. Allí apareció el Feng Shui ciencia del encaje entre la vida y el espacio, que resumía esta idea de enlace entre persona y ambiente con una matriz llamada Pa Kua, u ocho trigamas antiguos.
También leí los primeros textos de geobiología y, en especial, el libro ahora ya ‘mítico’ Vivir en casa sana, de Mariano Bueno, principal difusor de esta disciplina aquí.
¨La Tierra está recubierta por una red global de ondas fijas que parecen ser producidas por una radiación terrestre que proviene del interior del planeta y que se ordena en forma de retícula al atravesar las capas de la corteza terrestre¨, escribió el Dr. Hartmann, concibiendo de esta manera, desde Occidente, este aspecto de interacción sutil entre la persona y la Tierra que ya habían descrito los orientales. Según este pionero de la geobiología, la confluencia de estas líneas con formaciones geológicas como corrientes de agua o fisuras terrestres explicarían un nuevo factor de debilitamiento del sistema inmune y generador de enfermedad, conocido ahora como geopatía. Durante años, incorporé esta doble visión en los enfermos en consulta, especialmente cuando los padecimientos no remitían, y encontré mucha coherencia en las observaciones del Dr. Hartman y el Feng Shui: el entorno, durante exposiciones prolongadas de sueño o actividad, puede mermar nuestras capacidades y acrecentar o provocar padecimientos y enfermedades.
Sin embargo fue en México, años después, cuando todo este universo energético dejó de ser una fascinante idea del mundo y el cuerpo humano para convertirse en un ámbito de percepción concreta: la antigua visión de chamanes. Fue don Calixto, un anciano Chojta Chitne de la Sierra Mazateca, “un médico de la Noche” como él se autodefinía, quien quebró la idea patológica de las redes telúricas: “La Tierra, igualito que nosotros, tiene sus venas y su fuerza se mueve por ellas.” Ante la metáfora que me planteaba, frente a una gruta en la que estábamos a punto de entrar, le expliqué la teoría de la nocividad de las redes de Hartmann. “No seas pendejo”, me dijo. “¿Acaso vas a decir que las venas de tu brazo son nocivas para tu vida? Cada nochecita, cuando sueñas, tu doble así es como llamaba al cuerpo de energía se va por esos senderos tan bonitos que tanto te espantan. Eso es lo que se hace aquí en la Sierra; vivimos dos veces: una por el día, en el mundo de la forma, aquí donde todo se separa; otra por la noche, donde la luz muestra lo que nos une.” Luego me tomó de la mano, me hizo masticar unas plantas y me llevó por aquellas redes iridiscentes para ver y percibir lo que hasta aquel momento había sido una idea limitada por miedos y prejuicios: los meridianos de la Tierra eran sendas de conocimiento.
Geoacupuntura
El siguiente paso en la gestación del Geo Qi fue crear un sistema que interrelacionara más claramente el campo energético humano y las redes telúricas, y que delimitara con mayor precisión la doble perspectiva de nocividad y posibilidad en un ambiente energético dado.
Fue entonces cuando se abrió una línea de investigación de lo que había sido una práctica común en otros tiempos: la geoacupuntura. En ese tiempo estudiamos con detalle la ubicación de dólmenes, menhires y círculos de piedra, y vimos que aprovechaban los puntos de confluencia de redes telúricas para generar nuevas influencias ambientales; lo mismo encontramos en pirámides prehispánicas de México en Tula Hidalgo, en Teotihuacan, en Chichenitza, Tulum y otras, constatando que toltecas, aztecas, mayas y olmecas ubicaban su arquitectura mítica para encumbrar visualmente las redes invisibles que todo lo relacionan. También hemos podido encontrar esta misma pauta de geoacupuntura en China, en numerosos templos de la región taoísta del Wudangshan, donde los incensarios aplican calor a los puntos geoenergéticos en un símil de lo que hace un acupuntor con la moxa en los puntos del organismo. Esta sincronicidad del diseño con la energía de la naturaleza vuelve a aparecer en edificios tan emblemáticos como El Templo del Cielo; incluso en algunos pilares del cinturón de la moderna ciudad de Shangai.
Ha sido el estudio de esta retícula ancestral terrestre el que nos permitió desarrollar una importante experiencia de neutralización de geopatías y de influencias electromagnéticas en las ciudades modernas, donde la elección del espacio y la edificación ideal según los parámetros clásicos del Feng Shui y la geobiología resulta tan difícil e impermanente ante los grandes procesos de transformación del subsuelo y el entorno urbano, y a causa de la instalación de antenas receptoras y emisoras de todo tipo de ondas y microondas.
En este ámbito, el especialista de Geo Qi actúa como el acupuntor lo haría al tratar cuidadosamente un grupo de meridianos llamados ancestrales o extraordinarios, aquellos a los que don Calixto atribuyó la capacidad de retener “los recuerdos y la sabiduría de todos los tiempos”.
El diseño energético de la naturaleza
Si la geopuntura terrestre es el primer pilar del Geo Qi, el diseño de esferas de energía es el siguiente paso. En un inicio empezamos integrando el Pa Kua, o modelo octagonal del Feng Shui, que se consigue aplicando los preceptos del Feng Shui a través de los elementos constitutivos de un ambiente: materiales, colores, mobiliario, arte, iluminación, sonido, aromas, simbología, el vacío y el orden... Pero después surgió la idea de transferir el modelo de meridianos del cuerpo humano al espacio, para encontrar un espectro de matices que hasta el momento estaba reducido al juego de ocho áreas en varios ciclos de tiempo. ¿Pero cómo hacerlo? Al fin, si se encontrase la traslación, tendríamos un mapa con una matriz mucho más amplia que expresaría los principios que el diseño energético de la naturaleza aplica en los seres vivos: ¡mejor que ella no lo idearía nadie!
Un día, surgió la metáfora al pasar de la nomenclatura de puntos acupunturales con números (que es como se organizaron para su difusión en Occidente) a los antiguos nombres de sus caracteres. Entonces el punto 4 de corazón se transformaba en el Sendero del Conocimiento; el 14 de VC era el Palacio de los Sentimientos; el 24 de Riñón era el Mar de la Energía; el 8 de Bazo, el Sistema Terrestre; o el 12 de Vejiga, la Puerta del Viento. Me sentí como un explorador dándose cuenta de que siempre había tenido el mapa del tesoro frente a sus narices.
En la descripción original de los puntos acupunturales hay estrellas y planetas, vientos, mares, ríos, montes, fuentes... O sea, describe un paisaje natural. Pero también hay referentes arquitectónicos como ventanas, puertas, vigas, bisagras, estancias, casas, palacios... Parecía que la idea de trasladar los meridianos al espacio ya había sido resuelta en otro tiempo.
Fue profundizar en este mapa descriptivo y resolver un sistema de proporciones lo que facilitó crear la brújula de Geo Qi, donde en este momento se detallan 373 puntos que se pueden proyectar al espacio para recrear el mapa mítico, el tesoro de energía, la conciencia global. Además, se ha relacionado el Geo Qi con varias secuencias de ordenación de los 64 hexagramas del I Ching, dando una rica partitura de tonalidades energéticas.
En este momento el Geo Qi se usa como proceso de aprendizaje en los cursos de formación que imparte El Taller del Hábitat. Mediante la selección de fórmulas de puntos que llamamos constelaciones, podemos realizar arquitectura energética para diseñar ambientes muy específicos aptos para favorecer la creatividad, el silencio interior y la relajación, la terapia, el trabajo en sus distintas expresiones...
Las constelaciones de Geo Qi intensifican la relación de determinados centros energéticos de los habitantes con el movimiento de la vitalidad de la Tierra y la Naturaleza. Hasta ahora la práctica del Geo Qi viene siendo compleja, pues requiere conocimientos sobre esta fisiología cambiante de las redes telúricas y sus ciclos. El proceso de formación de especialistas en Feng Shui y Geo Qi dura dos años intensivos.
El interesado en un diseño energético de sus espacios necesita concertar un estudio donde el profesional instala varios reguladores en puntos de geoacupuntura y se establece un seguimiento en función de objetivos de bienestar, personales o colectivos. El interés puede ser motivado por la salud relacionada con las influencias de geopatías y tecnopatías, pero la intención también puede ser la de armonizar el espacio para desarrollarnos plena y creativamente. Además, está empezando a haber algunas aplicaciones de Geo Qi que podrán autogestionarse aquellos interesados en complementar su búsqueda de crecimiento personal con el enlace con la Tierra y la Naturaleza, o bien por terapeutas y profesionales de la salud. En breve estaremos en condiciones de ofrecerlas.
GeoQi es creado y desarrollado por J.M. Chica Casasola en El Taller del Hábitat