Cómo usar las velas
El uso tradicional de las velas es muy conocido. Se puede encender una vela para eliminar los malos olores, para celebrar un acontecimiento, para una cena romántica, cuando carecemos de luz eléctrica, etc. También es común el uso de las velas en toda clase de iglesias y religiones, pero el uso que le daremos nosotros a las velas es completamente devocional y mágico, por lo que deberemos observar mínimamente un código ético siguiendo las siguientes pautas:
Hay que tomar conciencia clara del cómo, del cuándo y del por qué usamos una vela, antes de encenderla.
Definir claramente si el trabajo mágico o el deseo devocional son para uno mismo o para otra persona. Si se quiere usar una vela para otra persona, es indispensable contar previamente con su aprobación y con su deseo. De no ser así incurriríamos en un error básico de la Magia Blanca, pues al carecer del fluido esencial etérico de la persona en cuestión, nuestro trabajo seria en vano, nulo e incluso nocivo, tanto para la persona como para nosotros mismos.
También hay que elegir el día, la hora, el planeta, el signo astrológico, el santo protector, la oración o salmo y el color de la vela correspondiente, dependiendo del deseo o la cuestión a formular.
Tener presente que la vela puede trabajar como método de protección, o bien como una ayuda para alcanzar un deseo, para cualquier enfermedad o simplemente para pedir luz y guía en nuestro diario vivir.
Tomar conciencia de que el uso de las velas no es un juego y que por ello no hay que abusar de ellas. Lo que podemos solucionar a través de nuestros esfuerzos personales no requiere ayuda mágica de ningún tipo, procure no caer en el indiscriminado, que solo le llevaría a una dependencia pueril y más tarde inocua, del trabajo mágico de la superstición y sea respetuoso de la llama divina y vera que así obtendrá mejores resultados.
Encender una vela es un ritual mágico, es tocar a una puerta, es invocar a unas fuerzas y recurrir a unas esencias superiores a las cuales deberemos recurrir solo en caso de verdadera urgencia.
Más vale dar que recibir y cada vez que pedimos y nos es dado, debemos ser conscientes de que a nuestra vez tendremos que corresponder en su justa medida, por ello no pidas mas de lo que necesitas y de lo que puedas devolver.
Solo se puede usar una vela por trabajo o consulta. Esto quiere decir que si por ejemplo, le preguntamos por nuestro futuro inmediato en el plano sentimental, no podremos utilizarla a continuación para referirnos al ámbito profesional de nuestro porvenir. Una veladora para cada cosa.
Aunque existen personas que prefieren velas cuadradas, en forma de pirámide o grabadas, las velas normales, comunes y corrientes, son tan efectivas como cualquier otra, sin importar su materia de fabricación o cualquier otro factor de su apariencia externa.
Es recomendable tener un lugar o una habitación especifica en nuestro hogar donde poder efectuar con los mínimos requerimientos nuestro trabajo mágico con las velas. Preferentemente que sea el lugar más privado y con menos ruido para hacer más fácil nuestra concentración, puesto que al tener un ambiente favorable nuestro magnetismo funciona mejor y la puerta que conduce a la iluminación se hace más asequible a nosotros. Aunque en casos extremos es válido cualquier lugar.
La mesa de trabajo o altar puede ser de cualquier tamaño o forma, pero es importante tener en cuenta que si este altar o mesa tiene otros usos cotidianos en el hogar, deberá cubrirse al efectuar el ritual con el fin de proteger el magnetismo al que estará expuesta. Lo mejor es que la mesa o altar quede cubierto con una ropa de algodón, hilo o seda y que sea exclusivamente para el uso de nuestro trabajo.
Cuando se carece de una vela con un color determinado, siempre se puede recurrir a una blanca, pero nunca al contrario, ya que la blanca comprende todos los colores pero las de colores no equivalen a la blanca.
Es indispensable que en nuestro altar o mesa de trabajo se encuentren representados los cuatro elementos básicos de la naturaleza: Fuego, Aire, Agua y Tierra. El Fuego y el Aire quedan representados a través de la propia vela. En cuanto al Agua y a la Tierra podemos recurrir a una copa o vaso que tenga dicho elemento al que se le añadirá una cucharadita de sal. La Tierra vendrá representada mediante un pequeño puñado de ésta.
Hay una vela determinada para cada día de la semana, así el lunes usaremos una vela blanca o plateada, el color del astro que le otorga su influencia, La Luna. Es un día de comienzos, de transformaciones profundas, de actividad, de acción y movimiento, pero también representa los asuntos cotidianos y problemas familiares. Resulta muy apropiado para conocer los sueños, anhelos y evaluar también las quimeras.
El martes que está regido por el planeta Marte, la vela que usaremos ha de ser de color rojo. El martes es un día de lucha y enfrentamiento, en el que se desarrolla la acción, la energía, el valor y los deseos y ansias de conquista, alcanzando la armonía, la concordia y el equilibrio a través de la superación de los conflictos. Todo lo que tiene que ver con la supervivencia y con el lado masculino de cada personalidad, cobra especial significado en este día.
El miércoles, como su planeta es Mercurio el color de la vela será amarillo. El miércoles es un día de mercado, muy indicado para llevar a cabo todo tipo de actividades comerciales, pero también para los trabajos o tareas que requieran o precisen un gran esfuerzo mental, ya que nos ayuda a aclarar las ideas y pensamientos. A estar más lúcidos, creativos e imaginativos. Potencia igualmente la habilidad diplomática y la capacidad oratoria. Facilita también los tratados y los acuerdos que impliquen inteligencia, rapidez mental y oral. Resulta muy favorable para emprender cualquier negocio.
El jueves la vela ha de ser azul, como su planeta Júpiter. Es un día expansivo, de generosidad y buena disposición, en el que los juicios pueden resultar muy favorables y los jefes más receptivos. El jueves es también muy propicio para manejar dinero, realizar inversiones, mantener contactos y relaciones con el extranjero y negocios con multinacionales. Este día contribuye además a conseguir una buena organización y planificación y a obtener un gran brillo, reconocimiento y prestigio social, permite el disfrute de la buena mesa.
El viernes, Venus despliega sobre él su influencia. Es el día de Cupido y Afrodita y por tanto del amor y la atracción sexual. En este día la sensualidad y el hedonismo son mayores que el resto de la semana. Los sentimientos se avivan y se hacen más intensos y apasionados. Por ser el día del amor y las relaciones personales, su vela es de color rosa. En el transcurso del mismo nos acercamos más a la vida a través de los sentimientos y los afectos. Se estimula la parte femenina de la personalidad, que nos pone en contacto con el mundo de las emociones y con la intuición.
El sábado hay que encender una vela morada oscura, como su planeta, Saturno. El sábado evalúa la semana transcurrida; es un día donde las influencias son más negativas y se aconseja una actitud de reconciliación. Es un momento de introspección, de hacernos cargo de nosotros mismos para enfrentarnos con nuestra realidad.
Y por fin, el domingo encenderemos una vela naranja o dorada, como el sol. Es un día tradicionalmente dedicado al descanso y a dar gracias por los favores recibidos; crea el reposo del corazón a la vez que equilibra y renueva la salud. Permite lograr la serenidad para lograr la tranquilidad de espíritu y también consigue reponer las energías perdidas a lo largo de toda la semana.