El elemento guardián
En las artes adivinatorias chinas, se dice que cada uno de nosotros nace teniendo como guardián a uno de los 5 elementos. Así cuando nuestro elemento guardián se nutre, nosotros disfrutaremos de buena salud y fortuna. Cuando nuestro elemento guardián es débil, nuestra salud y fortuna serán malas. Cuando el elemento guardián se destruye, también nosotros seremos destruidos por la enfermedad y la desventura. De lo que se deduce que las circunstancias que benefician a nuestro elemento guardián también nos benefician a nosotros y que las circunstancias que son destructivas para él, lo serán también para nosotros.
Nuestro año de nacimiento determina cuál es nuestro elemento guardián, para averiguarlo consultaremos la tabla del número kua y sus orientaciones. Es decir de acuerdo a nuestro número kua y más concretamente a su elemento asociado, tendríamos alguno de los 5 elementos energéticos (agua, madera, fuego, tierra y metal) como potenciador o nutriente.
Por ejemplo una persona que fuera 6 metal, tendría como elemento guardián las estrellas 8, 5 y 2 tierra además de su propio elemento metal de las estrellas 6 y 7.
Cada elemento guardián está asociado a una estrella de los 9 palacios, en los casos en que hay más de una estrella por elemento guardián, sus cualidades son diferentes dependiendo de la estrella, a continuación las enumeramos de acuerdo a su fuerza (de mayor a menor):
-Tierra 2 (estable)
-Tierra 5 (explosiva y volátil)
-Fuego 9
-Madera 3 (dura, como el tronco y sus raíces)
-Madera 4 (blanda, como las hojas de un árbol)
-Metal 7 (endurecido)
-Agua 1
-Metal 6 (blando)
-Tierra 8 (maleable)
Los efectos nutrientes, destructivos y debilitadores que poseen los elementos entre sí, constituyen la base del arte de armonizar a los habitantes con la vivienda, para ello deberemos tener en cuenta los ciclos correspondientes a los cinco elementos o energías. (ver lección 4 Los 5 elementos energéticos)
Algunas estrellas y sus elementos son más fuertes que otras, por naturaleza, así un elemento fuerte puede resistir mejor a su destrucción y al debilitamiento, beneficiándose más de los efectos fortalecedores. Por lo tanto, la fuerza de las estrellas y de sus elementos es un factor que debemos tener en cuenta cuando diseñemos contramedidas e incrementadores.