Las subdivisiones hindúes del zodiaco
El astrólogo oriental reconoce la notable correspondencia entre las diversas divisiones del Zodíaco y las clases de materia, y para explicar estas divisiones y subdivisiones de signos ha hecho más de lo que puedan imaginar muchos astrólogos occidentales.
El astrólogo hindú considera la más pequeña división del Lagna o signo ascendente, que es cierta fracción de un segundo de tiempo, como una semilla arrojada al suelo cósmico o Éter, para desplegar sus cualidades latentes de las que el individuo que entonces nace se supone absorberá más o menos según sus capacidades de respuesta y la fase de la evolución del alma.
En apariencia, el astrólogo hindú es un fatalista, pero individualmente tiene una firme creencia en la voluntad libre dentro de ciertos límites bien definidos. La bien establecida creencia en la reencarnación y en la transmigración hace de él un fatalista por lo que respecta a las recompensas y castigos de las vidas pasadas y por el hecho de que atribuye el hado inevitable de la vida presente a causas puestas en movimiento en un nacimiento anterior, porque posee de las leyes del Karma una comprensión mucho más amplia que el astrólogo occidental.
Como ya dijimos en anteriores articulos, hay tres modos fundamentales de materia y cuatro disposiciones distintas de estos tres modos, y esto produce siete tipos distintos de caracteres.
Los modos de manifestación de pensamiento, sentimiento y acción serán diferentes en cada tipo, incluso en circunstancias parecidas; y este conocimiento de la ley hace posible predecir resultados a partir de las diversas divisiones del Lagna, o signo ascendente.
La creencia en el hado y en el libre albedrío es sólo parcial, porque un hombre ni está enteramente sujeto al hado, ni es enteramente libre, y la única manera de medir la extensión de sus limitaciones es esforzarse en comprender su condición de conocimiento o de ignorancia; lo cual, en una sociedad bien organizada, le atraería hacia la casa o estado en la sociedad a la que naturalmente pertenece. Un hombre con conocimiento se esforzará en trabajar con uno que tenga el poder de ayudarle, mientras que un hombre que es ignorante es posible que recurra a un prestamista que le cobrará un alto porcentaje de interés, haciendo así aún más desesperadas sus condiciones.
Al parecer, el astrólogo hindú posee un notable conocimiento del valor de las subdivisiones del tiempo y del arco en relación con la influencia planetaria. Estas subdivisiones se agrupan en Trimsamsas, Dwadasamsas, Asterismos, Navamsas, Drekkanas y Horas; y forman un zodiaco completo según se ilustra en nuestro diagrama siguiente.
Para el astrólogo hindú, los cielos forman el Macrocosmos y el hombre el Microcosmos. El hombre es una copia exacta del universo, un mundo pequeño o miniatura del gran mundo que le rodea.
Desgraciadamente, la gran dificultad de armonizar la ciencia oriental y la occidental estriba en la medición exacta del Ayanamsa, que es la diferencia entre el primer punto de las constelaciones zodiacales, conocido como Nirayana Sphutam, y el equinoccio de primavera al comienzo de la eclíptica, conocido como Sayana Sphutam. La Astrología hindú calcula los lugares de los planetas a base del Nyrayana Sphutam, y el fracaso de medir correctamente la longitud del ayanamsa hace que el horóscopo del hindú no resulte confiable cuando se le juzga con las normas occidentales. Algunos astrólogos se han interesado en intentar aplicar las interpretaciones del zodiaco hindú al sistema occidental, pero hasta ahora con poco éxito.
Ahora bien, el autor cree que esta interpretación del zodiaco hindú constituye la esperanza de que la Astrología Esotérica sea restablecida al lugar que le corresponde como un sistema único de genetlialogía con métodos propios aparte de la actual mezcla desfavorable con la Astrología Horaria.
Hablando en términos generales, en la astrológica hindú hay tres métodos principales de clasificar el Zodiaco y sus divisiones.
(1) Los veintisiete asterismos sobre los cuales tiene la Luna el principal gobierno;
(2) los doce signos y sus numerosas divisiones sobre los cuales tiene el Sol su principal gobierno;
(3) los nueve planetas en sus relaciones como regentes sobre las dos clases anteriores. Al tratar estos sistemas de clasificación zodiacal, con respecto a los cuales se dan las interpretaciones hindúes, es preciso recordar que, en vez de partir de la supuesta posición de la estrella fija Revati (que algunos dicen que es Zeta Piscum), nosotros partimos del primer punto del signo de Aries, desde el cual se han medido los diversos grados en el diagrama. A primera vista, este diagrama parece muy complicado, pero es en realidad muy sencillo si lo miramos desde el punto de vista de un solo signo y se siguen cuidadosamente sus divisiones, empezando desde el centro y operando hacia la circunferencia. Tomando Aries, se verá que este signo se divide en dos mitades, positiva y negativa, gobernadas por el Sol y la Luna. Una persona nacida bajo los primeros 15° de Aries será más positiva que negativa, más masculina que femenina, por lo que respecta a este modo de expresión, y lo mismo se aplica si un planeta ocupa ese signo al nacimiento o se desplaza hacia él después del nacimiento. La mitad positiva pertenece al lado de manifestación de la vida centrifugo, eléctrico, volicional, subjetivo, y la mitad negativa al lado centrípeto, magnético, formativo, objetivo y plástico.
El signo Aries tiene en el lugar siguiente tres principales divisiones de 10° cada una, conocidas como drekkanas o decanatos, gobernadas por Marte, Sol y Júpiter. Luego viene la clasificación según los navamsas de 3 ⅓º cada uno, y que poseen la naturaleza de los signos del Zodíaco y sus respectivos regentes. Esto va seguido de los asterismos, cada uno de los cuales tiene 13 ⅓º. El circulo siguiente es el de los Dwadasamsas, donde se ve que un signo se divide en doce porciones iguales de 2 ½° cada una, sobre cada una de las cuales preside uno de los signos del Zodíaco con el señor de ese signo, llevando así la influencia de los doce signos a cada una de ellas.
El círculo exterior es el de los Trimsamsas o grados, que se consideran como los más importantes. Estos se agrupan algo irregularmente según el modo de los "términos" ptolomeicos, y no son tan fáciles de seguir como los otros. Fuera del conjunto se encuentran los signos con sus nombres hindúes. Este complicado método de dividir un signo en numerosas partes ha inducido a algunos autores hindúes a compilar numerosos slokas que incorporan en forma de aforismos todas las reglas e ideas relacionadas con cada pequeña división del Zodiaco, pero debido a la confusión causada por las varias mediciones del ayanamsa, muchos de estos slokas, particularmente referentes al Lagnam y sus divisiones, ya no se aplican. El genuino astrólogo hindú espera que su hermano occidental restaure el antiguo conocimiento del Zodiaco y sus divisiones por medio de un método de cálculo más exacto y preciso.
El autor de esta obra no imagina que el Zodiaco de las constelaciones pueda de algún modo afectar directamente a los seres humanos, salvo a través de la Astrología Nacional o Mundana, donde es esencial una consideración de las constelaciones y un conocimiento exacto de la precesión de los equinoccios, pero en la Astrología genetliacal parece tener valor escaso o nulo. La eclíptica es un reflejo de las constelaciones consideradas aparte de la precesión, y hasta que coincidan de nuevo la eclíptica y las constelaciones, la humanidad se verá envuelta en otro de los innumerables ciclos a través de los cuales se ve obligada a pasar mientras se dirige hacia esa meta de perfección que está destinada finalmente a alcanzar. Aplicando a los métodos occidentales el sistema hindú de dividir el Zodíaco, podemos aumentar provechosamente nuestro conocimiento de su influencia sobre la vida y el destino humanos.
En primer lugar, podemos utilizar razonablemente la división de cada signo en mitades positiva o masculina y negativa o femenina, gobernadas por el Sol y la Luna respectivamente. También podemos aceptar el bien probado sistema de los decanatos, pero más allá de estas divisiones, todavía debemos laborar en el campo de la experimentación. Si, aceptando estas importantes divisiones de un signo en Horas y Decanatos, las aplicamos a cada grado de un signo, habremos reducido nuestras divisiones hasta el punto en que sea seguro proceder actualmente, e incluso entonces la aplicación será insegura a menos que el horóscopo haya sido cuidadosamente rectificado y eliminada toda posibilidad de error en el
Hay 60' en cada grado, que al dividirse, da 30' positivos y 30' negativos. Aplicados en el orden de los signos, veremos que la primera mitad del primer grado de Aries es masculina y la segunda mitad femenina. La primera mitad del segundo grado será femenina y la última mitad femenina, y así sucesivamente a través de los 30° del signo Aries.
La primera mitad del primer grado de Tauro será femenina y la última mitad del primer grado masculina, mientras que la primera mitad del segundo grado será masculina y la última mitad femenina, y así sucesivamente. Así tenemos masculina la primera mitad del primer grado de cada signo positivo y femenina la primera mitad de cada signo femenino a través del Zodíaco. Con respecto a los decanatos, los primeros 20' de cada grado serán de la naturaleza del signo mismo y los 20' siguientes serán de la naturaleza del segundo decanato de ese signo, y los 20' terceros o últimos de la naturaleza del tercer decanato. Sin embargo, como hemos dicho, estas pequeñas divisiones no son confiables a menos que el horóscopo haya sido rectificado especialmente, e incluso entonces se requerirá un juicio más que ordinario para entender su verdadero valor. La astrología del futuro averiguará con toda probabilidad el valor exacto de cada grado del Zodíaco, y en vez de contentarse, como hasta ahora, con el conocimiento de algunos grados, cada grado se estimará en su valor verdadero. La Astrología ha perdido en gran parte el valor de los grados del Zodíaco tomados por separado y conjuntamente y será tarea del investigador del futuro el redescubrirlos y clasificar su influencia en provecho de la astrología genetlíaca.