La Atlántida
La leyenda cuenta que la Atlántida era una isla de grandes dimensiones, se podría considerar un continente, según algunas hipótesis en el Mediterráneo, en otras versiones en el Océano Atlántico, fue destruida por un terremoto o tsunami que inundó totalmente sus tierras dejándola por siempre sumergida bajo las aguas y olvidada en el pasado.
Sus habitantes poseían una tecnología y cultura muy superior a la de los contemporáneos de su época y fueron decisivos en los avances de todas las culturas mundiales. Su ubicación les permitía el acceso a culturas tan dispares como la egipcia y la Maya y eran consumados viajeros, dominando con sus barcos todos los mares y océanos del planeta.
La similitud entre estructuras arquitectónicas como las pirámides Mayas y Egipcias, o el parecido fonético de algunas palabras en culturas separadas por aguas y miles de kilómetros de distancia se deben según los partidarios de la existencia de dicha isla o continente y a la influencia que los Atlantes (nombre con el que habitualmente se designa a los habitantes de la Atlántida) gracias a su avanzada tecnología marcaron culturas de todo el mundo.
Ubicación de la Atlántida
La imagen romántica de una isla fabulosa tragada por el mar, ha significado que su ubicación haya sido buscada desde la época de Platón, aunque nadie está seguro si existió realmente muchos son los investigadores que la buscaron, una empresa no del todo descabellada, pues al fin y al cabo también la Troya de Homero se creía producto de la fantasía, hasta que el arqueólogo Heinrich Schliemann la descubrió en 1903. Las ubicaciones sugeridas para la Atlántida, incluyen lugares diversos a continuación enumeraré algunas de las ubicaciones más nombradas:
- • En el Mar Mediterráneo
- • En el Océano Atlántico
- • La Atlántida en América
Supuesta localización de la Atlántida Número de partidarios de esta localización:
- - Isla sumergida o puentes terrestres en el Atlántico 97
- - Nunca existió físicamente. Es sólo una leyenda 46
- - Existió en Norte o Sudamérica o en ambas a la vez 21
- - En Marruecos o el norte de África, incluyendo Cartago 15
- -En Tierra Santa, posiblemente en Israel o El Líbano, Tartessos y el sur dé España, Creta y/o Tera 9
- - Gibraltar; otras islas del Mediterráneo y/o Malta 6
- - Continente hundido en el Pacífico 4
- - Desierto del Sahara, Irán 3
- - Islas Canarias, Ceilán, México, Groenlandia, Sudáfrica, Crimea y sur de Rusia, Países Bajos, montañas del Cáucaso, Brasil, Nigeria 2
- - Arabia, Bélgica, Gran Bretaña, Cataluña, Prusia Oriental, Etiopía, Francia, Iraq, Mecklenberg (Alemania), Europa del Norte, continente del Polo Norte, Portugal, Siberia, Spitzbergen, Suecia, Venezuela, Indias Occidentales, isla sumergida en el océano Indico 1
En una sesión de trance realizada en 1933, el vidente norteamericano Edgar Cayce describió de una forma colorista y fantástica la vida en aquella antigua civilización, prediciendo, además, que una parte de ella sería encontrada en el año 1968. Y en efecto, un año más tarde de lo vaticinado se descubrieron en el fondo marino frente a las Bahamas ciertas estructuras aparentemente realizadas por la mano humana. La localización de la Atlántida en esta zona ya había sido propuesta por otros investigadores, que sin duda se remitían a los datos aportados por el geógrafo romano Marcelo, del primer siglo antes de nuestra era. Según él, el continente perdido habría estado integrado por siete islas pequeñas y tres grandes, la mayor de ellas de 1.000 estadios de diámetro, lo que equivale aproximadamente a 200 kilómetros.
Hallazgos y descubrimientos
Se han realizado extraños hallazgos y descubrimientos que constituyen serios indicios de que algunos edificios de la época de la Atlántida estuvieron situados en el centro del océano Atlántico, y en los sectores oriental y occidental.
Debemos recordar que casi todas las tesis sobre la isla-continente se han apoyado en teorías, leyendas, referencias históricas de la Antigüedad, lingüísticas y culturales que serían difíciles de explicar de otra forma, coincidencias geológicas y zoológicas; e incluso revelaciones psíquicas y recuerdos heredados. Por todo ello, hay que imaginarse lo que ocurriría si se encontrara alguna prueba concreta de la existencia de ciudades submarinas, aproximadamente en la misma zona que indicara Platón y que han confirmado las creencias populares desde la más remota antigüedad.
Desde 1968, cuando el doctor Manson Valentino descubrió y exploró el “Camino de las Bimini”, una muralla, pilares, carretera o muelle sumergido que yace a una profundidad de unas seis brazas, al este de la Bimini septentrional, las críticas de los científicos se hicieron sentir de manera inmediata y muy severa.
Se sugirió que aquellos bloques ciclópeos eran sencillamente rocas arenosas separadas hasta dar la impresión de bloques. No obstante, cabe hacer notar que la roca no forma grandes bloques capaces de ajustar unos con otros hasta adquirir una forma determinada; que las rocas quebradas al azar no forman ángulos de 90 grados ni poseen pasajes trazados regularmente que las comuniquen y, sobre todo, las rocas “naturales” no suelen permanecer en el fondo del mar apoyadas sobre pilares de piedra como los que existen debajo de aquellos inmensos bloques.
Se han encontrado docenas de curiosos vestigios arquitectónicos en distintos lugares de la costa de las Bahamas. Algunos sólo aparecen sugeridos por la vegetación del fondo, que crece sobre las formaciones pétreas sumergidas bajo la arena, pero que aún muestra las líneas rectas y las formas perfectamente rectangulares o circulares que, indudablemente, no se dan espontáneamente en la Naturaleza.
En el caso de los distintos hallazgos a los que los buceadores tienen acceso fácilmente, se han realizado pruebas para determinar su antigüedad. Aunque las piedras no pueden ser clasificadas dentro de ciertos períodos “históricos”, como ocurre con la materia orgánica, las raíces de mangle que crecen bajo las piedras del camino de las Bimini tendrían entre diez y doce mil años de antigüedad. Esto coincide, no sólo con la fecha señalada por Platón para la destrucción de la Atlántida, sino también con la fecha geológica aceptada para el deshielo de los últimos glaciares.
La mayor parte de los descubrimientos en el Atlántico Occidental y en el Caribe se han producido en la plataforma continental, en aguas relativamente poco profundas: es decir, desde los 10 hasta los 50 ó 60 metros. Su número ha ido en aumento desde el período 1965-69, lo cual coincide con la predicción que hizo Cayce antes de su muerte, en 1945, en el sentido de que la Atlántida surgiría desde el fondo del mar. Hay varias razones que explican esto: muy raramente la superficie del mar está absolutamente en calma: cada vez hay un mayor número de rutas aéreas; las actividades de los submarinistas han ido en constante aumento. Pero la razón principal es que a los arqueólogos jamás se les ocurrió buscar ruinas prehistóricas en las aguas del océano que se extienden frente al continente americano.
La tarea de descubrir la Atlántida o el imperio atlántico se está llevando a cabo ahora, gracias al nuevo equipo con que contamos, tanto para la datación de restos y ruinas como para realizar exploraciones submarinas. Guste o no a los historiadores convencionales o a las instituciones científicas oficiales, la exploración submarina que se está realizando está provocando que empiecen a encajar las piezas de un rompecabezas, o mejor dicho un mosaico que pronto resultará demasiado concluyente como para ser ignorado o negado, incluso si gratas y familiares nociones del tiempo y la cultura tuviesen que ser modificadas. La que hoy llamamos Atlántida, cuyo nombre por sí solo, aun cuando resulte incierto, ha dejado un eco tan vibrante en la historia de nuestro mundo y en el océano que conmemora su nombre.