Plantas mágicas en la brujeria
Desde la antigüedad se han empleado numerosos vegetales que contienen principios activos, especialmente alcaloides, que provocan efectos alucinógenos. Estos efectos se confundieron en épocas pasadas y por ello algunos vegetales eran considerados "mágicos". Fue durante la Edad Media cuando algunas personas conocedoras de las cualidades de estas plantas las utilizaron en reuniones de carácter "misterioso".
Dichas propiedades fueron bien estudiadas así como también sus especies. Aparte de la datura stramonia se distinguía la datura spinosum vulgatum, la datura arbórea de Chile, la datura celutacura de Cuba, la datura fastuosa de Egipto, la datura feroz de China, la datura sanguínea del Perú y la datura tatula de la América meridional. Estas especies poseen propiedades tóxicas y medicamentosas, propiedades que varían en intensidad según el calor de los climas y las influencias de las tierras en que vegetan. La antigüedad en la edad media y en el renacimiento sirvió para el uso de las plantas mágicas. El desorden reinante en aquellas lejanas épocas en todo lo que podía llamarse ciencia y en lo que seguramente estaba mezclada la historia natural, ese desorden solo podía engendrar confusión y a pesar de los trabajos de Plinio El Joven, quien trataba de contrarrestar tamaña situación.
Abramos los poemas del viejo Homero, el amigo de todos los literatos y enemigo de los escolásticos y veamos lo que narra de todos sus personajes sometidos a la influencia de los encantamientos: "la copa de Circe -dice Homero- encerraba un veneno sacado de una planta que tenía la virtud de transformar a los hombres en bestias, y el nepente (planta dada en un brebaje a Telémaco) eliminó para siempre la tristeza que el joven albergaba en su corazón".
Para poder definir los límites de una ciencia oculta, que gracias a sus misterios, tuvo numerosísimos adeptos en los diversos periodos de su historia, hablemos de antídotos… seguramente los conocía Homero, habla de una raíz cuyo nombre no cita pero que describe como poeta adornándola con las florituras más tiernas con el innegable brío que mostraba en su lenguaje. ¿Se trataría de la cuna de la Homeopatía? (lo semejante curando a lo semejante).
Espero que el conocimiento escondido de todas estas hierbas sirva para desentrañar el patrimonio escondido que nos ha precedido. Lo desconocido tiene prestigio en todas partes. ¿Y qué es más enigmático que la magia y la brujería?
La palabra "tóxico" deriva directamente del término griego "Toelkóv", que quiere decir "arco", aludiendo al uso que antiguamente se le daba a algunas plantas con ciertos principios venenosos con las que emponzoñaban las flechas matando de esta forma con mayor rapidez al adversario. Se sabe que algunas de estas plantas tuvieron otros usos mucho más misteriosos y reservados muy ligados a los actos de brujería, a la licantropía e incluso a la aparición de pequeños seres mitológicos.
Personajes todos ellos que abundaron en Europa durante la Edad Media o tal vez antes... (GÓMEZ FDEZ., 1.996). Son muchos los estudiosos que afirman que las visiones mágicas individuales o colectivas de aquellas épocas que aseguraban haber tenido algunas personas solo serían el producto de la ingestión o preparación de ungüentos y bebedizos compuestos por determinadas plantas, conocidas y guardadas celosamente por unos pocos (ESCOHOTADO 1.994) (OTT, 1.996) (FONT QUER 1.993) (GÓMEZ FDEZ., 1.996).
Actualmente conocemos que ciertas sustancias toxicas presentes en muchos de los vegetales utilizados durante la Edad Media en bajas proporciones pueden causar grandes alucinaciones. Así, la farmacopea diabólica recurría a las hierobotanas, plantas adivinatorias, de las que hoy sabemos que sus principios activos son principalmente los alcaloides (GÓMEZ FDEZ. 1.996). Las plantas citadas con mayor frecuencia en los libros mágicos de hechicería son con diferencia las pertenecientes a la familia de las solanáceas con plantas tan conocidas como estramonio (Datura stramonium), belladona (Atropa belladonna), mandrágora (Mandragora autumnalis), tabaco (Nicotiana tabacum) y beleño (Hyoscyamus niger).
En efecto, como descubriremos a lo largo de este escrito, el estudio de una parte muy específica de la etnobotánica de la Edad Media y de la botánica oculta de Paracelso (1.493-1.541), médico y alquimista suizo, y otros autores nos revela que los principios tóxicos de ciertos vegetales venenosos son los principales culpables de que numerosas personas fueran acusadas de brujería y de pactar con el demonio. Fue por este hecho que cerca de 500.000 personas llegaron a ser quemadas vivas durante los siglos XIII al XVII. De hecho en España, en tiempos de Felipe V, 1.600 personas son quemadas y en el año 1.782 se tiene constancia de que todavía se quema una bruja. Tengamos en cuenta que durante esa época existía en Europa una población aproximada de tres millones de habitantes lo que supone la quema de la nada desdeñable 17 % de la población presuntamente culpable de los delitos antes mencionados (ESCOHOTADO, 1.994) (MICHELET, 1.862).
En general, estas "plantas mágicas" sabemos que prefieren suelos de carácter nitrogenado en los que abundan los nitratos y sales amoniacales donde doblan la cantidad de alcaloides. Además este tipo de plantas productoras de alcaloides elevan el tanto por ciento de su producción al proporcionarles abonados nitrogenados, lo que parece estar relacionado con el carácter nitrogenado de sus principios activos (GÓMEZ FDEZ., 1.996). De ahí que se prefiriera la búsqueda y recolección de estos vegetales en los cementerios donde abundaban y presentaban mayores proporciones de principios tóxicos debido a la riqueza del suelo, hecho que hacía a estas todavía más misteriosas.
Dichos alcaloides están también muy influenciados por la temperatura por lo que al descender ésta su síntesis disminuye, algo que era bien conocido por las antiguas hechiceras que elegían finales de primavera y el verano para recolectar los ingredientes de sus caldos. Las brujas y hechiceras salían a última hora de la tarde a recolectar los ingredientes de sus filtros por dos motivos: el primero de ellos era sin duda por su propia seguridad ya que no podían permitir ser vistas por sus propios vecinos recogiendo plantas venenosas pues serían culpadas de practicar brujería y las condenarían a la hoguera. El segundo motivo era más sabio pues, sabían que estas plantas acumulan la mayor cantidad de principios activos mientras luce el sol, aumentando a lo largo del día y alcanzando el máximo durante la tarde, momento idóneo para recogerlas. En los procesos de Carcasonne, la confesión de una vieja herborista dice lo siguiente:
En el Sabbat hallé un macho cabrío gigantesco, al que me abandoné, y él a cambio me hizo conocer las plantas venenosas." También Julio Caro Baroja añade en el capítulo siete de su obra "Las Brujas y su mundo" refiriéndose a las plantas que utilizaban estos personajes:
"Sus conjuros diabólicos son sabios, complicado su laboratorio, en el que se mezclan las plantas de propiedades reales (medicinales o venenosas) y aquellas mismas de que hablan los poetas latinos con horror, pero sin saber nunca demasiado acerca de sus efectos verdaderos."
De los brebajes o pócimas podemos decir que no eran sino caldos en los que se cocían diversas plantas con el fin de extraer sus sustancias psicoactivas que eran capaces de provocar largos periodos de alucinaciones.
Por otra parte, en numerosas ocasiones se añadían ciertos "aderezos" que conseguían una preparación psicológica de los asistentes al ritual, todo esto lleno de grandes dosis de fantasía. Quizá una de las fórmulas más conocidas de estos misteriosos bebedizos sea la citada por las brujas de Shakespeare al comienzo del cuarto acto de Macbeth, en el que se citan numerosos ingredientes, algunos evidentemente fantásticos, sin embargo, y aquí viene lo realmente interesante, se citan ciertas plantas (algunas de ellas ocultas) que son las que realmente pueden causar los efectos afrodisíacos, mortales o enteogénicos deseados dependiendo de la ocasión.
El hecho de que algunas de estas plantas aparezcan ocultas es debido en parte al secreto y recelo con que eran guardadas las diversas "recetas" de los conjuros por lo que si pretendía utilizarlos deberían por lo menos ser un "iniciado", de no ser así nunca lograrían que el caldo presentara el resultado buscado. En la citada obra aparecen tres plantas disfrazadas con nombres de animales, veamos: "lengua de perro" (Cynoglossum officinale) de la familia de las boragináceas, esta presenta en su composición un alcaloide (CINOGLOSINA), principal causante de efectos paralizantes semejantes al curare. "horquilla de víbora", helecho llamado realmente lengua de serpiente (Ophioglossum vulgatum), utilizado para curar heridas. "diente de lobo", refiriéndose sin duda al acónito (Aconitum napellus) del que sabemos que en todas sus partes contiene el alcaloide ACONITINA, uno de los venenos más fuertes del reino vegetal.
Las dos plantas restantes y más visibles son la "raíz de cicuta" (Conium maculatum), planta tóxica y delirante muy común en los ungüentos satánicos que veremos a continuación, y el tejo (Taxus baccata), árbol muy venenoso debido especialmente al alcaloide TAXINA, que se encuentra en toda la planta (OTT., 1.996).
Debemos aclarar que el hecho de que el sapo se encuentre como primer ingrediente en los textos de Macbeth y en otros hechizos de brujería de toda Europa se debe a algo más que la pura fantasía. El sapo (Bufo sp.) presenta en sus desarrolladas glándulas parótidas cierto veneno compuesto entre otras sustancias de la BUFOTENINA principio muy venenoso para el hombre, también contiene potentes esteroides cardiotónicos y se cree que además puede tener una sustancia con actividad alucinógena, como se ha encontrado recientemente en el B. alvarius, oriundo de los desiertos del Norte de Méjico (OTT., 1.996) (ESCOHOTADO, 1.994). Caro Baroja nos narra como una bruja llamada Marie d´Aspilcojëtte confiesa los ingredientes de su misterioso caldo:
"... que varias personas se emplean en cortar cabezas de sapos y otras en hacer venenos: que este se fabrica lo mismo en casa o en el Sabbat, con sapos, con granos, cortezas y la médula de un arbusto que ellas llaman lengua de "souhandourra" y en nuestra gascuña "pudis" o árbol maldito y se llaman comúnmente también árbol de los brujos. Además ponen pequeños "languerottes" y arañas."
Una pócima poco precisa de la que se pueden intuir algunos ingredientes. Vemos que el primer compuesto de este caldo, es el sapo lo que nos da una idea de la importancia de este batracio en estos actos. A continuación Marie d´Aspilcojëtte añade los "granos", refiriéndose sin duda a las simientes de algún vegetal. Pero ¿qué tipo planta provee a estos caldos de semillas "mágicas"?, la repuesta no se deja esperar pues era común utilizar semillas de algunas especies que hoy sabemos poseen, debido a sus principios activos, propiedades alucinógenas. Las posibilidades son varias, veamos:
- La primera de ellas podría ser la adormidera (Papaver somniferum), pues sus semillas eran corrientemente utilizadas en los filtros y pócimas de la Edad Media dados sus conocidos efectos alucinógenos y afrodisíacos debido a numerosos alcaloides de los que destaca la MORFINA.
- Otra opción sería el beleño (Hyoscyamus niger) planta de la familia de las solanáceas. Sus hojas y semillas se utilizaron igualmente en pociones y filtros amorosos, ya que también pueden producir sensaciones afrodisíacas. Esta planta contiene principios activos (principalmente ATROPINA) que en altas dosis producen efectos alucinógenos, pero si nos sobrepasamos en la cantidad ingerida provocará efectos tóxicos que pueden terminar en la muerte del individuo. Modernas investigaciones comprobaron que la simple inhalación del humo procedente de las semillas del beleño provocaba: "sensación loca de que mis pies se volvían más ligeros, se dilataban y se desprendían de mi cuerpo... al mismo tiempo experimenté una sensación embriagadora de volar" (HARRIS, 1.980).
- También las semillas del apio (Apiun graveolens) eran usadas por las brujas en sus aquelarres. Tanto dichas semillas, como los tallos, al contener feromonas, provocan ligeras sensaciones afrodisiacas.
- Por último, otra posibilidad podría ser el uso de las semillas del centeno. Sin embargo, debemos aclarar que aunque las semillas de centeno (Secale cereale) no presentan principios tóxicos ni tan siquiera alucinógenos, recientes investigaciones han demostrado que era corriente durante la Edad Media en años en que la temporada de crecimiento y recogida se presentaba húmeda y fresca surgiera en gran número cierto hongo parásito al que el centeno es especialmente sensible.
Este hongo, llamado cornezuelo del centeno (Claviceps purpurea), invade los tejidos del ovario de la planta en forma esclerocios de color púrpura que sobresalen de la vaina del grano y pasaban inevitablemente al consumo humano. El cornezuelo del centeno presenta una alta peligrosidad debido a su composición química compuesta de numerosos alcaloides y una sustancia cercana al LSD, el ÁCIDO LISÉRGICO. Los pobres, que se alimentaban casi exclusivamente de pan, eran los más afectados produciéndose muertes masivas, es la enfermedad llamada ergotismo. Sin embargo, ciertas hechiceras conocedoras de las propiedades alucinógenas que poseían estos granos parasitados las utilizaban en sus brebajes consiguiendo fuertes efectos psicodélicos (OTT, 1.996).
Si continuamos analizando la pócima cita a continuación la corteza y la médula de un arbusto que es llamado lengua de "souhandourra" o "pudis", denominado también "árbol maldito" y "árbol de los brujos". Al igual que el anterior compuesto también en esta ocasión no podemos identificar con exactitud la planta citada. "Souhandourra" o "zuhandorra" es recogida en la bibliografía consultada como un nombre vasco del cornejo (Cornus sanguinea), de conocidas propiedades mágicas. Por el contrario, el nombre de "pudis" no aparece citándose sin embargo si un nombre muy similar: "pudio". Para complicar todavía más las cosas la denominación popular de "pudio" se refiere a dos especies muy cercanas: el carrasquillo (Rhamnus alpina) y el arraclán (Frangula alnus) ambos de propiedades venenosas. Los últimos ingredientes citados son "languerottes" y arañas que probablemente presenten escasas o nulas propiedades tóxicas pero que tienen la función de conseguir una mezcla más tenebrosa y desagradable.
Por otra parte El Dioscórides, tratado de medicina del Siglo I traducido en el siglo XVI por Andrés Laguna, en el libro IV capítulo 57, reconoce y trata de una especie a la que llama yerba mora (Solanum nigrum) con la que, dice, se preparaba cierto bebedizo que provocaba alucinaciones: "su raíz bebida en cantidad de un dracma, representa ciertas imágenes vanas en la fantasía, gustosas, que deleitan". Pero no todo los caldos servían para la realización de los aquelarres pues las hechiceras también podían preparar filtros amorosos con los que presuntamente se conseguía reconquistar a su antiguo amante, como el que cita Caro Baroja: "Prepara pues, un primer hechizo con sustancias de carácter maléfico, tales como higuera silvestre arrancada de un sepulcro, el ciprés fúnebre, la sangre de sapo, los huevos y las plumas de "striga", las hierbas de Ioldos e Hiberia (países fecundos en venenos) y los huesos arrebatados a la boca de una perra en ayuno. Después vendrá la ocasión hígado y médula de niño para hacer un fortísimo brebaje de amor (poculum amoris)."
Es muy posible que la citada higuera silvestre no sea otra que el estramonio (Datura stramonio), llamado también higuera loca e higuera del infierno de esta forma, como ya hemos visto, conseguían ocultar los misteriosos ingredientes. Además es más normal que encontremos esta planta que la higuera (Ficus carica) sobre una tumba, por varios motivos:
- No parece lógico que una higuera llegue a crecer sobre un sepulcro pues tarde o temprano sería eliminada por el cuidador/enterrador del cementerio antes de su pleno desarrollo. Por el contrario el rápido crecimiento del estramonio es suficiente como para que la planta se desarrolle completamente en unas pocas semanas.
- Por otro lado el carácter nitrófilo del estramonio (Datura stramonio) y la facilidad de germinar en tierras removidas refuerza esta hipótesis.
- Por último, el estramonio debido a los principios activos que contiene puede causar, en dosis bajas, alucinaciones y actuar como estimulante sexual.
Añadir, sin embargo, que las prácticas con esta planta no son nada recomendables dada la extrema peligrosidad que presenta pues tan solo 30 o 40 gr bastan para provocar la muerte de una persona adulta. También se cita al "ciprés fúnebre" que según Celestino Barallat en su obra "Principios de Botánica funeraria" (1.885) se refiere a la variedad: "llamada siempre-verde y piramidal", es decir a la variedad estrecha y marcadamente vertical. Sin embargo, a pesar de que esta planta desde la antigüedad se ha situado en los cementerios y representa para unos la muerte y para otros la eternidad el ciprés (Cupressus sempervirens) contiene LEUCOANTOCIANOS, TANINOS Y un CATENOL que le confieren propiedades medicinales y carece de principios tóxicos. La causa de que aparezca en este conjuro puede ser una alusión a la muerte o a la eternidad que como ya hemos dicho representa debido a su carácter perenne y porte estrecho. Después del citado ciprés, nos encontramos una serie de ingredientes curiosos: "la sangre de sapo, los huevos y las plumas de "striga", y los huesos arrebatados a la boca de una perra en ayuno". Volvemos a encontrar el sapo como ya familiar ingrediente. Habla también de la "striga" que no es otra que la lechuza (Tyto alba), animal que era considerado misterioso y dominador de la noche. Decían que en numerosas ocasiones las brujas se metamorfoseaban en estas aves nocturnas. El último ingrediente son "las hierbas de Ioldos e Hiberia" de los que dice son países fecundos en venenos.
Mencionando las hierbas de "Hiberia" alude sin duda a las abundantes plantas tóxicas de la Península Ibérica. En cuanto a las hierbas de Ioldos, capital de Tesalia es famosa por la invención de los juegos fúnebres. Los habitantes de esta comarca se hicieron célebres por los conocimientos mágicos adquiridos por Medea. Este lugar es también conocido porque es donde Teseo mató involuntariamente a Acrisio con un tejo (Taxus baccata), árbol al que quizá se referían en este conjuro, que como ya vimos anteriormente contiene sustancias muy venenosas.
En otras ocasiones las hechiceras eran consultadas para todo lo contrario por las mujeres que se sentían constantemente acosadas por sus maridos. Una común poción para causar impotencia era:"una infusión de mezcla de flores de álamo y sauce". Y, en efecto, en la actualidad se han detectado estrógenos en el sauce blanco (Salix alba), señalando que las hojas de esta especie desecadas y en infusión tienen propiedades anafrodisíacas por lo que no sería de extrañar que las flores de esta especie presentaran una composición similar (RIVERA / OBÓN DE CASTRO, 1.991). Otra pócima utilizada con los mismos fines era la siguiente:"cuarenta hormigas hervidas en zumo de narciso". Si bien no hemos encontrado datos fiables sobre las propiedades anafrodisíacas de esta pócima lo cierto es que el bulbo de narciso (Narcissus pseudonarcissus) presenta un alcaloide de acción paralizante, la NARCISINA, que afectan en primer lugar al corazón. Por lo que no descartamos que en pequeñas dosis produzca dichos efectos.
Como conclusión de todo ello podemos afirmar que las famosas brujas y hechiceras, que supuestamente realizaban prácticas satánicas y actos de brujería, eran en realidad unas grandes conocedoras de los vegetales y sus principios activos. Es muy probable que estas hechiceras comenzaran como curanderas recetando diferentes plantas toxicas de benéficas propiedades en dosis menores, pasando poco a poco a dosis más fuertes descubriendo los efectos psicotrópicos que poseían. Sin duda estos personajes, principalmente femeninos, arriesgaban mucho, pues nadie creía entonces que aplicados exteriormente, o tomados en pequeñas dosis los venenos eran remedios eficaces. Las plantas que se denominaban hierbas de brujas, se creía que eran únicamente ministros de la muerte. Estas plantas de haber sido encontradas en
manos de una mujer se la habría considerado envenenadora o fabricante de pociones malignas, una multitud ciega y cruel podía matarla a patadas, ahogarla o condenarla a la hoguera. Estos personajes se apoyaban, con algo de fantasía, en las sustancias psicoactivas especialmente procedentes del cáñamo, opio y numerosas solanáceas, pero utilizaban también ingredientes de alta sofisticación como la piel de sapo (que como hemos visto contiene BUFOTENINA) o harina contaminada por el cornezuelo (Claviceps purpurea), que presenta Amida del Ácido Lisérgico, sustancia muy cercana al LSD (ESCOHOTADO, 1.994) (OTT, 1.996).
Para terminar añadir que durante principios de siglo XIX existían ciertas luchas políticas sobre la creencia en las brujas. Así Francisco Sánchez Barbero ataca directamente al padre Feijó, escéptico de estos personajes maléficos:
En presencia del orbe, que me escucha, provoco, desafío, cito, aplazo a su reverendísima Feijona con toda la caterva de sectarios, pretéritos, presentes y futuros, que con lengua procaz, y sin recato, la existencia real y verdadera de brujas niegan, nieguen y negaron.
Existen, yo lo digo; si no basta mi dicho, pronto estoy para provarlo, con razones, con armas, como quieran, en calles, plazas, cátedras y campos. (F. Sánchez Barbero Diálogos Satíricos, 1.816)
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