La Belladona
En la Edad media se consagraron más que en ningún otro tiempo las propiedades mágicas de la belladona; a partir de ese momento su celebridad se hizo general.
Según la dosis administradas servía para ocasionar sueños dolorosos o bien una gran alegría o un furor terrible, así mismos producía sueños aéreos, graciosas ilusiones y siempre según la dosis pesadillas y la aparición de cuadros fúnebres, eran unas circunstancias muy especiales con las que contaban los brujos y las brujas.
En el siglo VIII, tranquilos los árabes en el seno de sus conquistas, se entregaron con pasión al estudio de la magia, y en el siglo XI cuando los musulmanes civilizados temieron el fanatismo de sus hermanos se hicieron muy fuertes las relaciones entre europeos y moros; se observó que uno de los puntos que caracterizaron esas relaciones fue la invasión de supersticiones mágicas que absorbieron casi por completo a las ciencias que ellos habían aportado a occidente. En esos tiempos en Europa los estudiantes procuraban entrar a las escuelas de ciencias ocultas que existían en Toledo, Sevilla y hasta en Salamanca; había en Europa sociedades ocultas que mantenían relaciones con dichas escuelas, de allí salieron importantes progresos en física química, botánica y medicina.
El arte de curar en la Edad Media con belladona se la distinguió de los vegetales que corrientemente se usaban con ella, no sólo desde el punto de vista médico sino también como base de ciertos brebajes por los cuales mostraban avidez los orientales. En el renacimiento, especialmente en el siglo XVI cuando la brujería tuvo tan ocupados a jueces y verdugos no disminuía la importancia de esta funesta y perniciosa tendencia del espíritu humano.
Giambattista de la Porta, médico nacido en Nápoles en 1540 y muerto en 1616, en su libro Magia Naturalis no se olvida de la Belladona. La etimología del nombre de esa solanácea no es la misma que le otorgaban los autores franceses de la edad media, Belladona o "bella dama" era su nombre en Italia, ya que un complemento del tocado de las jóvenes que utilizaban el jugo de sus frutos a modo de maquillaje.
También en tintorería se extraía primero de ese fruto un color púrpura y después su maceración da un hermoso tono verde.
Giambattista de la Porta le dedica a la belladona un sitio de honor; en su tratado de magia De Recoquinaria (de la cocina) explicaba la forma de introducirla en los alimentos de modo que los invitados no puedan degustar ninguno de los platos presentados en la mesa. Suplicio de Tántalo es peligrosa porque tiene un principio venenoso que es la atropina, tras ser disuelto en las salsas o en el vino puede contraer violentamente la faringe impidiendo todo intento de deglución, en ese tratado de cocina enumera los efectos que pueden producir las dosis de belladona y lo que se desea obtener de las mismas, las personas influenciadas por esos platos mágicos se creen transformadas en bueyes, focas, patos.
También el autor manifiesta que de acuerdo a los grados son los efectos que se producen: desde narcotización, perturbación mental, alucinación y hasta la muerte. La untura mágica procura la locomoción aérea; el sabio de La Porta contribuyó a popularizar el conocimiento sobre las plantas venenosas de las cuales la medicina actual ha extraído remedios valiosos, hoy en día la belladona tiene una misión más noble y sobre todo más bienhechora; el medico que la receta o el farmacéutico que la elabora se esfuerza en darles a los enfermos si no la resignación, al menos la tranquilidad de espíritu y librarlos de las afecciones del sistema nervioso neuralgias y espasmos.
Hoy en día la belladona es un remedio muy apreciado, muchas personas incluso instruidas tienen fe todavía en estas composiciones mágicas que facilitan la amistad.
Leyendas europeas
Las ménades de las orgías dionisiacas en la mitología griega, se arrojaban con los ojos dilatados a los brazos de los hombres que adoraban a este dios, o bien "con los ojos de fuego", caían entre los hombres para despedazarlos y comérselos. El vino de las bacanales frecuentemente era adulterado con jugo de belladona. Otra creencia de la época clásica sostenía que los sacerdotes romanos bebían belladona antes de hacer las súplicas de victoria a la diosa de la guerra.
De acuerdo con algunas tradiciones orales que se conservan en tierras europeas, el espíritu que habita dentro de la planta de belladona sólo sale una noche al año: la noche de Walpurias, cuando se prepara para celebrar el Sabbath con las brujas. En tierras célticas hay una superstición que vincula a la belladona con una hechicera encantadora a la que es peligroso mirar, aunque una versión más generalizada sugiere que cierta secta de sacerdotes tomaba una infusión de belladona para honrar e invocar la ayuda de Bellona, diosa de la guerra.
La verdadera historia de las escobas voladoras
Dentro de la denominada botánica oculta se supone que tiene propiedades muy semejantes al beleño y es otra de las varias plantas que entran en la composición de la pomada de las brujas. "Sus hojas secas y trituradas mezcladas con azafrán y alcanfor constituyen un perfume mágico para ahuyentar las larvas del astral."
Según afirman Shultes y Hofmann en Plantas de los Diosesfue durante la Edad Media cuando en Europa la belladona asumió el papel más importante en la brujería y en la magia. Era uno de los principales ingredientes de las pócimas y ungüentos empleados por brujos y magos. Había una mezcla muy potente que contenía belladona, beleño, mandrágora y grasa de recién nacido, que se frotaba sobre la piel o se insertaba en la vagina para ser absorbida. La famosa escoba de las brujas, es una de las creencias mágicas europeas más viejas. En una investigación por sospecha de brujería llevada a cabo en 1324 se informó que "al revisar el desván de la dama, se encontró un tubo de ungüento, con el cual se engrasaba un bastón, sobre éste podía deambular y galopar a través de todos los obstáculos donde y como ella quisiera".
En el primer tomo de su Historia general de las drogas, Antonio Escohotado cuenta que más tarde, en el siglo XV, un documento semejante explicaba: El vulgo cree, y las brujas confiesan, que en ciertos días y noches untan un palo y lo montan para llegar a un lugar determinado, o bien se untan ellas mismas bajo los brazos, y en otros lugares donde crece vello, y a veces llevan amuletos entre el cabello.
Envenenamientos célebres con belladona
Se supone que la belladona fue empleada para envenenar a las tropas de Marco Antonio durante la guerra de Esparta, según la descripción que Plutarco hizo sobre los extraños efectos que siguen a su uso. Con la misma planta fue envenenado Claudio, el emperador romano.
Según cita Sedir en Plantas Mágicas, Buchanans en su Historia de Escocia, publicada en 1582, relata que cuando Duncan I era rey de Escocia, los soldados de Macbeth invadieron a los Daneses envenenando a todo su ejército con un licor mezclado con belladona que les dieron a beber durante una tregua. Y según Brau, una enfermera llamada María Jeaunueret, fue condenada en Suiza a veinte años de trabajos forzados por haber envenenado con belladona a nueve personas, de las cuales murieron seis.