Diosas del amor y dioses fálicos
Toda la magia sexual se ejerce bajo el dominio de Afrodita, la Diosa del amor -bajo uno u otro de sus numerosos nombres-, y el de su consorte, que es hijo y amante al mismo tiempo. Una versión de la leyenda cuenta que había surgido de la espuma ensangrentada del mar después de que Cronos, el Dios del tiempo y del espacio, hubiese castrado a su propio padre Urano y hubiera lanzado sus genitales ensangrentados al mar.
Posteriormente, volvemos a encontrar el mismo tema en la historia de una princesa tártara llamada Tamara, quien, no deseando convertirse en propiedad de un esposo, tomaba a un nuevo amante la víspera de cada luna nueva, castrándolo a la mañana siguiente y dejándolo que «regara la tierra con su sangre». La leyenda continúa diciendo que en los jardines de su palacio, amurallados para protegerse del constante viento de las estepas, cultivaba las frutas más sabrosas y deliciosas. ¡No es de extrañar, teniendo en cuenta cómo regaba su jardín!
Pero no todos los ritos sexuales eran sanguinarios y terroríficos; los rituales de Príapo, por ejemplo, eran desenfrenada y descaradamente eróticos. Se desfilaba en procesión llevando falos de madera de diversos tamaños y se lanzaban higos (símbolo de la vulva femenina) a la multitud. El falo más grande se transportaba en un carro tirado por un grupo de hombres jóvenes, los falóforos, que iban cantando la versión griega antigua de los cánticos con que hoy se anima en los partidos de fútbol mientras paseaban su ídolo por la ciudad. En esa corta época del año todo el mundo dejaba de lado la prudencia, se dirigía a la ciudad y lo único horrible que había en todo ello era la resaca de después.
No queda mucho del contenido de los ritos de Pan, uno de los dioses griegos más antiguos y que a menudo se confunde con Príapo, excepto el hecho de que muchos de ellos eran de naturaleza sexual. Es muy probable que se equipararan con los ritos del templo de Mendes en el delta egipcio. Fue aquí donde se idolatraba al Dios con cabeza de cabra (si recuerdan a Pan, sólo tiene pies de cabra) para que bendijera la fertilidad de las mujeres, campos y animales. Me he extendido sobre este tema en el primer ritual de la tercera parte, y les quiero advertir que el Dios con cabeza de cabra de Mendes ya no puede utilizarse con tranquilidad, pues su imagen ha sido demasiado corrompida como para poderla usar en el ritual.
En contraste, encontramos los Misterios de Eleusis, que aunque hacían alusiones muy sexuales, eran un poco más comedidos. Su apogeo terminó alrededor del año 1400 a. de C., pero sobrevivieron durante la primera era cristiana a pesar de estar completamente condenados por los primeros Padres de la Iglesia, para quienes cualquier forma de sexualidad era obscena. Sin embargo, los rituales más íntimos ofrecidos a quienes eran admitidos, representaban los primeros principios de la naturaleza, el conocimiento de la creación, de hecho el mismo conocimiento que se les negó a Adán y a Eva hasta que dieron el primer mordisco a la fatídica manzana.