Mitologia - Leyendas Celtas Asturianas
Las criaturas que pueblan el folclore de los pueblos celtas de las Islas Británicas viven, al igual que los seres de la mitología asturiana, en un mundo inmanente y paralelo al de los hombres, y suelen manifestarse a éstos en ciertos lugares o en determinadas fechas. Tales lugares y momentos, ya se concreten en la fuente de la xana, el castro de los moros, o el castillo del Grial; la noche de San Juan, la víspera del 1 de mayo o de Todos los Santos; constituyen puntos de conexión entre el mundo de los mortales y el mundo feérico.
Seres relacionados con el mar.
La sirena. Se considera mitad mujer y mitad pez. Suelen ser, generalmente, mozas maldecidas por su afición a andar por los roquedos de los acantilados, o por alguna otra razón que se desconoce. Extraordinariamente bellas de rostro, cantan magníficamente, lo que lleva a la perdición a los marineros que las oyen.
El home marin.
Son la versión masculina de las sirenas, cosa que subrayan usando barba.
Espumeros.
Son espíritus del mar, pequeñitos, hermosos, juguetones, llevando también su trompa marina hecha de un caracol vacio; de figura humana, de niños. Cabalgan algunas veces sobre las olas, revolcándose en las espumas de las rompientes, coronados de algas, sonando su trompa, van en la estela de los buques que parten. Pero nunca se alejan de la costa, porque tienen miedo a la tempestad. Apenas estalla, salen del mar envueltos en grandes mantos de polvo de agua y se refugian en las cavernas que habitan en los cantiles. Esas nieblas que muchas veces vienen rodando sobre la superficie del mar a estrellarse en el acantilado no son tales nieblas, sino Espumeros, envueltos en sus mantos y que buscan sus moradas.
Seres relacionados con animales y monstruos.
El pataricu.
Son unas criaturas gigantescas con un solo ojo, con un olfato extraordinario y no conocen el fuego. Habitan en la costa occidental de Asturias.
El home llobu. En castellano, Hombre Lobo.
Es un hombre que se convierte en bestia. Tienen posibilidad de ser hombres lobos: Por una maldición paterna, Ser hijo ilegitimo de un cura, El séptimo varón consecutivo de una familia ( a no ser que le apadrine un hermano) y aquellas personas que tengan el dedo corazón tan largo como el dedo índice de la mano. No teme para nada al hombre y no duda en devorarlo cuando tiene ocasión; cuando se le consigue herir vuelve a ser hombre y cuando se le mata aconsejan que se incinere.
Seres sin forma
El sumiciu
El sumiciu es un ser o bien invisible o bien tan pequeño que no se le puede ver, y que se dedica a hacer desaparecer todo lo que uno acaba de dejar en un sitio.
La guaxa.
Es una especie de chupasangre femenino. Se la representa como una vieja seca y abre las venas de las personas y criaturas con el único diente que tiene para chuparles la sangre y la vida.
Otros seres de la naturaleza
El busgosu
Es el espíritu de los bosques. Tiene rostro, torso y brazos humanos, dos cuernos retorcidos en la cabeza y las patas de cabra con pezuñas hendidas. En general es el protector de los bosques y de sus animales, por lo que suele dedicarse a extraviar a los cazadores que se encuentra. Si se le encuentra no conviene importunarle siguiéndole pues es muy capaz de estrellar a sus perseguidores e el fondo de cualquier barranco. Se le pinta un tanto melancólico recorriendo el bosque; si lo único que quieres es que te saque del bosque, porque estás perdido, no hay problema y te muestra el camino con toda amabilidad, aunque con total discreción. Malas lenguas aseguran que, a veces, se lleva alguna pastora a sus cuevas.
Los ventolines
Son remolinos de aire. Son más pequeños que los nuberus, de día por lo regular están en la región del fuego; de noche flotan en el espacio y a través de los rayos de la luna se les logra a veces distinguir.
Las Ayalgas
Son hermosísimas mujeres que guardan tesoros en sus cuevas o bajo los árboles.
Arboles que hablan
En muchas partes de los bosques se encuentran arboles dotados con el poder del habla. A veces el árbol se dirige a una persona que necesita ayuda, pero otras veces es el espíritu residente en el árbol el que pronuncia un hechizo o comunica alguna información útil. Los arboles disponen de mucho tiempo para pensar y observar, y aceptan filosóficamente su destino, que es ser útiles a las criaturas del mundo, desde los leñadores a los pájaros carpinteros. De acuerdo con esta filosofía, su conversación suele ser de carácter orientador y servicial. Los arboles asturianos son especialmente volubles y algunos dan información a los que buscan Ayalgas y nos hablan en bable.
Las personas que han hablado con los arboles encuentran difícil el describir el sonido de sus voces. Aseguran que es como una combinación de suspiros, murmullos y gruñidos. Los arboles grandes tienen voces más profundas mientras que los arboles pequeños y delgados susurran en una voz tan baja que resulta casi inaudible. Cuando un árbol habla con voz clara y sobre todo si es la de una mujer, debe suponerse que no es el mismo árbol el que habla, sino algún espíritu que vive en el tronco. En tales casos, la información recibida debe aceptarse sin reservas.