La nigromancia o Necromancia
La nigromancia o Necromancia es una rama de las mal llamadas ciencias ocultas, que trata de las relaciones del hombre con los difuntos, por medio de la evocación; difiriendo del espiritismo en que no se hace mediante la intervención de médium. Supone casi las mismas creencias que sobre la vida humana de ultratumba tenían los antiguos egipcios, pero aplicando magia iraní, pues creen que en la luz astral se conservan las imágenes de las personas y cosas, y que en esta luz se pueden evocar también las formas de los difuntos.
Es por ello, una rama de la magia, considerada generalmente negra, que consiste en la adivinación mediante la consulta de las vísceras de los muertos y la invocación de sus espíritus, requiriendo según sea el caso del contacto con sus cadáveres o posesiones. Es una práctica antigua común a la tradición mística o sobrenatural de varias culturas, entre ellas la egipcia, mesopotámica, persa, etc. Se ejercita aún en la actualidad, en las sesiones espiritistas en que se busca responder preguntas mediante la intervención de un espíritu. Este es un ejemplo de nigromancia moderna.
Considerada la más negra de todas las artes mágicas malvadas, la nigromancia proviene del latín necromantia que a su vez se deriva del griego νεκρομαντία donde nekros significa muerte y manteía, adivinación o profecía, es decir, adivinación a través de la muerte.
La nigromancia se encarga del control de los muertos y de la adivinación a través de la consulta e invocación a los seres del inframundo con el único fin de obtener mayor conocimiento y conocer el futuro; dado que el nigromante acude a entes conocidos como espíritus operativos o espíritus de adivinación para conocer el futuro, está práctica se relaciona más con los shamanes que con los brujos.
Los nigromantes admiten que el alma de los que murieron rectos es eterna, pero permanece más o menos tiempo prisionera del cadáver astral, hasta que se purifique, inspirando a lo que el catolicismo llama Purgatorio. Son las almas que catolicismo y nigromancia llama en pena, que la nigromancia cree que puedan aproximarse a los vivos, y permanecer en ellos en lo que la Cábala llamó cadáver embrionario. Y estos cadáveres son los que evoca la nigromancia, para entrar en contacto con ellos, mediante un cosquilleo que producen en las orejas del nigromante, cuando acierta a contactar con ellos. También dicen que son los que inspiran nuestros pensamientos y sueños.
Para ser nigromante hay que automagnetizarse, y llegar a una especie de sonambulismo lúcido, que permita ver la luz astral, que es también donde dicen pueden ver nuestros sueños. Para ver la luz astral dicen que es preciso apartar los reflejos mediante una potente voluntad, atrayendo únicamente los rayos directos. Para los nigromantes soñar despiertos es ver en la luz astral. Conciben los nigromantes su luz astral como magnetismo universal, y por eso dicen que las almas en pena de las casas encantadas son, como todas, impresiones de la luz astral.
El nigromante es entonces un tipo de hechicero especializado en esta práctica, que tiene la capacidad no sólo de ver el mundo de los muertos, también puede reanimarlos (conocidos comúnmente como zombies) y ser su amo; para ello suelen profanar tumbas o invocar a los muertos a través de pociones que contienen la sangre los muertos mezclada con hierbas.
Actualmente la nigromancia es practicada en religiones de origen africano como el Vudú y la Santería. Como es bien sabido el poder de la nigromancia proviene de la magia oscura. Esta magia proviene del Caos, y es la más pesada y densa de las energías mágicas procedentes de los vientos de la magia. Estamos hablando de la creación de seres de ultratumba, no de marionetas. El proceso de la no-muerte es sutil y complicado, por lo que la gran mayoría de hechiceros no pueden llevarlo a cabo por falta de voluntad o por falta de intelecto.
En primer lugar se debe invocar el alma del difunto, o al menos una parte, y apresarla a la voluntad del nigromante. Cuanto más reciente es el cadáver, más fácil es invocar el espíritu del desdichado, pues su contacto con el mundo de los vivos es más reciente y fuerte. Los espíritus y almas en pena, aún estando más cerca de nuestro plano de existencia, pierden gradualmente su contacto con el mundo y su propia entidad como antiguo ser humano, degenerando en un ser sin una voluntad definida, y que actúa de forma caprichosa. Una vez el nigromante está en poder de ese espíritu, debe encarcelarlo en el cuerpo que antes fue su hogar.
Aunque es posible hacerlo en cualquier cuerpo, la transición del alma es más fácil si se trata de su antiguo cuerpo, esté en el estado en que esté. Esto es debido a que el espíritu reconoce su propio rastro. Se conocen casos de espíritus imbuidos en cuerpos extraños a él, y cuando pasa cierto tiempo, es posible que, si ha sido desterrado de ese cuerpo por cualquier método o exorcismo, la vuelta a ese cuerpo sea más fácil que la primera vez. Aunque la criatura no-muerta ya se encuentra en posición de tener iniciativa propia (siempre dentro de los límites que le permite su creador) no tiene "vida". Ahora es el momento de infundir la energía necesaria al cadáver para que pueda moverse y actuar.
Debido a la imposibilidad de encontrar energía vital por si mismo (excepto algunas criaturas como los espectros) es necesario dotar a la criatura de una considerable cantidad de energía mágica. Debido a la naturaleza propia del viento negro o magia oscura, cuanta más energía oscura haya reunida, más energía oscura atraerá. Este fenómeno es altamente conocido por los estudiantes de la magia, y ya demostrado mediante la formación de piedra de disformidad, que no es más que energía oscura cristalizada. Por tanto, cuanta más energía se le dé a la criatura, más energía podrá acumular y por tanto más autonomía tendrá.
Nótese que se habla de autonomía, no de libertad. Si una criatura no-muerta es dotada de una pobre cantidad de energía caótica, esta necesitará del nigromante para reponerla.
A veces, la capacidad de almacenaje de energía de la criatura es tal, que el propio cuerpo material no soporta la tensión de la energía que bulle y crepita dentro de él. Esto genera la desintegración del cuerpo, dejando el alma libre, pero con una manifestación física. La creación de un espectro. Los espectros son criaturas que tienen una capacidad de almacenaje de magia oscura excepcionalmente alta, normalmente proceden de las almas-cuerpos de hechiceros, pero cualquier campesino podría bien tener esta facultad sin saberlo durante años y no demostrarlo hasta que es revivido.