Diccionario de las Mancias - L - M - N
La palabra mancia significa "adivinación", y de acuerdo a la voz que la compone es el método utilizado para la predicción: aeromancia, a través de las señales e impresiones del aire; cristalomancia, mediante espejos mágicos o bola de cristal, etc. Cualquier fórmula puede ser usada para predecir, dependiendo del adivino su interpretación.
En la Antigüedad constituyó uno de los elementos fundamentales de muchas religiones, y se recurría a ella para cuestiones de carácter no sólo privado, sino también de orden público.
Las técnicas empleadas por los adivinos eran tan numerosas como variadas, y así pueden citarse como las más conocidas de la época: los sacrificios de animales y el examen de sus vísceras, el vuelo de las aves, la interpretación de los sueños, algunos fenómenos naturales, la quiromancia, etc.
LAMPADOMANCIA
Adivinación por medio de la forma color y oscilación de la luz de una lámpara.
LIBANOMANCIA
Adivinación por medio del incienso, se cogía el incienso después de hacer las suplicas relativas a lo que se pretendía, se echaba el incienso en el fuego, a fin de que su humo elevase las plegarias hasta el cielo:
Si el incienso se consumía o daba una llama viva, la plegaria era escuchada, pero si ocurría lo contrario si el incienso huía del fuego y tardaba en humear, no. Este oráculo servia para predecir todo, menos las cosas relativas al matrimonio y la muerte
LIGNOMANCIA
Adivinación por medio de la llama de una lámpara, cuando una chispa salta del pabilo, se espera una noticia venida de la parte hacia donde fue la chispa.
LITOMANCIA
Adivinación por medio de las piedras, consistía en hacer chocar muchas piedras, unos choques más o menos agudos, anunciaban la voluntad de los dioses.
LECANOMANCIA
Especie de adivinación que se hacia por medio de unas piedras preciosas y unas láminas de oro y plata, en las cuales se habían grabado una serie de caracteres, luego se ponían en el fondo de un vaso lleno de agua y se practicaba sobre él las supersticiones.
MARGARITOMANCIA
Adivinación por medio de las perlas, se colocaba una en un fogón cerca del fuego y se la cubría con un vaso puesto bocabajo, a continuación se le dirigían las pronunciaciones de los nombres de aquellos de quienes se sospechaban habían robado alguna cosa, en el momento en que se decía el nombre del ladrón, la perla daba un salto hacia arriba y rompía el fondo del vaso para salir, así es como se conocía al culpable.
MIOMANCIA
Adivinación por medio de las ratas o ratones, sacaban los siniestros presagios de sus chillidos o de su voracidad.
NECROMANCIA
Arte de evocar a los muertos personas y animales y de adivinar el futuro por la inspección de los cadáveres.
Los griegos la utilizaban y principalmente los Tesalienses, rociaban con sangre tibia un cadáver, y crían tener luego ciertas contestaciones sobre el futuro.
Los que consultaban debían haber hecho antes la expiación aconsejada por el mago que presidía la ceremonia y también había que apaciguar con algunos sacrificios las manos del difunto, quien sin estos preparativos se mantenía siempre sordo a todas las preguntas.
Los asirios y los judíos utilizaban también este proceso adivinatorio, los judíos mataban a los cabritos torciéndoles el cuello, luego le cortaban le la cabeza, la salaban y la embalsamaban, posteriormente grababan en una lamina de oro el nombre del espíritu maligno para quien habían hecho este sacrificio, colocaban la cabeza encima de la lamina, la rodeaban de cirios y la adornaban como a un ídolo y este les contestaba. Necromancia: del griego nekros, que significa “cadáver” y mancia, que significa “profecía”. Se trataba de invocar a los espíritus de los muertos, para la adivinación. La creencia era que los muertos, al haberse liberado de la vida en el plano terrestre, tenían acceso a datos sobre el presente y sobre el futuro, una información que estaba fuera del alcance de los vivos.
La necromancia aparece en la Biblia, se practicó en las antiguas Persia, Grecia y Roma, y vio renovada su popularidad en Europa durante el Renacimiento.
Algunos necrománticos intentaban resucitar cadáveres de verdad (algunos fueron acusados de querer enviar a esos cadáveres a atacar a los vivos), pero la mayoría se conformaban con convocar sólo al espíritu del muerto, celebrando rituales encima de su tumba, en los que pronunciaban encantamientos y dibujaban en el suelo palabras y símbolos mágicos. Muchas veces, el necromántico se rodeaba de cráneos y otras imágenes de la muerte, se vestía con ropas robadas a un cadáver y concentraba todos sus pensamientos en la muerte, mientras aguardaba a que apareciera el espíritu. Cualquier pequeña señal, por ejemplo, el temblor de la llama de una vela, se podía tomar como indicación de que el espíritu se encontraba presente. Entonces, el necromántico le hacía preguntas.
Aunque el propósito de la necromancia no siempre era el de hacer daño a alguien, en general se consideraba que el proceso de convocar a las almas de los muertos (y quizá molestarlos) era algo inmoral y despreciable, por lo que se ganó su puesto en la categoría de las artes oscuras