El hamsa
El hamsa es un amuleto interpretado de diversas maneras: como un amuleto de la fe judía, cristiana, islámica, y como un símbolo pagano de la fertilidad. Sin embargo, aunque la forma mágica sigue siendo un misterio se reconoce hoy como un amuleto cabalístico y como un símbolo importante en el arte. El Hamsa sirve como advertencia y protección contra el mal de ojo como una “mano protectora” o “Mano de Dios”.
Aparece frecuentemente en forma estilizada, como una mano con tres dedos levantados, y algunas veces con dos pulgares dispuestos simétricamente. Los dedos pueden apuntar hacia arriba o hacia abajo. Muchas civilizaciones se atribuyen su paternidad, algunos estudiosos creen que este amuleto es originario de la religión púnica, y asociado con la diosa lunar fenicia Tanit, Patrona de Cartago. Aunque conocida y usada por paganos y esoteristas por igual, hoy el hamsa es en su mayoría es usado por musulmanes y judíos.
Entre los musulmanes se lo denomina La Mano de Fátima en referencia a la hija del profeta y entre los judíos La Mano de Miriam en alusión a la heroína bíblica. Se usa como amuleto en forma de joya, en las puertas de las casas, los automóviles, negocios y en otros lugares con el propósito de alejar el mal y combatir el mal de ojo. En los últimos años lo han adoptado los activistas por la paz en el Medio Oriente. Su nombre en hebreo y árabe hamsa, significa “cinco”, debido a los cinco dedos que componen una mano.
En hebreo se le llama también Mano de Hamsa, así como Mano de Miriam, en referencia a Miriam o María, la hermana de Moisés y Aarón reconocida como profetisa y asociada con la protección, ya que salvó a su hermano Moisés cuando éste era niño. El nombre en árabe es Mano de Fátima u Ojo de Fátima, en referencia a Fátima Zahra, la hija de Mahoma. Los cinco dedos de la Hamsa se relacionan para los judíos con los cinco libros de la Torá (el Pentateuco de los cristianos), para los sunníes con los Cinco Pilares del Islam (fe, oración, peregrinaje, ayuno y limosna) y para los chiítas con las Cinco Personas del Manto (Mahoma, Fátima, Alí, Hasán y Husein).
Pero la mano posee un simbolismo universal; por ejemplo, en el hinduismo y el budismo uno de los principales mudras (gestos simbólicos) es abhaya (“no temor”), que es idéntico a la representación del Hamsa. Así, es frecuente ver a deidades hindúes o budistas presentando la mano derecha hacia el frente, para que sus devotos recuerden que gozan de su protección y ningún mal puede afectarles. En la desaparecida cultura fenicia el símbolo de la mano se asociaba con Tanit, la diosa lunar patrona de Cártago.
Entre los musulmanes está sumamente difundido el uso de la Hamsa, particularmente en el Maghreb (norte de África), incluyendo Egipto, Marruecos, Argelia y Túnez, países donde se encuentra en todos los mercados árabes. En dichos lugares se ven frecuentemente Hamsas pintadas en rojo o negro sobre las fachadas de las casas. En Argelia y entre los judíos de Túnez, si alguien alquila un animal o un objeto y no pronuncia las palabras adecuadas contra el mal de ojo, inmediatamente se dirigen sobre él los cinco dedos de la mano derecha.
En Argelia no existe casa en la que no se encuentre, en el interior o exterior, sobre la puerta de entrada, el dibujo de una Hamsa burdamente trazado. En Egipto se le pinta frecuentemente en las fachadas de casas, o se encuentran placas de Hamsa elaboradas generalmente con cerámica color turquesa. También está presente en el Medio Oriente, la India y Pakistán.
En Turquía, tanto musulmanes como cristianos y judíos, cuelgan Hamsas de vidrio color turquesa del gorrito del recién nacido y del cuello de los niños; en este último caso la Hamsa es introducida en un saquito. Actualmente es un museo, pero el tiempo que la iglesia de Santa Sofía en Estambul fue mezquita, tenía pintada una Hamsa color rojo, y en la puerta de entrada de la Torre de Justicia de la Alhambra, en Granada, puede verse esculpida una Hamsa. En Siria, musulmanes y judíos esculpen o pintan una Hamsa roja sobre el dintel de la puerta o sobre la imposta de las casas en construcción. Algunas veces las pintan después de esculpirlas. Niños y adultos llevan Hamsas de vidrio como amuletos.
El profeta Mahoma, el fundador del Islam, tuvo una hija, la bella y virtuosa Fátima, a la que los musulmanes veneran con gran devoción. Se cuenta que en una ocasión estaba Fátima muy ocupada en la cocina preparando la comida cuando su marido, el imán Alí, llegó inesperadamente. Al oírlo, Fátima abandonó por un instante sus quehaceres y fue a recibirlo. Sin embargo, quedó fuertemente decepcionada y triste al ver que su esposo llegaba acompañado de una bella y joven concubina. Prudente, Fátima guardó silencio y, atormentada por los celos, regresó a la cocina.
Pero, inmersa en oscuros y tristes pensamientos, no prestó atención a lo que estaba haciendo: tenía una olla al fuego con caldo hirviendo y, más atenta a su tristeza que a su trabajo, metió la mano dentro y empezó a remover el guiso. Tan absorta estaba que no sintió dolor alguno, pero Alí vio lo que estaba haciendo y, horrorizado, se abalanzó sobre ella gritando. Fue entonces cuando Fátima se dio cuenta de que se estaba quemando la mano y la sacó de la olla. Desde entonces "la mano de Fátima" se convirtió en un símbolo importante en el mundo musulmán. Se cree que trae buena suerte a sus habitantes y les dota de las virtudes de la paciencia y la fidelidad.
Algunos de estos amuletos tienen en el centro de la palma el ojo de Maat, que protege contra el mal de ojo. Otros, como es el caso de la versión judía, llevan cuatro pequeños peces colgando de la muñeca, y en otras versiones suelen llevar inscritos pasajes del Corán. La fama de la mano de Fátima ha traspasado fronteras y se ha propagado por varias culturas. En la India se ha convertido en un fetiche muy popular, conocido como Mano Humsa. Lo mismo sucede en otros países de Asia, donde el talismán se considera particularmente poderoso para prevenir todo tipo de desgracias y enfermedades.
En la cultura de Occidente se cree que este amuleto, además de proteger contra la ira, previene contra la infidelidad, y en Norteamérica, particularmente, también se ha difundido la creencia de que la Mano de Fátima protege de los terremotos y las catástrofes naturales. Pero quizá el uso más especial de la Hamsa es el que promueven algunas organizaciones que trabajan por la paz en Oriente Medio, que lo han adoptado como símbolo de las similitudes culturales existentes entre musulmanes y judíos.
Es difícil precisar el momento exacto en que el Hamsa surgió en la cultura judía, aunque es claramente un símbolo muy usado en la comunidad sefardí. Los judíos podrían haber utilizado el hamsa para invocar la mano de Dios, o para contrarrestar el mal de ojo colocando un ojo incrustado en la palma de la mano. Algunos Hamsas contienen imágenes de peces. Otros símbolos, además de los ojos y los peces también han encontrado su camino en la Hamsa, incluyendo la estrella de David, oraciones para el viajero, el Shemá, la bendición de la casa, y los colores de rojo y azul, los cuales se dice que se utilizan para frustrar el mal de ojo.
El reciente resurgimiento del interés en la Cabala (Kabbalah), en parte debido a los esfuerzos de celebridades como Madonna, Britney Bretaña, y Demi Moore, ha traído consigo un nuevo público para los accesorios de la Cabalá, incluyendo los Hamsas. Éstos se pueden comprar hoy en las tiendas de la Cábala en todo el mundo, e incluso a través de empresas como Sears y Saks Fifth Avenue en New York. Mucha gente los cuelgan en sus casas, y no es raro verlos colgando de los espejos retrovisores de los taxis y camiones.
Las Hamsas siguen desempeñando un papel en algunos rituales sefardíes en la actualidad. Durante la ceremonia de la henna, cuando las novias son decoradas en la preparación de su boda, se les ofrece uno de estos hamsa para que lo lleven alrededor de su cuello y protegerse así del mal de ojo.